Sigue avanzando el verano lentamente y la calor hace que me encuentre más alicaída de los normal y abra el baúl de los recuerdos y sueños. Pasan los días y dentro de unos pocos la aldea del Rocío volverá a ser un hervidero de corazones cobijados bajo el amparo de la Señora.
Unos días y se celebrará el Rocío Chico, donde se conmemora el voto de acción de gracias hacia la Santísima Virgen por parte del pueblo de Almonte. Sin embargo, en la mente de todo rociero, más especialmente en la de los almonteños, sólo ronda que pasen pronto los cuatro años que faltan para volver a vivir el traslado y ver a la Virgen ataviada con su traje de pastora.
Soñamos con volver a verla con tirabuzones y sombrero. Con su traje de viaje de gran señora y adentrarse en el camino de Los Llanos bajo esa nube de polvo que forman esas benditas arenas y que dan esa sensación de estar viviendo un sueño.
Soñamos con sacar las escopetas para lanzar salvas al aire en señal de alegría y emoción. Un ruido que no es más que símbolo de júbilo de un pueblo que espera con impaciencia que pasen pronto siete años.
Soñamos con volver a ver Almonte vestido de arcos blancos de flores e impregnarnos del olor del romero que dan forma a las columnas que sustentan dichos arcos.
Soñamos... Sólo nos queda soñar y pedir que pasen pronto estos cuatro años.
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Lo que debería ser y no es
