Blas Jesús Muñoz. Durante la última semana hemos asistido a dos momentos realmente llamativos, en torno a la venerada Imagen de María Santísima de la Paz y Esperanza. Por un lado, la disposición de la cera en su parihuela para la celebración del Rosario de la Reina de Capuchinos. Por otro, la forma en que luce la vestimenta para el mes de los difuntos. Para todos los gustos, por decirlo de algún modo.
Si hace unas semanas les informábamos de las repercusiones que produjo la forma en que se había dispuesto a la Virgen del Rosario de Gloria, en esta ocasión, no es menos cierto que -más allá de las características técnicas- la conjunción que se ha hecho no parece la que más haya convencido a propios y extraños.
De hecho, ello viene al hilo de la forma en que se dispusieron las piezas de candelería para el Rosario de la Paloma de Capuchinos, con cirios que superaban de largo cualquier medida proporcionada, hasta el punto de que los mismos poseían una altura que superaba a la de la propia imagen.
Llama la atención que el Prioste de la corporación del Miércoles Santo no se percatara de este respecto, como tampoco deja indiferente que no lo hiciese el máximo responsable de la cofradía quien ha ocupado con anterioridad tal responsabilidad. En cualquier caso, como a menudo decimos, observen las imágenes y juzguen por sí mismos.
Recordatorio ¿Replica el Hermano Mayor de la Paz a Gente de Paz?
