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jueves, 9 de abril de 2015

Enfoque: ¿Se repitió la Madrugá del Pánico?


Blas Jesús Muñoz. Conforme avanzan los días las noticias, vídeos y demás informaciones relacionadas van en aumento. Todo ello, unido a diversas voces que apuntan a un desencanto cada vez más sintomático, acerca de cuanto ocurre y acontece alrededor de la Semana Santa. Hecho, este último que, por no ir relacionado, no deja de ser o pertenecer a otra de las aristas del problema.

Porque es un problema el que viven las cofradías en época contemporánea. Dejan momentos puntuales que las subliman, pero habitan dentro de una generalidad preocupante, deslavazada, chavacana, inculta en casi todos sus estratos que no hace sino dar cuenta -aunque se prefiera mirar hacia otro lado- de que vivimos en un punto absolutamente crítico.

En noventa minutos hubo diversas avalanchas. Las imágenes de Macarena, Silencio o Gitanos lo demuestran, por más que, desde el principio, se intentara suavizar y atenuar la realidad. Evidentemente, a nivel mercantilista (turismo, hostelería, restauración, pernoctaciones, etc.) no conviene ni un ápice que el visitante vea la Semana Santa, en este caso, la sevillana, como un deporte de riesgo en el que no sabe por qué lado va a caer la moneda.

Se intenta tapar como en 2000, pero la diferencia con el cambio de milenio está en Internet. Entonces lo había, aunque ni mucho menos tan instaurado como ahora. Entonces, como ahora, los medios oficialistas se autocensuraban sin mayor empacho. En cambio hoy, cualquiera puede subir un vídeo a Facebook, Twitter y demás. Lo que obliga a parte de esos medios a dar el paso, medido por supuesto, pues, aparte de correr el riesgo de quedarse atrás, de camino consiguen audiencia que eso -para quien vive de informar- es el pan de cada día.

Los hechos sucedieron y, más que probablemente, estaban organizados. Se produce el curioso detalle de que se cumplían 15 años del original y, a modo de extraordinaria bajo cualquier excusa, a alguien le pudo parecer la hora de conmemorar (ya ni se espera a los 25). Como lo celebramos todo, pues todo es todo, hasta ésto. Y, con suerte, a alguien igual se le ocurre echar la culpa a ZP o a Podemos (que está más nuevo). 

Lo que parece claro es que no pasó nada, comparado con las hipótesis que se pueden poner encima de la mesa. Ese es el lado positivo que nos debería empujar a reflexionar seriamente y que, de una vez, los que pueden hacerlo, nos contarán la puñetera verdad de las cosas.









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