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miércoles, 12 de agosto de 2015

La Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Columna de Daimiel


En esto de la Semana Santa, hay gran cantidad de cosas dignas de conocer más allá del territorio andaluz. Tendemos a pensar que Andalucía tiene el monopolio y lo mejor del ámbito de lo cofrade, y estamos cometiendo errores de bulto, motivados por una mezcla de ignorancia y prepotencia. Ocurre en todos los aspectos de esto de las Cofradías: imaginería, pasos, cuadrillas… y bandas. No será la primera –ni la última- vez que escriba sobre formaciones musicales que se escapan de los límites de Andalucía, pero conviene recordar una vez más que hay lugares que esconden tesoros cofrades, como decía antes, dignos de ser vistos, o escuchados en este caso.

Hoy les voy a hablar sobre la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Columna de la localidad manchega de Daimiel, conocida popularmente como la Banda de los Coloraos debido al color de la túnica de su Cofradía. Nacida un 23 de agosto de 1998, y ya con más de quince años tras sus espaldas, nos encontramos ante una banda que deja una firma propia en todas aquellas Hermandades a las que pone sus sones. Bajo el amparo de Joaquín Martín de Consuegra Pozuelo, presidente de la banda y de la Hermandad por aquel entonces, la formación musical comenzó a dar sus primeros pasos. Un año más tarde, en el Teatro Ayala de su localidad, se produce el estreno oficial de la banda, que por aquel entonces contaba con un grupo de 30 componentes sin ninguna experiencia, bajo la dirección musical de Juan Luis Huertas Díaz. Desde el primer año de vida de la banda se viene celebrando el “Concierto Cofrade” que se celebra en cuaresma y por el que han pasado bandas de renombre como la del Cautivo de Sanlúcar o las Tres Caídas de Sevilla.


En el año 2000 se produce el hermanamiento con la B.C.T. Desamparados de Sevilla, debido a la estrecha relación entre ambas bandas de cornetas. Un año después, las funciones de la dirección tanto musical como general recaen sobre Antonio García-Maroto Silva. También se produce el cambio al uniforme de gala, compuesto por chaqueta y pantalón azul oscuro y gorras de plato, rematado por cinturón de color rojo “colorao”. En 2004 se produce el lanzamiento de su primer trabajo discográfico, con diez marchas grabadas entre las que se percibe una inclinación por el estilo trianero. Composiciones como Silencio Blanco, Tres Caídas de Esperanza o Emmanuel forman parte de este disco, así como Aromas de Jueves Santo, que da título al trabajo discográfico y viene a ser la primera composición propia de la banda daimieleña. 


En 2005, y dos años después de su primer participación, la Banda de los Coloraos vuelve a actuar en MUNARCO. Ese mismo año deciden cambiar de nuevo la uniformidad, destacando el fajín “colorao” en honor a su Cofradía. Pisan la Comunidad Autónoma de Andalucía por primera vez en 2006, tocando tras el misterio de la Hermandad de la Humildad y Paciencia de Martos (Jaén). Cinco años más tarde, con un crecimiento considerable de componentes y calidad musical, se cambia nuevamente la uniformidad que permanece en la actualidad. De corte elegante, está compuesta por una chaqueta tipo levita y pantalón en azul marino, gorra de plato blanca y corbata de color rojo. A finales de 2012 la dirección musical pasa a manos de los hermanos y componentes de la banda Juan Carlos y David Martín-Consuegra Céspedes. Son ellos dos los creadores de un estilo de marchas procesionales único e inigualable en el campo de la corneta y el tambor. Composiciones que mantienen un nivel altísimo de exigencia de principio a fin, en las que cada instrumento es importante y donde la percusión toma un protagonismo que dota a las marchas de un poderío y de un sello que se marca a fuego en los corazones de las cuadrillas que disfrutan de la Banda de la Columna de Daimiel.


En 2013 sale a la luz su segundo trabajo discográfico, titulado “Al Consuelo de tu Alma”. Tiene la particularidad de ser un trabajo compuesto íntegramente por marchas propias de la banda daimieleña, casi en su totalidad compuestas por los hemanos Martín-Consuegra Céspedes. La marcha que da título al disco es de mis favoritas pero no de esta banda, sino del ámbito de la corneta y el tambor. Un comienzo muy dulce, que pronto deja paso a un derroche de potencia y elegancia de voces de cornetas que se suceden a lo largo de la composición, con diálogos maravillosos entre distintos instrumentos que vienen a conformar una marcha plagada de contrastes. Una obra maestra, sin duda. Otras marchas, como Descendido en San Andrés, dulcísima de principio a fin, Requestcat in Pace, llena de elegancia y con una marcada línea sobria, o Mi Dios Cautivo, donde la percusión brilla con luz propia, motivando una riqueza extraordinaria de matices de los distintos instrumentos, vienen a conformar un trabajo discográfico sencillamente espectacular. Pocas bandas, ni si quiera las más “grandes”, pueden presumir de poseer un CD en el que todas y cada una de las marchas sean dignas de escucharse más de una y de dos veces. Y tampoco de sonar igual de bien en el estudio de grabación que en la calle.


En la actualidad rondan los 85 músicos, y se han convertido en un referente no sólo para las bandas de su zona, sino en mi opinión para muchas de Andalucía. Su repertorio está determinado por tres grandes corrientes, además de algunas composiciones de corte clásico como Cristo del Amor, Soledad de San Pablo o Siete Palabras, que no pueden faltar en ningún repertorio del estilo de las cornetas y tambores. La primera de ellas es la de la B.C.T. Tres Caídas de Sevilla, con composiciones como Abrazado a Triana, La Pasión o Pureza, que defienden con una suficiencia digna de admirar. Asímismo poseen varias marchas de la B.C.T. Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, como Historia de un Profeta, Madre o Una Vida de Esperanza. Un estilo muy exigente, interpretado con una soltura envidiable por la banda manchega. Finalmente, y por lo que verdaderamente destaca esta banda, es por su repertorio propio. Del anteriormente mencionado disco se mantienen hasta ocho composiciones en la actualidad, todas ellas de un altísimo nivel. A estas ocho marchas hay que añadirles otras de reciente creación que no sólo mantienen el nivel compositivo del trabajo discográfico, sino que suponen una total innovación y un paso adelante hacia la primera línea de las bandas de cornetas y tambores. La Crucifixión, marcha que ya quisiera para sí cualquiera de las bandas del panorama musical cofrade, posee un solo altísimo, seguido de una explosión total de  sones cofrades, con lamentos de cornetas, sostenidos por la melodía de unos bajos que se hacen notar con luz propia y con la característica percusión que me atrevería a calificar de frenética por momentos. Hermanos por Santa Ana, con un comienzo muy intenso protagonizado por la cuerda de cornetas, y con alguna reminiscencia al estilo trianero, es ideal para cualquier misterio que ande con cambios, al estar llena de contrastes. Finalmente, la marcha La Sentencia es de aquellas marchas que, de no existir, habría que componerla. Es la perfecta síntesis de todo lo que, torpemente, he tratado de describir al hablar sobre el estilo propio de la perfección daimileña. Una melodía de ensueño que se desarrolla a lo largo de la marcha con distintas intensidades y dibujada con una brillantez exquisita por los distintos instrumentos. La percusión a lo largo de esta marcha es un delirio de exquisitez y contrastes, desde suaves redobles hasta una actividad frenética. Armonía perfecta, sosteniendo a las voces de corneta cuando les toca lucirse, que es en gran parte de la composición, y dejando destellos de calidad cuando estas callan. Cornetería tan exigida como exquisita, con momentos de intensidad máxima que recuerdan a obras de Rosario de Cádiz. En definitiva, una de las mejores marchas que en mi opinión se han compuesto en los últimos tiempos. Los hermanos Martin-Consuegra Céspedes, con su talento natural para la composición, son los creadores de un estilo que hace que la Banda de los Coloraos destaque de entre todas las demás por méritos propios.


La Banda de la Columna de Daimiel es un claro exponente de inconformismo, trabajo y sacrificio. Con menos de veinte años de existencia han pasado de caminar por otros estilos musicales a ser ellos mismos los arquitectos de su propio repertorio, y no de cualquier forma. Hay muchas bandas que persiguen la creación de un repertorio propio desde el que dar rienda suelta a su propia personalidad, pero pocas consiguen una línea compositiva tan característica y a la vez tan agradable al oído como la banda daimieleña. Digo que es un claro exponente de sacrificio e inconformismo ya que, a pesar de encontrarse actualmente a un nivel altísimo, no cejan en su empeño de perseguir la excelencia musical. Da buena cuenta de ello el hecho de que sólo hayan cesado los ensayos durante una semana, cuando la mayoría de formaciones musicales descansan entre un mes y todo el verano. Bien harían muchas bandas andaluzas en tomar como ejemplo la magnífica labor que viene realizando esta formación manchega. Bendita sea la Pasión colorá, lema que aparece en la batería de la banda, y que perdure en el tiempo por mi tierra tras el portentoso paso de misterio y gran cuadrilla de la Hermandad de la Flagelación, una conjunción digna de ver. Hay muchos tesoros fuera de nuestro territorio andaluz, y la Banda de los Coloraos es un muy buen ejemplo de ello. Sólo ellos saben dónde se encuentra su techo, ya que estamos ante una banda en constante y notable crecimiento.


José Barea







Vídeos

La Sentencia

Hermanos por Santa Ana, La Sentencia y La Crucifixión

Una Vida de Esperanza

Al Consuelo de tu Alma

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