Blas Jesús Muñoz. Hay que reconocer que el Presidente del Córdoba Club de Fútbol, Carlos González, tiene arte para responder al Primer Teniente de Alcalde al que ha vetado la entrada al palco del estadio diciendo que le han hecho un favor. Y, para qué negarlo, estoy de acuerdo con él. Sobre todo porque, aparte de que el interfecto negara hace un año sus deseos de acudir al palco, un buen comunista no se deja ver en epicentro capitalista.
Creo que tal favor se podría hacer extensible a las cofradías y que saliera de Pedro García no acudir a un sólo acto cofrade ni religioso. Pero, ¡ojo!, las jornadas del Ramadán son religiosas o llevan implícito dicho componente, ¿o acaso la aconfesionalidad del estado sólo afecta a la religión católica?
Ya les digo yo que sí o al menos eso parece. Como también les digo que, un amplio sector de la izquierda que ahora gobierna en muchos lugares de nuestro país es la misma a la que tanto miedo le daba decir que eran españoles, les causaba urticaria la bandera y se les giraba en tres tirabuzones el cuello si oían la palabra Iglesia. Los mismos que emiten un discurso falsificado de Engels (el que sabe quien es Engels) porque no superaron en verdad el idealismo hegeliano para alcanzar a su discípulo más aventajado, Carlos Mordechai.
Así las cosas, siempre -sea del partido que sea- he preferido que no haya políticos en los desfiles procesionales porque no vivían con sus caras relucientes el significado verdadero de la profesión de fe. Pública, no para ofender a nadie, sino para dar testimonio en un país que se autodefine como libre. Que vayan a las quintas jornadas de comida kosher o al séptimo encuentro de mormones de Andalucía Occidental, pero que nos dejen tranquilos, en paz. Y si no que alguien llame al Presidente del Córdoba y les explique como se hacen favores.
Recordatorio Enfoque: El veto más aplaudido
