Creo recordar que justo antes del parón de esta sección, fue la salida extraordinaria de la Esperanza Macarena de Sevilla. Una extraordinaria plagada de excesos y errores, a mi parecer. Si ustedes me leen asiduamente sabrán que no me gusta ejemplificar diciendo el pecado y el pecador, puesto que entiendo que aquello de señalar con el dedo no es sano, ni siquiera necesario.
En este caso, he comenzado hablando de la reciente procesión de la Esperanza Macarena sevillana puesto que me sirve a la perfección para explicar lo que quiero decir con este artículo. Pero que quede claro que me encanta esta Hermandad y su idiosincrasia.
Al grano. La Macarena estuvo en torno a 24 horas en la calle. Eso es un exceso, se mire por donde se mire. Lo que sucede es que en este universo cofrade en el que vivimos, guste o no, quiera verse o no, desgraciadamente existe la Primera, la Segunda, la Tercera división, y la preferente. Y dentro de la Primera están las Hermandades punteras y las demás. A lo que me vengo a referir, es que existe una permisividad con todo aquello que gira en torno a la Semana Santa sevillana. El motivo, en mi opinión, es que se considera que ésta es la madre y maestra de todas las demás Semanas Santas y que, por tanto, no hay lugar para el error: todo lo que provenga de allí está bien y es perfecto. Es cierto que es la cuna de muchas cosas, pero no de todas (¿sabrán ustedes que el estilo de cornetas y tambores nació en Málaga, no?). También lo es que muchas Hermandades de distintos lugares se miran en el espejo cofrade sevillano para adoptar algunos aspectos para sí mismas. Pero todo ello no debería ser óbice para criticar lo que se hace mal, y no repetir sus errores.
Y es que si hay permisividad con todo lo relativo a lo cofrade en Sevilla, ni que decirles con las Hermandades que se consideran punteras en la ciudad hispalense. Así que si el palio de la Esperanza Macarena se tira una jornada completa (las 24 horas) en las calles, más el desesperante retraso del traslado hacia la Catedral, no pasa nada, porque es la Reina de Sevilla y los sevillanos tienen que disfrutarla. Pero si un palio de la jornada del Miércoles Santo se retrasa en su entrada, a darle palos por todas partes… No digo que haya que permitir esto, sino que hay que hacer una crítica ecuánime y justa.
A eso me refiero, a ese doble rasero que existe para medir los acontecimientos, actitudes y decisiones de las Hermandades según la ciudad de la que provengan, o según la corporación de la que se trate dentro de una misma ciudad. Porque estoy convencido de que algo similar, pero a pequeña escala, sucede en otras ciudades que no sean la capital andaluza. Hay Hermandades a las que se le permite todo, y otras a las que se les está esperando al mínimo error para verter todo tipo de críticas. Y yo creo que en esto de las Cofradías, como en todo en la vida, lo importante es situarse en el punto intermedio, sabiendo analizar cada situación de forma crítica, y decidir en consonancia. Se trate de analizar a una Hermandad de Córdoba, Jaén, Granada, Sevilla… O nuestra propia junta de gobierno. Seguir a Jesús nos convierte en personas libres, utilicemos esa libertad como cofrades para reflexionar sobre cómo están las Hermandades actualmente, para mejorarlas desde nuestra parcela de responsabilidad.
José Barea