Como en la otra cuaresma recién terminada, quiero que corran, que vuelen las semanas que me separan de ese mágico momento donde el hijo o la hija se encuentra con su madre.
Sonarán en mi mente repiques de campanas con sones gloriosos, pues esos minutos los recordaré mientras viva y, a pesar del esfuerzo de ese instante, y de la intensidad con el que lo viviré, seguro que al momento estaré de nuevo repuesta para seguir disfrutando.
Alrededor de 40 días y unos minutos me darán la fuerza para luchar toda una vida a tu lado
Alrededor de 40 días para vivir ese momento con el que sueño cada madrugada; por el que cuento las lunas cada noche desde mi balcón y me acurruco en mi regazo anhelando ese olor que me acompañará por siempre.
Alrededor de 40 días y, a pesar de vivirlo a través de una pequeña ventana, me inundarás de la fuerza suficiente para vivir con intensidad ese otro momento sublime en mi vida, ese que la cambiará por siempre.
Raquel Medina