Suspira el querubín por aquellos quienes ahora hacen de su pasado algo que no existió. Arrepentidos que encontraron un hueco capitular y que ahora no desean que la arpillera de un costal o un alba de diácono ensucian su carrera rutilante.
Suspiros alados que se divierten recordando los días de antaño donde se rezaban aludes y se recibían clases y manuales de Moral o Escatología que luego se cambiaron por el programa electoral que se ajusta mejor a la medida de algunos.
Suspira el Ángel porque sabe que la curva es cerrada y los que antes gritaban unas consignas ahora por otras han llegado más lejos que cualquier cofrade o que cualquiera cuenta historia como le ha venido o la ha escalado.
Joaquín de Sierra i Fabra
Fuente Fotográfica