Las condiciones en las que se
trabajaba eran, evidentemente, muy diferentes a las de hoy en día. Tras
terminar la jornada laboral muchos de ellos, los que vivían más lejanos, se
iban directamente a la iglesia desde donde se trabajaba dicho día. Y al
finalizar la jornada, normalmente mucho más tardías que en la actualidad, la
mayoría de los faeneros no disponían de tiempo suficiente para ir a casa a
ducharse o descansar, por lo que regresaban directamente a la Lonja para
intentar dormir sobre los sacos antes de comenzar de nuevo la jornada sobre las
6 de la mañana.
En 1942 el salario medio de un
obrero en España era de 3.000 pesetas, lo que suponía unas 250 pesetas al mes o
menos de 11 pesetas al día. Gracias a las amabilidad de Emilio León, hermano
mayor de la Hermandad de la Caridad, hemos podido recuperar un
"recibí" de 700 pesetas firmado por Antonio Sáez Pozuelo el 7 de
abril de 1941.
Este recibí es especialmente
curioso, llamándonos poderosamente la atención el hecho casi olvidado de que la
Hermandad de la Caridad procesionó durante varios años el Domingo de Ramos por
la tarde. El hermano mayor de la Hermandad de la Caridad era don José Mollejas,
dueño de la Ferretería La Campana, con quien se estableció un salario de 25
pesetas por faenero; más del doble del salario medio por una jornada laboral en
España. A ello habría que añadir la gratificación para el correspondiente medio
de vino, que como vemos en este contrato ascendía a 50 pesetas, y que por el
importe debía cubrir como mínimo dos rondas; trataremos este asunto más
adelante.
El número de jornales se
establecía en 26 pues el primer paso de la Caridad calzaba 25 hombres
dispuestos en cinco trabajaderas menos el hueco de la cruz. lo que hacía un
total de 24. Número al que en los primeros años se sumaba el jornal del
pertiguero y el capataz, el cual curiosamente cobraba lo mismo que los
faeneros; durante muchos años Antonio Sáez Pozuelo así lo entendía.
Sin embargo las labores del
faenero no terminaban con la salida, sino que para muchas hermandades se hacían
labores de montajes de cultos, desmontajes e incluso traslado de las andas a la
iglesia y de regreso. Para estas labores el capataz tenía un grupo de faeneros
de confianza, de entre 10 y 12 personas para los traslados y alguno menos para
los montajes y desmontajes de cultos, debiendo añadirse una cantidad adicional
por dichas labores.
Continuando con la misma
hermandad, comprobamos que el mismo día Antonio Sáez Pozuelo firmó un recibí
por 90 pesetas en concepto de gratificación con motivo de los trabajos
realizados en el Quinario de dicho año. Si pensamos que en dichas tareas
pudieron colaborar unas 9 personas, sumarían 10 pesetas adicionales, que
sumadas a las 25 anteriores elevaría la cifra total (sin contar con lo que se
pudiera haber cobrado por el traslado de las andas a la iglesia) a 35 pesetas;
o lo equivalente a casi 3 días de trabajo.
Haciendo una cuenta rápida y
teniendo en cuenta que la cuadrilla de los Sáez estuvo al frente de pasos
durante todos los días de la Semana Santa, un faenero podría haber ganado
durante dicha semana unas 200 pesetas. ¡Casi el importe medio correspondiente a
un mes de trabajo!
David Simón Pinto Sáez