Como bien dice el refrán "no ofende quien quiere sino quien puede". Si algún iluminado convocante y/o autorizador pensó durante algún miserable instante que el universo cofrade podría verse insultado por determinada medida, se ha equivocado de pleno.
El próximo 26 de septiembre, la ciudad de Córdoba celebrará con una salida extraordinaria que atraerá visitantes de toda Andalucía, el 250 aniversario fundacional de una de las hermandades con mayor tradición de todas las que configuran nuestra realidad cofrade, en torno a una de las devociones fundamentales de la tierra de San Rafael. Y así será, moleste a quien moleste. La ciudad de nuestro presente se fundirá con la de nuestros antepasados, esa en la que mi bisabuela acudía a la Cuesta de San Cayetano, para reflejar su mirada en la de Aquella que consolaba las miserias de su lucha cotidiana, antes de que los "amantes de la libertad" optasen por defender la república metiendo fuego al "peligroso refugio de golpistas" en que el hogar de Jesús Caído al parecer se había convertido. El Nazareno que hunde su rodilla en las miserias de nuestras vergüenzas se levantó poderoso, para vencer con su majestad al odio irracional de sus vecinos, y continuar sembrando el caminar de la Córdoba que quiere escuchar con su mensaje de paz infinita.
El mismo día, en la ciudad de Osio, Acisclo y Victoria, pero también de Séneca, Maimónides y Averroes, de todos o de ninguno, se celebrará un pasacalles organizado por el colectivo de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, (a quienes esperemos que el concejal Aumente no pretenda girar tasa por el uso de la Policía Local) y más allá de poder pensar legítimamente, que 52 semanas al año, 42 si se quiere, obviando determinadas fechas clave, son suficientes para que no coincidan varias celebraciones un mismo sábado imposibilitando que las personas que lo deseen puedan disfrutar de ambas, y siendo absolutamente consciente de que no es casual la simultaneidad, tal y como indicaba al principio, si alguien, convocante y/o autorizador ha pensado en algún instante que con la coincidencia insultaba o escandalizaba al universo cofrade y de paso lo dejaba en evidencia como "sector rancio, homófobo" o cualquier otra imbecilidad que la patulea giliprogre se ocurra atribuir a los cofrades y por extensión a los católicos, ha pinchado en hueso al estoquear, con perdón.
Si existe un colectivo social, que nadie lo ponga en duda, en el que la homosexualidad se ha vivido con total naturalidad en esta España negra y provinciana ha sido el cofrade. Mucho antes de que fuese moneda común ver a gais, sin ocultar su condición, en el cine o los medios de comunicación y por supuesto, ocupando cargos públicos o puestos de relevancia en cualquier partido político, incluyendo en los que militan todos estos engañabobos que ahora colocan en los ayuntamientos la bandera arco iris, sin mostrar los mismos complejos que tienen a la hora de colgar la que ampara la Constitución, lo era verles ocupar cargos de confianza y puestos en juntas de gobierno sin que a nadie le importase con quien compartían su vida y siendo tratados con el mismo respeto que sus semejantes, ni más ni menos. De modo que no venga nadie envuelto en la bandera del giliprogresismo barato a dar lecciones de integración a los cofrades, porque nosotros hemos considerado iguales a quienes otros únicamente lo hicieron para salir en la foto sujetando pancartas y alcanzar réditos políticos y lo hemos hecho con absoluta espontaneidad, sin obtener nada a cambio más allá de tener la infinita fortuna de encontrar a nuestro lado a algunas de las personas que más han contribuido al enriquecimiento de nuestras corporaciones, en todos los sentidos, humano, artístico, espiritual y patrimonial. Imaginar una respuesta en contra por parte de los cofrades, he dicho cofrades y no kofrades, demuestra una ignorancia supina e irritante y un desconocimiento absoluto de lo que son las cofradías. No desesperen, no obstante señores odiadores de todoloquehuelaaincienso, las cofradías, al contrario de sus núcleos de poder cerrados a cal y canto para ustedes, sus familias y sus amigos, están abiertas de par en par para que accedan a ellas para conocer su auténtica realidad. Acérquense, entren y aprendan lo que es integración verdadera y democracia real, esa que existía en tiempos de la bandera del águila mientras otros vivían del régimen o se aprovechaban del sindicalismo vertical, pero háganlo de verdad, salir de costalero para no volver no enseña nada, señor García.
El próximo 26 de septiembre, bajo las 1700 colgaduras con las que la hermandad inundará las calles de la ciudad, muchos homosexuales cordobeses caminarán junto a Jesús Caído y no en la cabalgata que tendrá lugar en el mismo sitio y a la misma hora, que será sin duda una celebración que estará llena de gentes venidas de fuera y en la que, con total seguridad, faltarán aquellos que estarán rezando junto al Rey de San Cayetano, algunos con cirio y otros sencillamente tras sus pasos, enseñándole al mundo su mensaje de verdadera igualdad...
Guillermo Rodríguez