En el día de ayer, cuando el sol empezaba a esconderse entre los pinos marismeños del espejo donde se refleja la cara de la Virgen, la Hermandad del Rocío de Córdoba rezaba la salve en el Puente del Ajolí junto a su ahijada la Hermandad No Filial de Madrid-Moratalaz.
Aún aguardaba la calle Ajolí, donde varias reuniones de casas, hermandades y fieles, esperaban la llegada y el paso de la carreta de la Hermandad. Emocionante la parada ante la casa de las Campanitas y la casa donde nos esperaban hermanos de la querida hermandad hermanada del Perdón.
A sones de Gloria, pues así se llama la campana de la Casa Hermandad, la carreta hacia su entrada en su capilla rodeada de todos los rocieros cordobeses que no podían contener las lágrimas de emoción por cumplir un año más con la tradición de llegar después de 9 días.
Momento sublime los vivas del Hermano Mayor, donde se acordó en ese instante de todos aquellos que movidos por la fe se encontraban allí a las plantas de María Santísima.
Una noche de guardia la que le esperaba al mayordomo y su equipo. Larga noche al lado del Simpecado. Mañana de alegría y colorido exornando la carreta de flor, que este año, el prioste ha tenido a bien utilizar rosa de pitiminí rosa, rosa blanca, lilium blanco, statis malva, margarita verde, astromeria rosa, eucalipto, helecho, frambuesas, fresas y naranjas.
Hoy espera una jornada de alegría en hermandad, pero ya en la Tierra Prometida.
Raquel Medina Rodríguez
Recordatorio Sendero de Sueños: Sólo Tú