Raquel Medina. 4 de octubre. Una fecha que la ciudad de Huelva tardará en olvidar. Un día para el recuerdo de los cofrades que tuvieron la suerte de poder vivir el broche de oro que, la Hermandad de la Esperanza, tenía preparado. La Hermandad onubense nunca se imaginó todas las muestras de cariño que su Titular recibió de la ciudad. Todo el centro engalanado con guirnaldas, altares para cuando la Esperanza pasara. Se cambiaron saetas por sevillanas y plegarias, como las que interpretaron el Coro de la Hdad. del Rocío de Emigrantes o los grupos Onuba o Cantares de Huelva. Se cambió el florecer de las flores de la primavera, por el color amarillo de las hojas, propio del otoño...
A las 19:00 horas, se abrieron las puertas del Templo, ante la mirada y la espera de un gran número de público. Tras la Banda del Cristo de la Expiración, que abría el cortejo, iba saliendo la comitiva que, acompañaba a la Virgen. Hasta que Ella apareció. Y todo se volvió un suspiro que terminó en aplauso, sobretodo cuando después del Himno Nacional, la Banda de Música de Moguer interpretó Esperanza de Iván Macías.
El itinerario lo pudo completar sin problemas, siempre rodeada del cariño de todos los onubenses y todos aquellos que no quisieron perderse esta efeméride. Cabe destacar el momento emotivo de su paso por el Templo fundacional, o cuando el palio se acercó a la antigua casa de los Sardiña, donde se albergaron los sagrados titulares.