Habiendo leído el magnífico artículo escrito en Gente de Paz ¿Cuánto vale la música? por uno de mis compañeros preferidos de debate cofrade-musical, Alfonso García,
me he decidido a escribir sobre un tema al que le tenía ganas desde hace
tiempo. He de decir que estoy de acuerdo en gran parte con el mencionado
artículo, al que haré referencia en distintos momentos de este texto, pero me
gustaría aportar una perspectiva distinta, la del lado de las Hermandades en
esa eterna “disputa” –dicho en su vertiente más inofensiva- que existe entre
bandas de Semana Santa y Cofradías. Sí quiero dejar clarísimo que no es una
respuesta a Alfonso en absoluto, con quien mantengo una relación excelente, de
hecho lo he comentado con él y ambos pueden llegar a ser textos
complementarios. Que nadie trate de buscarle los tres pies al gato.
Hay un aspecto que es innegable y es necesario señalar para que se
entienda mejor el artículo. Conviene distinguir entre dos tipos de Hermandades
con respecto a lo económico: las poderosas (normalmente capitales de provincia
o ciudades importantes) y las humildes (el resto). Las poderosas no tienen
ningún problema: entre subvenciones del Ayuntamiento, donaciones, cuotas de
hermanos… Pero en los tiempos en que vivimos, muchos se dan de baja de las
Cofradías de índole más humilde, hay menos participación en los actos que estas
organizan para recaudar dinero y, como consecuencia, su economía se ve
fuertemente damnificada. ¿El resultado? Hay que recortar, y lo primero en lo
que se recorta es en bandas, como es lógico, puesto que no sería de recibo
pegar un tijeretazo en caridad, por ejemplo. Por ello, las bandas no pueden
pretender cobrar lo mismo que hace diez años, simplemente porque una Hermandad
no puede destinar más del 50% de sus ingresos para pagar a las bandas.
Dice Alfonso en su artículo que a veces la respuesta que ha obtenido de
alguna Hdad. es la de que “tenemos quien venga por menos dinero”, y que así no
hay forma de competir. Mi respuesta, y se la he comentado a él, es que
sencillamente a veces no queda más remedio que buscar la banda más barata sin
prestar demasiada atención a la calidad musical. Otro aspecto que me gustaría
señalar es algo que alguna que otra vez he comentado con un buen amigo cofrade
de mi ciudad. Y es que ambos compartimos la sensación de que, cada vez más,
parece que las bandas, más bien las juntas directivas de las mismas, pretenden
tocar el mínimo de horas cobrando el máximo de dinero. Y nos preguntábamos
ambos… ¿Un músico se tira ensayando todos los días de la semana durante todo el
año para tocar tres, cuatro horitas y embolsarse lo máximo posible? La
conclusión a la que llegamos ambos es que no, y creo que esto lo suscribiría el
99% de los músicos cofrades.
Pero hay algo que me molesta especialmente con respecto a las cantidades
que demandan las formaciones musicales según la Hermandad que sea. Vaya por
delante que cada banda es libre de pedir lo que quiera, y que es evidente que
la ley de la oferta y la demanda es la que impera en este terreno. Si antes
decía que parece que se pretende tocar el mínimo de horas cobrando el máximo,
hay que decir que las reglas del juego cambian si la Cofradía en cuestión es de
una capital o una ciudad importante como puede ser Jerez. Y es que lo que me
parece totalmente injusto es que las bandas se ofrezcan a tocar a Hermandades
de capitales por cantidades irrisorias, nulas o cuanto menos MUY inferiores a
lo que piden a Hermandades humildes. Cuando precisamente las Cofradías de
capitales son las que más poder adquisitivo tienen y las que, aparentemente,
menos problema habrían de tener para pagar cachés altos (y merecidos, por qué
no decirlo) a la formación musical de turno. Pero, en cambio, se pone la excusa
de que actuar estas ciudades importantes sirve para darse a conocer al panorama
cofrade del lugar, algo que me parece muy lógico, y que, por ello, compensa
cobrar poco para posteriormente ser contratados por más Hermandades. Pero aquí
estoy un poco en desacuerdo con Alfonso García, puesto que yo comparto la
responsabilidad de este hecho entre las dos partes: Hermandad y banda. A la
Hermandad poderosa de turno le achaco que, teniendo dinero, permita que las
bandas se les regalen a cuanto menor precio, mejor. Estaré pecando de inocente,
puesto que resultaría sencillo pensar que si una buena banda se te está
ofreciendo por muy poco dinero, ¿para qué vas a gastarte más? Pero en este
punto conviene apelar a la moralidad de las Cofradías y especialmente al
sentido de la responsabilidad. Y es que la otra parte de la “culpa” recae sobre
la banda. Si te “regalas” a una Hermandad de capital, es lógico que para cubrir
gastos tengas que ingresar dinero desde otra fuente. ¿Adivinan cuál?
En efecto, la otra fuente son las Hermandades humildes. Esas que han de
pelear cada euro que la Cofradía genera y cuyos tesoreros han de hacer malabares
para poder tener los gastos cubiertos. Y es que el dinero que dejan de ingresar
por “darse cartel” en ciudades importantes, lo generan asfixiando, sí,
asfixiando, a Hermandades de pueblos o ciudades que se las ven y se las desean
para sobrevivir en estos tiempos de crisis. Esto es lo que me parece realmente
injusto, y esta es la verdad incómoda que reza el título del artículo. Que una
banda pida el cuádruple a una Cofradía humilde que a otra Hermandad que ingresa
cinco o seis veces más que esta es algo, y que me perdone quien pueda sentirse
ofendido, verdaderamente insultante y que escapa de toda lógica y razón. Y que se desmarque de esto la banda y
el músico que quiera, de hecho me consta que hay bandas que piden cantidades
lógicas a las Hermandades sin importar si son de capital o de provincia, y
muchas veces se quedan sin contrato porque la Cofradía de capital de turno
elige a la más barata. Yo la
solución la veo tan clara como utópica: que pague más quien tenga más facilidad
para ello, y que pague menos quien tenga menor cantidad de ingresos. O, al
menos, que se igualen las cantidades. Esto es algo que sería lógico en una
atmósfera justa y solidaria entre cofrades, pero lamentablemente vivimos en un
mundo en el que el egoísmo y el aprovecharte del de al lado son las leyes que
rigen la sociedad, y las Hermandades son, ni más ni menos, un mero reflejo de
ello.
José Barea
Fuente: http://article.wn.com/view/2014/03/14/El_primer_certamen_de_bandas_la_novedad_de_la_Semana_Santa_a/