Blas Jesús Muñoz. El mundo del costal o, en este caso, el de los cargadores suele verse mencionado con cierta asiduidad por la repercusión mediática que el mismo produce, sobre todo, alrededor de los distintos llamadores. Si bien, en alguna que otra ocasión, su aparición se debe a llamativas y necesarias acciones como la desarrollada por los cargadores de la Expiración de Cádiz.
Así las cosas, hace relativamente poco tiempo, la cuadrilla del Santísimo Cristo de la Expiración se reunía para exponer los distintos problemas económicos que los diferentes miembros de la misma tienen. De tal manera que comenzó a fraguarse una iniciativa consistente en hacer listas y compra de artículos, entre ellos mismos, de cara a ayudar a sus congéneres. Siendo ya cuatro las familias que reciben la misma.
Anónimato y autogestión
"Esta iniciativa nace de la inquietud de un grupo de cargadores sobre algunos miembros de la misma y allegados que están pasando verdaderos problemas para poder llegar a final de mes, para poder tener una comida digna. Para intentar paliar esta lacra de la sociedad, decidimos reunirnos y hacer una lista de las personas que colaboran y del producto que pueden aportar para ayudar. Asi hemos conseguido el primer mes ayudar a una familia, y, en tres meses, hemos subido y podemos ayudar a cuatro familias y esperamos poder seguir creciendo siempre con la ayuda de personas desde el anonimato quieran colaborar para, en la medida de lo posible, paliar este problema".
Con estas palabras del capataz, Francisco Vázquez, se deja a las claras el cariz de una iniciativa donde el anonimato (los cargadores que participan saben que van a ayudar a un compañero sin conocer su identidad) y la igualdad son premisas ineludibles. Dando cuenta de un "sindicato" que nunca fue tan necesario y funcionó tan bien.
