Marcos Fernán Caballero. Las malas previsiones climatológicas, que habían generado una notable incertidumbre en los días previos, acabaron, tristemente, por confirmarse. Las puertas de San Andrés estaban aún abiertas para dejar salir de la parroquia fernandina a los que aprovecharon las últimas horas de la mañana para visitar a los Sagrados Titulares de la Cofradía calé cuando la lluvia hizo acto de presencia en la ciudad. El cielo azul de la mañana que solamente manchaba alguna nube blanca tornó en color de hormiga y, poco a poco, el agua se convirtió en la triste protagonista de la tarde. Setenta y cinco años han convertido a la Hermandad nacida en Santa Marina en una Cofradía madura: no hubo lugar a una prolongación temporal sin sentido y, a breves minutos de las 4 de la tarde, se hizo público el anuncio de la suspensión de la salida extraordinaria.
Nuestro Padre Jesús de las Penas no pudo asomarse a la calle San Pablo, que sus hermanos habían adornado con inmenso cariño con colgaduras y guirnaldas verdes y blancas. Escoltado por el que, para muchos, es el mejor misterio salido de la gubia del maestro Antonio Bernal, el Señor de la Hermandad de los gitanos se mostraba en Su templo preparado para recibir la cruz que el esclavo sujeta a sus espaldas en un paso que presentaba un exorno floral distinto al que luce cada Domingo de Ramos: predominaban unas elegantes tonalidades moradas salpicadas de blanco en el inicio que Jesús pisaba camino al Gólgota.
Junto al Hijo de Dios permaneció Ella. María Santísima de la Esperanza lucía bellísima –como siempre- bajo un paso de palio desbordado de nardos en sus esquinas que perfumaron de belleza cada rincón de San Andrés. La Niña Gitana recibió allí la visita del Presidente de la Agrupación, D. Francisco Gómez Sanmiguel. Y, como no podía ser de otro modo, también la de la Alcaldesa de la ciudad, Doña Isabel Ambrosio, quien hizo entrega a Javier Baena, Hermano Mayor de la Cofradía, de la medalla de oro de la ciudad que estaba prevista le fuera impuesta a María Santísima de la Esperanza a su paso por el consistorio de la ciudad. La máxima regidora de la ciudad tocó el martillo del paso de Nuestra Señora para llevar a la María Santísima al cielo… para que luego digan las malas lenguas que a la nueva corporación municipal no le gustan las Cofradías.
El pueblo de Córdoba no abandonó a los Titulares de la Hermandad de la Esperanza: desde las cuatro y media hasta las seis de la tarde fue incesante el flujo de visitas recibidas en San Andrés. Ya a las 19.30 horas los hermanos de la corporación y demás fieles invitados por la Hermandad, se dieron cita en la Santa Iglesia Catedral para conmemorar, en el primer templo de la diócesis, que hace setenta y cinco años la Esperanza nació en Córdoba.
Recordatorio El cáliz de Claudio: Eres más que la Esperanza