Con esta frase, sacada de contexto, se ha excusado el hermano mayor de la Cofradía de las Angustias, Rafael Fernández Aguilar, ante la polémica situación originada por el propio mandatario, y su junta de gobierno, en esta finalizada semana. La historia ya lo conocen. La hermandad contrató el pasado martes a la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Espinas para acompañar al imponente misterio de la Piedad durante la estación de penitencia del próximo Jueves Santo, aún existiendo un contrato con la Banda de Música Tubamirum, y al cual le restaba cuatro años.
Con este hecho, la junta de gobierno estaría incumpliendo el artículo 28.1., hallado en el reglamento aprobado por la corporación de San Agustín a comienzos de 2015, y en el que se recoge lo siguiente: "De acuerdo con la tradición y siempre que no exista imposibilidad, el paso de Nuestra Señora de las Angustias contará con el acompañamiento de una banda de música de plantilla completa, que interpretará marchas fúnebres y solemnes acordes al espíritu de la hermandad". Ante dicha infracción de las reglas, que todo apunta a que ha sido denunciada al Obispado, el regidor de esta cofradía cordobesa se ha pronunciado al respecto, afirmando que "no incumplimos el artículo, porque en él se exige banda de música y una formación de cornetas y tambores también es una banda de música".
Y no le falta razón al señor Fernández Aguilar. Por supuesto que una formación de cornetas y tambores es una banda de música, si bien no es de plantilla completa, tal y como exige la norma expuesta anteriormente. Una evidencia a la cual responde que la mencionada pauta hace referencia a que "la citada banda cuente con todos los instrumentos que se le suponen a ese tipo de formación". Unas declaraciones que sugieren que, al entender del hermano mayor, tal corporación musical del Zumbacón cuenta con todos los instrumentos dispuestos por una banda de plantilla completa, lo cual viene a poner en tela de juicio el conocimiento de Aguilar ante el asunto en cuestión.
Y no es que un servidor sea un erudito en la música procesional y todo su entorno, donde se encuadra el mundo de las bandas. Sin embargo, únicamente me aferro a la razón para comprender que las bandas de cornetas y tambores están formadas, como su propio nombre indica, por cornetas y tambores, si bien con el paso de las décadas se han venido incorporando nuevos instrumentos a las filas de estos conjuntos, como pueden ser los trombones, los bombardinos o las tubas, los cuales también se encuentran en bandas de plantilla completa, en las que se utilizan otros instrumentos, que los diferencian en base a su uso con respecto a demás corporaciones musicales.
Con ello quiero rectificar el desliz de Rafael Fernández o, en su defecto, la confusión que ha pretendido ocasionar con el fin de justificar una revolución musical con la que se pretende transmitir con mayor entusiasmo en la calle. Aguilar argumenta igualmente la decisión de contratar a una entidad de cornetas y tambores al descenso en el número de nazarenos y al modo de andar de los costaleros, por lo que achaca a las marchas procesionales interpretadas (sublimes, por cierto) el supuesto decaimiento en esta hermandad del Jueves Santo.
Quizá, sea un aliciente menos para contemplar el grupo escultórico de Juan de Mesa la próxima Semana Santa, si bien este que suscribe volverá a acompañar a la Virgen de las Angustias durante su caminar por las calles califales el año venidero, puesto que lo importante es Quién va arriba.
P.d.1: Mi enhorabuena a la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Espinas por alcanzar tan significativo acuerdo. Se esboza una atractiva Semana Santa de acompañamientos para tan armoniosa formación mercedaria, la cual participará, por el momento, en cuatro jornadas de la Semana Grande de Córdoba.
P.d.2: De igual forma, muestro todo mi apoyo y solidaridad hacia la Banda de Música Tubamirum, que viene soportando una bochornosa situación desde una semana atrás. No hallo una justificación posible para tal circunstancia. El respeto ante todo.
Antonio Botella