Blas Jesús Muñoz. Una decisión, cualquiera en la vida, tiene su efecto(s) correlativo. En cofradías las consecuencias (como la canción de Bunbury) son inevitables y una determinación las produce, incluso, cuando ya pareciera que nada tiene que ver aquel voto que uno dio en una reunión de junta de gobierno.
La extraordinaria del Caído contará con dos grandes formaciones. Una de ellas, Las Cigarreras, se halla en las bandas de cornetas top de casi cualquier cofrade al que preguntes. Sin duda, el Señor de los Toreros irá más que bien acompañado ese día, musicalmente hablando.
La relación de conceptos viene dada porque las Cigarreras no es la banda que los acompaña habitualmente, sino que es la de Caído y Fuensanta, la cual no queda ahora en muy buen lugar. Se supone (a tenor de la decisión adoptada) que para el Jueves Santo sirven, pero para la extraordinaria no. O, peor aun, el mensaje pudiera ser que para la salida habitual nos conformamos con lo que sea, pero para la extraordinaria traemos a una formación de las de nivel.
Se mire por donde se mire, la decisión no hace sino mostrar que la hermandad -sus dirigentes, en este caso- no confía en la banda. De hecho, la situación es humillante para la banda que, un día llegó a pertenecer a la cofradía, queda desplazada en un evento que se supone importante. Si fueran coherentes el Jueves Santo tendría que venir una banda de corte similar.