Hay epitafios que dejaran comentarios para la historia. Grandes del cine, grandes de la música, o personas con un ángel que aunque mueran, morirán con ese duende que los hizo diferentes en vida y especiales hasta recordarlos años y años pasada su muerte como si los tuviéramos aún con nosotros.
Desde aquel epitafio de John Wayne: “Feo, fuerte y formal”. Que por otro lado dio nombre a una de las canciones más recordadas para siempre del cantante “Loquillo”, pasando por el epitafio del gran Groucho Marx: “Perdonen que no me levante”.
Si a mí me quisieran poner un epitafio, o yo tuviera alguno que elegir, escribir para mi lápida, cuando ya mis días de corretear por las calles de Andalucía toquen a su fin, una cosita como esta: “Nunca pensé que morir, cuando ya el cuerpo descansa, iba a ser aún más feliz, pues ya estoy con la Paz y Esperanza”.
Van pasando los años, y para mí, mi Paz, mi Reina ha sido tantas cosas...
Recuerdo las palabras que me dijo la gran persona de Ortega Ezpeleta en su entrevista, “Si le decimos Madre de Dios a la Virgen, y a Jesús, Nuestro Padre, por esa regla de tres, la Virgen sería nuestra abuela...”
La Paz, a mi MADRE, a mi ABUELA, me las mandó para cuidarme hasta llegar a Ella, eso lo tengo claro, y en ellas, se ve perfectamente la cara de la Paz y Esperanza. He visto a la Paz en tantas mujeres, amigas, novias, hermanas, madre, abuela, tías, primas, mendigas de una simple esquina, pues la Paz, está en cada rincón de mi vida.
¿Para cuándo la Coronación Canónica de mi Madre? Vestidos de colores, sayas de ensueño, coronas de plata que donan algunas personas que ni conozco, ni gusto tengo en ello, tantas y tantas cosas que le puedan dar, pero... ¿Cuándo la Corona del amor de su tierra, de su gente, de sus hijos, sus hermanos, sus novios?
Levantemos del hastío, dejemos la décima Copa de Europa del Madrid a un lado, los problemas diarios, las trabas del destino, PIDAMOS LA CORONACIÓN DE LA MADRE DE LA PAZ Y ESPERANZA.
La Paz y Esperanza, no intenten encontrar en mis palabras algo diferente a lo ya dicho, es más, no busquen nada especial, pues lo que yo pueda decirles de mi Madre, no es ni ínfimamente lo que pueda sentir.
La Paz es aquella que te lleva en volandas hacia un examen, la que te despierta cada mañana con un beso, la que se siente a tu lado cuando el sol de una mañana de verano se posa en tu espalda, la Paz, la Paz, la Paz...
La Paz, era aquello que había en su Hermandad, la que crearon unos hermanos para darle culto, cuidarla, agasajarla, hacerla sentir Reina en este mundo tan diferente a un reino para lo divino. La Paz, no es un caballo, ni una Cruz de Mayo, ni el nombre de una calle, ni una Cuesta del Bailío, ni una lotería de navidad, ni una igualá de su cuadrilla, ni un expediente para echar a un hermano de la Cofradía (que no Hermandad), ni un techo de palio pagado por (pongamos puntos suspensivos), ni un manto para besarle los pies a ninguna persona terrenal por adelantar el dinero, ni un montaje de paso desastroso en que demostrar unos su valía como cofrades, y aprovechar otros para sacar dinero, dinero, dinero, como si eso fuera lo importante. La Paz es lo importante, lo que merece, ES EL SENTIMIENTO DE SABER QUE ELLA, ES LA PAZ, TU PAZ, MI PAZ, LA DE CÓRDOBA, ANDALUCÍA, Y ESPAÑA ENTERA.
No pretendo pues, que sientan esto tantas personas con traje y medalla de su Cofradía (que no Hermandad). Ni se me pasa por la cabeza que personas que llevan dos días en la Cofradía, ignorantes por años no vividos en ella, por temprana edad, y que aún no han saboreado ni experimentado qué es la Paz sepan de qué les hablo. Lo peor, es que tampoco quieren saber, ni aprender quién sembró para que ellos ahora vivan de ese fruto, quién trabajó años atrás por esa Cofradía (que antes, era Hermandad).
No se me pasa por la cabeza pues, que aquellos cuya única preocupación sea la de una corneta en vez de una trompeta tras el Señor de la Humildad me entiendan, los que no sepan qué es ir a un asilo de ancianos a dar compañía, y solamente ver cómo una persona se lleva veinte euros en comida no perecedera, como obra social magna y absoluta lleguen a saber qué es esto que digo, pues con estas obras, aunque importantes, no son suficientes para nada, nunca coronaremos a Nuestra Madre. No pretendo nada, sólo pretendo elevar por penúltima vez la voz, CORONEMOS A MI MADRE.
La Paz es la Paz amigos. Cualquier cofrade, como buen portador de tal calificativo, sabe que mi Madre, también es su Madre aunque en su Hermandad tenga otra advocación, y que ese trocito de Ella que habita en Capuchinos, debe ser nombrado emperador de sentimientos, con su clamor popular y fiesta de amor en SU CORONACIÓN. Ve uno cómo Sevilla entera se vuelca con la proclamada “Reina de Sevilla”, que aquí creo yo, se podía vivir algo muy bonito también mirando a la carita de la Paloma de Capuchinos, visitando a los cordobeses como cada Miércoles Santo, pero en un día festivo, un día dedicado a Ella, para regalo de todos los cordobeses, donde elijamos un día en el calendario sin que esté predispuesto. EL DÍA, SU DÍA, EL DÍA DE LA PAZ Y ESPERANZA.
Esperemos que hayan disfrutado de la feria. Yo en breve salgo para ver a Morante de la Puebla, y seguro, en un lance, en la sonrisa de una niña, en el aplauso de uno de nuestros mayores, yo, también veré a la Paz. Ella, está en todo lo divino que aquí en la tierra, se llama, sentimientos.
CORONEMOS A LA PAZ, REINA DE LOS SENTIMIENTOS, Y MI MADRE.
Fernando Blancas Muñoz
Recordatorio La Chicotá de Nandel: Siempre, la Esperanza