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sábado, 7 de noviembre de 2015

De cerca con Rafael Muñoz: "Me siento esencialmente decepcionado, porque yo estaba en mi casa, yo me sentía en mi casa"


Guillermo Rodríguez. El sol se ha marchado del cielo de Córdoba cuando llegamos al domicilio de Rafael Muñoz, mientras comienzan a manifestarse los primeros fríos de este otoño que con tanto esfuerzo se va abriendo camino. Nos espera en el salón de su casa, una estancia acogedora, impregnada de recuerdos de toda una vida en torno al llamador.

Rafael Muñoz Cruz, miembro de una de las sagas de capataces fundamentales de la Semana Santa contemporánea, hijo de Rafael Muñoz Serrano, un genio, como el propio Rafael cataloga a su padre en una de las respuestas de esta entrevista a corazón abierto, no estará junto al paso de la Reina de Capuchinos el próximo Miércoles Santo después de 45 años en su orilla, en virtud de una controvertida decisión adoptada por la junta de gobierno que preside Enrique Aguilar, en su fondo y sobre todo en sus formas.

Rafael, al que tuteamos desde el respeto profundo de quien conoce sus hechos y es consciente de su grandeza y su legado, es un hombre cercano, amable, sincero, pausado y auténtico. Con él no existen fisuras ni recovecos. Su verdad se muestra de frente, sin ambages, como siempre ha demostrado al frente de las cuadrillas que con su indiscutible sabiduría ha gobernado. Su verdad es la que es, la vivida y la sentida, la contada y la reservada en aras de la prudencia que siempre fue su bandera.

No marea en sus respuestas, como los señores, como los hombres que se visten por los pies, derrochando sinceridad en cada palabra, en cada argumento, incluso al disculparse cuando prefiere callar antes de no decir toda la verdad o cuando nos transmite esa parte confidencial que prefiere no hacer pública, deseo que en todo momento garantizamos respetar.

Estos son los sentimientos y la esencia de lo ocurrido en palabras de Rafael Muñoz Cruz, capataz, siempre capataz... esta es SU VERDAD frente a la que sobran las palabras... gracias Rafael por ser tú...



Ha pasado lo que ha pasado en los últimos tiempos. Tú has estado 45 años delante del palio de la Virgen de la Paz y han sucedido una serie de cosas que han trascendido a la opinión pública… yo querría para empezar saber ¿cómo te sientes? ¿Realmente has pasado página de lo ocurrido o sigues dándoles vueltas a todo lo sucedido?

Me siento esencialmente decepcionado, porque yo estaba en mi casa, yo me sentía en mi casa. Desde que nací soy hermano de la Paz, he salido de canastilla, nazareno, celador y luego a los quince años ya me incorporo con mi padre de contraguía con los profesionales y desde entonces son 45 años los que yo he estado pegado a ese paso. Tengo ahí alguna foto de cuando el paso tenía respiraderos de madera. Aquella era mi casa, era mi ambiente y formaba parte de mi manera de ser y lo he vivido con mi padre... yo nunca pensé que llegara un momento así.

Bien es verdad que ya tenía planteado que me quedaba poco. Ya había cedido el martillo del Caído, y en breve iba yo a decir… si me lo hubieran planteado a lo mejor no quedan tan mal como han quedado haciéndolo de esta manera.


Me contaba hace poco un amigo una anécdota de tu padre que yo desconocía. Una vez le dijo tu padre en una entrevista que guardó uno de los costales de la primera cuadrilla de hermanos costaleros de la hermandad de Expiración para su nieto… “Este costal que es el primero que sacó pasos en Córdoba lo vas a llevar tú…” ¿Qué te inculcó con respecto al mundo de los costaleros tu padre?, hablamos de una persona que lo es todo en la Semana Santa de Córdoba…

Mi padre me lo ha inculcado todo. Verás, mi padre no era persona de dar consejos. A mi me dieron el martillo del Caído, hermandad en la que él no había participado nunca y él no era capaz nunca de decirme “tú esto lo tienes que hacer de esta manera o lo tienes que hacer de la otra”... algún pequeño detalle pero poco más. Él me daba el ejemplo… no tenía nada más que mirarlo y ya está. Y luego, como hemos estado toda la vida juntos, la simbiosis era total… él me miraba de una manera y yo sabía lo que tenía que hacer… yo lo miraba a él y sabía si estaba bien o estaba mal… si estaba más nervioso, si estaba más satisfecho… nos entendíamos perfectamente… con una mirada simplemente. Él no era de muchas explicaciones ni de muchas quejas. A él le han pasado también muchas cosas con las hermandades, también tuvo sus disgustos, pero él nunca se quejó y nunca habló mal de nadie, por lo menos conmigo… nunca.



Rafael tú eres una persona con una amplia trayectoria, ¿Qué recuerdas de aquella época? ¿Cómo ha cambiado el mundo del costal? ¿Crees que las generaciones actuales son conscientes del lugar del que venimos a la hora de darle valor a lo que somos hoy? ¿Valora lo que tenemos la gente más joven que está acostumbrada a una Semana Santa con mucho brillo?

Yo pasé de profesionales con mi padre a hermanos costaleros y el cambio fue tremendo. En aquella época las confradías volvían solas a su casa. Los que salían con costaleros un poco menos, teníamos un poco más de gente pero los demás (los que iban a ruedas) volvían solos. Los nazarenos hay que recordar que no llevaban cirios sino un palo con un pedacito de vela. Entonces la Semana Santa se moría, y en el año 75 se les ocurre a Rafael Zafra y a Rafael Muñoz hacer una cuadrilla de hermanos costaleros. Yo estuve allí, yo lo viví, y los ensayos que hacíamos por la noche en San Pablo, iglesia arriba, iglesia abajo… aquello abrió el mundo, no del costal y de los pasos… abrió el mundo de las cofradías y a través de ese camino es por el que la Semana Santa de Córdoba ha llenado de gente sus hermandades y ha progresado de la manera en que lo ha hecho, de medio a medio.

La gente joven ahora tiene muchísima más información y ha visto esto tal como es ahora, pero aquello fue un reto, fue sacar de donde no había, la capacidad de sacrificio, la fuerza, el interés que se ponía en aquello, la generosidad que había en las cuadrillas, de los mismos, que iban de un sitio a otro, de una hermandad a otra, eso ya no existe. Ahora hay mucha afición, mucho you tube, mucha visita a Sevilla… bueno nosotros también íbamos a Sevilla. Yo recuerdo haber ido con Rafael Zafra o con Fray Ricardo después de encerrar a la Reina de los Mártires... y el pobre de Ignacio Torronteras quedarse durmiendo sentado en la Campana…(risas)… o sea que eso no es nuevo para nosotros que parece que los viejos no hemos sabido… porque a lo mejor teníamos un vocabulario más nuestro… unas maneras más nuestras, más aprendidas de nosotros mismos… autodidactas… pero ni mucho menos hemos estado anticuados.


Pero ¿crees que se valora? ¿Qué las generaciones más jóvenes valoran aquel esfuerzo?

No, pero no en cofradías, en nada. Hoy en día la experiencia no es un valor. El valor es la juventud y el nuevo vocabulario. Los niños se aprenden cuatro marchas y ya parece que pueden ser capataces.


Y hay quien cree que viendo cosas en Internet se aprende todo…

Si, si, si…


Rafael, aparte de tu padre, ¿quiénes han sido tus referentes en el martillo? Tu padre evidentemente, pero ¿qué otras figuras destacarías por lo que te han influido?

Ignacio Torronteras era un genio también. Tenía una capacidad de mando y sentido de los espacios… era además un hombre bueno de por sí. Él estuvo invitado a mi boda, teníamos mucha amistad y yo le he tenido mucho cariño a Ignacio Torronteras.

Pero yo lo que he pretendido siempre es aprender de todo el mundo. Íbamos a Sevilla y aprendíamos lo que podíamos. Veíamos al Penitente o veíamos a Santiago y aprendíamos un poquito de cómo andaban, de cómo se vestían… pero a mi me ha gustado esencialmente aprender de los compañeros de Córdoba, que aquí ha habido grandes, que han sido autodidactas también, porque Lorenzo de Juan salió dos o tres años con nosotros e inmediatamente le hicieron capataz y tuvo el hombre que aprender a la carrera, al Mundi a Javier Romero lo mismo, para mi son admirables. Pepe Fernández es lo mejor que hay en Córdoba, ¡vaya tela!... y esa gente así es la que me han influído de un modo u otro. Y luego hay gente que ha puesto mucho… Juan Berrocal, Fernandito (Fernando Morillo) en su tiempo… ha habido gente que ha puesto mucho en esto… si me pongo a nombrar me pena dejarme a alguien atrás… (risas)… mi compañero Patricio Carmona… hay gente que se ha sacrificado, que se tiró pa’adelante y dijo “esto hay que hacerlo”… y se hizo y se preocupó de aprender y de ponerse en marcha. Y a mi de cada uno me ha gustado aprender.

Ahora hay monstruos también del martillo, ahí tienes a Curro que es un capataz que lo hace con mucha calidad. muchísima calidad… y la gente que le rodea, tienes a David Arce, que le acaban de dar dos martillos o tres, no se cuantos ya… (risas)


En ello está… (risas)

… y es un tío fenómeno también. No se puede despreciar a nadie, todos tienen mucho de lo que aprender. Ahora también hay mucha gente joven que tienen que rodar mucho pero que apuntan mucho


¿Algún joven que nos destaques?

Tienes a Ortigosa que me gusta, y al de la Estrella, a Rafa Giraldo, que también tiene muy buenas maneras… hay gente muy buena.


Bueno nosotros publicamos precisamente algún artículo de opinión en el que lo mencionábamos como uno de los capataces que más destacaron esta Semana Santa

Hombre es que la Estrella iba muy bien, muy fina y elegante, como me gusta a mí.



¿Qué podrías contarnos de José Gálvez, como hermano mayor y en relación a la influencia que pudo tener en tu padre como capataz, si es que la tuvo?

Sí que la tuvo, claro que la tuvo porque además es quien le dio la oportunidad y quien lo puso ahí detrás. Él tenía su manera de mandar distinta… era muy militar… Cuando yo me incorporé a las cuadrillas de profesionales José Gálvez sacaba todavía algún paso, el palio de la Expiración, aunque yo ya tengo algunos recuerdos… te hablo del 70 o 71 más o menos. Él ya no sacaba nada pero se estrenaba el palio creo, y ya no sacaba nada pero por estreno del palio, que la hermandad salía el Martes entonces, él sacó el palio y mi padre el Cristo. Mi primera levantá la hice con el Cristo de la Expiración, más o menos a la altura de Correos cuando bajábamos de Gran Capitán por la calle Conde de Robledo, era yo un chavalín… bueno pues tenía su estilo propio, él mandaba y era muy recto, muy exigente, muy marcial… y como hermano mayor hizo muchísimo por la hermandad. José Gálvez es la historia de nuestra hermandad. Y gracias a Dios le dio la oportunidad. Mi padre empezó un poco a medias con Miguel Gálvez (el hijo de José), con el paso de Cristo a medias. Miguel parece que no cuajó mucho, eso no lo conocí, eso me lo contaba mi padre, eran los años 61, 62, cuando se iba a la Mezquita… yo era muy chico, lo veía y me encantaba, pero eso lo he sabido por mi padre. Pero tuvieron muy buena relación y un día llegó y dijo “Rafalín esto pa’ ti”. Y entonces mi padre organizaba las cuadrillas y él llegaba y llamaba. Mi padre decía “D. José tome usted, su cuadrilla”.

Eso tenía una estructura, yo lo he explicado muchas veces, en aquellas cuadrillas de profesionales el primer capataz siempre sacaba el palio y llevaba un contraguía nada más. El segundo capataz llevaba el paso de Cristo y llevaba su contraguía. Cuando yo me incorporé nos íbamos a la Esperanza y se ponían allí cien tíos y se empezaba “tú si, tú no… tú vienes borracho, a la calle…” (risas) así era… Veinticuatro primeros, los más altos, “toma Ignacio”… para Ignacio para Jesús de las Penas y los treinta siguientes más bajitos, para la Virgen. Y eran los que trabajaban toda la semana, excepto algún caso que cambiaban. Ignacio con un contraguía que se llamaba Paco, que estuvo mucho tiempo pero se quitó de en medio y mi padre conmigo


Eso era sufrir debajo de un paso ¿no?

Eso era sufrir. Bueno... yo he visto a mi padre golpear el respiradero y abollarlo diciendo “¡derecha adelante… he dicho derecha alante!”… el respiradero de la Esperanza… golpes de impotencia de que aquello no respondía… Salir y entrar ya era un milagro y por supuesto nada de cambios ni de pasos ni de rachear los pies ni nada… ni florituras ninguna. Allí como mucho hacían el caballito cuando se emocionaban mucho… porque también había parte de emoción y palmas, todas esas cosas también las había… que era como picar el paso o una mecida muy amplia, muy fuerte.. en fin así era… y costaleros que a pesar de que cobraban también lo sentían… tengo las listas ahí que las he heredado de mi padre… un montón de listas de gente.


Eso es un documento histórico…

Efectivamente, un documento histórico.



¿Le ha pesado en cierto modo a Rafael Muñoz su apellido?, es decir ¿ha sentido la presión de ser hijo de uno de los capataces fundamentales de la historia de las cofradías cordobesas?

Nunca pesa porque yo admiraba a mi padre, pero si que te influye, porque yo creo que a las segundas partes nunca se nos valora bien. Tenemos la facilidad de que llegamos fácil… “el hijo de”. Se puede decir que yo heredé la Paz, pero luego y sobre todo si quien estuvo delante es un monstruo de esto como mi padre… nunca vas a llegar a ese nivel. En broma siempre le he dicho a algunos amigos “a mi me pasa como a la Lolita, (risas) Lola Flores fue un monstruo y ella no va a ser nunca como su madre”… la muchacha canta bien pero nunca va a ser… Yo digo que mi padre era un genio de esto. Además era cofrade… ejemplar, ahí está el título, y yo soy más de oficio, soy más de haber aprendido toda la vida. No quita que lo haga ni mejor ni peor pero somos distintos. Incluso mandando, yo tengo muchas cosas de él, pero soy yo mismo.

Yo he disfrutado de mi padre… madre mía… pesar nada… ojalá siguiera conmigo


Son muchos los que se cuestionan qué es lo que realmente ha ocurrido para que Rafael Muñoz haya dejado de ser capataz del palio de la Virgen de la Paz ¿Se ha contado toda la verdad? o dicho de otro modo ¿hay cosas que aún no se conocen, cosas o personas que hayan podido influir en su no continuidad al frente de la cuadrilla?

Hay muchas cosas que no se conocen. Muchas cosas que son de relación, de trato. Yo no me lo esperaba porque confiaba en las promesas del hermano mayor que es a quien se ha elegido y quien tiene que responder a las promesas que se hacen aunque él me dijera que no había votado en contra mía. Pero bueno tú eres el hermano mayor y eres… pero en fin. Ha habido cosillas, pequeños encontronazos pero nada que sea razón para… lo que pasa es que no lo esperaba aunque lo temía. Lo temía por la actitud que he visto, porque algunas de las personas de la hermandad, algunas personas de la junta de gobierno que Quique escogió no tienen la actitud, con c, la actitud cofrade que hay que tener. Si algún miembro de la cuadrilla pedía explicación de algo, por ejemplo por qué no ha llegado la mesa a tiempo, en vez de dar una explicación se enfadaban. No era la mejor actitud, entonces la gente se rebotaba un poco.

A mi se me ha ninguneado un poco. Ha habido cosas en la que me hubiese gustado participar y no me han dejado. Por ejemplo, en la construcción de la mesa. Yo sabía cuáles eran las medidas necesarias y óptimas para que ese paso saliera con ruedas o de rodillas o de pie o a media altura. Pero a mi nunca me dejaron, ni siquiera ir a verla. Sí llevaron al capataz del Misterio pero nunca a mi. Yo decía “hombre es que os puedo ayudar para…” y respondían “no, no, no, no hace falta”, decía algún señor, no quiero nombrar a nadie… “no hace falta, si nosotros sabemos de esto… nosotros tenemos las medidas ya lo tenemos todo y este hombre hace las mesas perfectamente…” Pues el Miércoles Santo tuvimos que amarrar las ruedas con un esparadrapo porque, claro, lo ideal es que la rueda fuera incorporada, y no que al levantar de rodillas se te caiga la rueda y con el inconveniente que tiene que una vez que entras, tener que levantar allí a media altura porque daba en el techo, para poder meter la rueda de nuevo para dejar el paso allí que eso ha sido un suplicio, un verdadero matacostaleros, que yo por eso no quería sacarlo a rodillas… eso tiene un peligro tremendo, las rodillas no están hechas para aguantar sesenta kilos de esa manera. Pero ellos me obligaron. Y el mismo Miércoles Santo, el hermano mayor me dice “no si no quieres no lo hagas”, porque claro con lo tarde que llegó la mesa no habíamos tenido oportunidad de ensayar siquiera. Yo dije “no, pues ahora se va a hacer”. Y se hizo. La salida se hizo regular, la entrada se hizo perfecta.

Esas cosas han ido minándome y han hecho que yo me enfadara algunas veces con ellos, pero ninguna de esas cosas era motivo…. porque al fin y al cabo la Paz iba muy bien, la Paz siempre ha ido muy decente… llevamos dos salidas que por petición de la junta, yo soy muy disciplinado también, por petición de la junta se le ha dado más “guerra”, y se ha visto la bambalina volar mucho más. Lo que hacen ahora los palios de la bambalina muy justita, muy quietecita, eso lo llevamos haciendo nosotros, lo llevo haciendo yo desde el primer año de capataz en la Paz, porque a mi me gusta más por llamarlo de algún modo “estilo Macarena” que “estilo Triana”. Soy de carácter así. Y estos últimos años ellos me pidieron y yo muy disciplinado dije “señores, hay que darle más guerra a esto”… y así se ha hecho. Yo he sido siempre disciplinado y he procurado cumplir. Por eso, en lo esencial, a lo mejor hemos tenido alguna pequeña… algún rocecillo, pero… pero yo me lo temía porque visto así algunas actitudes… en el último ensayo con la tirantez que se creo con lo de la mesa que parecía que nosotros teníamos la culpa de que no se pudiera ensayar… ni tampoco le echábamos la culpa a ellos, en el último ensayo cuando ya se pudo colocar todo para poder levantarlo porque lo único que se pudo hacer fue levantarlo en el cocherón, tuvieron a la cuadrilla, habiendo un montón de gente de la junta de gobierno (y me estoy metiendo ya demasiado, porque después van a decir que no), tuvieron a la cuadrilla, a los noventa tíos en la calle, con un frío que hacía que pelaba desde las nueve que se citó hasta las doce de la noche porque a nadie le dio la gana abrirnos la hermandad, hasta que yo ya me enfadé con alguno y le dije “hombre por favor, que no tenéis conciencia, haced el favor de abrirnos”. Entonces llegó el hermano mayor que había estado en una entrevista diciendo que le había pillado fuera que no había estado hasta ese momento… entonces ya él nos abrió porque el hermano mayor siempre ha sido muy correcto en el trato, eso es verdad, aunque tiene sus cosas…



Rafael tú siempre has tenido una actitud prudente frente a quienes se han dedicado a poner palos en las ruedas ¿crees que esa prudencia te ha terminado perjudicando?

Pues no lo se porque nunca sabe uno de la otra parte qué es lo que le viene mejor o peor, lo que piensa o lo que le influye para decidir, no lo se.


Pero ¿tú crees que no haber sido una persona de patalear, de más carácter, como otra gente que se queja por todo o enseguida se levanta y no es tan disciplinado como me decías que siempre has sido, puede que eso te haya perjudicado para que no se te valore como te mereces?, o dicho de otro modo ¿crees que si hubieras sido un alma mas rebelde crees que hay quienes no se hubiesen atrevido a ningunear tu trabajo?

Si… seguramente si. Hay quien hubiese necesitado que yo hubiera tenido la lengua suelta y un poquito de más mala idea, pero cada uno es como es y tampoco voy a cambiar yo a estas alturas. Yo siempre he sido un hombre de paz y ya está, y me ha ido muy bien así. Y eso no quita que yo no haya tenido mano dura, lo que pasa es que yo no hago aspavientos. A mi algunos costaleros me han llegado a decir “es que tú eres muy blando” y yo les recordaba “¿tú te acuerdas de fulanito de tal?, pues a ese le eché yo por este y por este motivo, porque no hacía esto o porque no cumplía o porque no venía a los ensayos… Tú has visto las tarjetas de trabajo quién tiene más quién tiene menos?...” Yo he usado la disciplina sin gritos, porque no lo he necesitado, y la gente a mi me ha respetado. Si no me hubiera respetado a mí mi gente, más gritos se hubieran oído en la cuadrilla, lo que pasa es que yo he templado mucho los ánimos, muchísimo. Eso se lo puedes preguntar a cualquiera de los que son ahora más gallitos, de los que están hablando mucho… cuando han estado conmigo han respetado mucho a la hermandad porque yo les he obligado a respetar. Incluso con eso que me achacan de este que castigaron; él, si ha hecho algo lo ha hecho a escondidas mías, y el primero que dije que era inadmisible lo que había sucedido fui yo. Y el primero que cuando algunos se levantaron y protestaron en el huerto al hermano mayor anterior por el asunto de la sanción, el que llamó a la cuadrilla y los reunió y castigó y suspendió durante dos años a tres costaleros fui yo, no fue el hermano mayor. Y luego fue el hermano mayor porque vio el arrepentimiento el que pidió que los perdonara y se perdonaron.

Pero con la apariencia de tranquilidad, también tengo mi disciplina y mi coraje, claro que si que lo tengo, y nadie me tiene que decir tú tienes que dar tal o cual escarmiento. Yo me basto sólo.



En la reunión que el capataz general de la cofradía de la Paz mantuvo con la cuadrilla, una de las premisas de partida fue la aseveración de que la junta de gobierno pretende dotar de mayor alegría ("bulla" fue el término empleado) a la forma de andar del paso ¿Cómo interpreta esta idea?

Mi hijo de eso no me contó nada. porque él está allí y quiere seguir de costalero, aunque yo lo intuía. De todas maneras yo ya había cambiado un poco como hemos dicho antes en someterme a lo que la junta de gobierno quería y en la extraordinaria y en 2015 se ha visto. Y yo he sacado un poco a la Paz de la línea que traía precisamente por eso, por ser disciplinado, porque eso es lo que quieren ahora, lo que pasa es que yo creo que eso lo dicen porque ni entienden siquiera. La Paz no se puede poner a hacer barbaridades, eso lo primero, porque todo lo que esa gente le pide, “que sea más alegre, más alegre” se volvería contra Ella, seguro. Segundo, la Paz ya no está en los años ochenta en que cualquier cosa que hicieras, y hacíamos barbaridades (levantábamos a la música), todo eran aplausos y voces… pero bueno ¡también se tocaba El Vito, caramba!. Ya no estamos en los años ochenta, ahora las cosas han cambiado y a esto hay que darle otra seriedad y otra cosa, y la gente además ya sabe, y como sabe lo que ve aplaude una cosa que sea bien hecha, perfecta. Medio aplauso hoy en día vale más que aquellas carreras oficiales que hacíamos que se ponía la gente de pie a aplaudir y estaba aplaudiendo desde que entrábamos por carrera oficial hasta que salíamos. De todas maneras La Paz casi lo consigue ahora, pero ya no puede ser lo mismo.


¿Ha recibido indicaciones de algún hermano mayor pretendiendo condicionar su forma de hacer las cosas al frente de la cuadrilla?

No. Excepto peticiones de algunas marchas en carrera oficial para que la gente aplauda y tal, eso casi todos porque son chapados a la antigua. En eso ni Manolo Quirós, que piensan que yo quité las rodillas porque él me lo mandó, mentira. Manolo Quirós me lo propuso un día diciéndome “Oye Rafael, ¿no crees que eso de las rodillas es muy duro?, ¿No podrías quitarlo?” y yo le respondí “lo pensaré”. Y a los dos años decidí que aquello no merecía la pena y le dije a los costaleros “si cuando terminemos alguien pregunta que por qué hemos quitado las rodillas, el año que viene volvemos a poner rodillas otra vez” Eso lo decidí porque hubo lesiones, hubo algún lesionado por las rodillas… y que conste que los mismos costaleros estaban en contra mía y decían que toda la vida se había hecho de rodillas. Y yo les dije “Si, pero esta salida tiene tal problema con esos tablones y esas chapas que se ponen, con lo que eso pesa que vamos a hacerlo sin rodillas. Si alguien, una persona nada más, me pregunta que por qué la Paz ha cambiado, el año que viene volvemos a hacerlas”. Allí no preguntó nadie. Es que es un trabajo que no es necesario, que no se valora y que no se ve. Antiguamente con mi padre era a media altura desde el huerto.



Y después con el cocherón antiguo era de rodillas desde el principio. Se levantaba la Virgen y a rodillas y se giraba de rodillas dentro del cocherón y hasta la calle. Y yo recuerdo a algún costalero de la Paz que decía “es que cuando en la calle levantas a la Virgen te quieres morir” y todavía quedaban siete horas. Y no hay necesidad de machacar a la gente…

Claro ya te mueres. Mira eso lo hace la Hiniesta por hablar de alguna, pero lo hace saliendo de la puerta una Iglesia, en un sitio vistoso, la gente lo percibe y lo puede organizar de otra manera porque las dimensiones no son las mismas y de rodillas a de pie hay muy poca distancia, porque llevan una cuadrilla de costaleros de 1,60 y eso es una maravilla hacerlo así, pero ¿ahí metidos en el rincón, que nadie lo aprecia las bandas en este lado… quién lo ve eso? Cuatro personas que hay en la acera de enfrente. No lo valora nadie. Ni siquiera se dieron cuenta. No era necesario pero bueno ya está.


¿Es la cuadrilla de la Paz una cuadrilla difícil?

Difícil en absoluto. ¿Tú has visto cómo han ido a la Catedral y han vuelto sin aparente sacrificio casi? Porque ahí hay una unión, hay un trabajo, hay unas ganas… y conmigo era a muerte… era fe ciega en Rafael Muñoz. Algunos habrá más despegaíllos, lógico pero de los noventa tíos que llevábamos, y tenemos lista de espera también, cincuenta son a fe ciega conmigo.

Difícil nada, lo que pasa es que algunas hermandades quieren que el costalero sea hermano para que pague su cuota, que pague papeleta de sitio, que pague su ropa, que antes se les daba sus camisetas ahora ya ni eso…


... camisetas y hasta la faja…

... si, si… que trabajen la cruz, que organicen un concierto, que solucionen el Rosario, que participen en todo pero que estén con punto en boca callados y no se pronuncien como el resto de hermanos y resulta que es el hermano que más participa en la hermandad y el que más callado tiene que estar. Y si un costalero como hermano que es va a un cabildo, protesta por algo, entonces el culpable es la cuadrilla y el capataz… y el que lo paga el capataz. Y ese ha sido uno de los motivos de lo ocurrido, que había costaleros incómodos. Unos con mejor estilo, otros con peor… pero todos tenían que estar calladitos… ese es el problema… de las cuadrillas.



¿Qué opinión te merecen aquellas voces que se escuchan en ciertos mentideros que afirman que la cuadrilla necesita una limpia?

Si necesitara una limpia se la habrían dado, pero no se han atrevido, creo que en principio han dicho que van a seguir todos, que cuentan con todos y me consta que dijeron que incluso si alguno quería ser contraguía podía serlo, levantando la mano…


Como un concurso ¿no?

Sí…


En su opinión, en una cofradía como la Paz, ¿puede funcionar una figura como la del capataz general? Lo digo porque a fin de cuentas en estas condiciones el responsable del palio no sería más que un auxiliar…

Claro…


… Hay hermandades como Las Penas de Santiago, como la Esperanza, como la Paz en las que las cuadrillas están muy polarizadas, no digo enfrentadas… Humildad es Humildad y la Paz es la Paz, desde el punto de vista del costalero. ¿Crees que en una cofradía como la Paz puede funcionar una figura como ésta?

Vamos a ver, empiezo por otro lado. Las cuadrillas están polarizadas porque han querido polarizarlas. Porque yo fui el primero que cambié mi último ensayo del año para coincidir con el último de la cuadrilla del Misterio, para que las dos cuadrillas estuvieran un día juntas. Y luego hay quienes casi me achacan a mi que las cuadrillas estén separadas. Cuando nosotros, que acabábamos más tarde, llegábamos a la casa de hermandad ya estábamos solos, no nos habían esperado, eso en varias ocasiones.

Respecto a la figura, a mi el capataz general no me gusta. Entiendo que en algunas hermandades con unos buenos equipos de capataces pueda ser… con gente con experiencia y tal… Curro lo hace pero con buenos segundos y buena gente alrededor que tenga buena armonía entre ellos y con las cuadrillas. Así se puede hacer… pero a mi no me gusta, yo creo que el capataz es capataz de su cuadrilla, no de la hermandad, eso es muy complicado. Hay muchos momentos y no tiene que ser en el palco, en la salida, en San Zoílo donde un capataz tiene que ser el capataz con su mando y con su sabiduría… el recorrido es muy largo, y el estilo es más importante que una estrechez.


¿Pierde la Paz una señal de identidad, apartando a la saga de los Muñoz del llamador?

Nadie es imprescindible. Nosotros hemos hecho lo que hemos podido y ahí están los Muñoz. Todavía mi hijo sigue de costalero y ahí está y estamos, pero por lo menos pierde nuestro cariño.



¿Piensas que existe un plan preconcebido en las decisiones adoptadas por el hermano mayor de la Paz? ¿Algún objetivo final más allá del hecho de prescindir de un capataz con tantísima experiencia?

Estas cosas cuando se hacen es porque ya hay prevista una solución y si no la tienen peor, porque si un responsable de una cosa tan importante como una hermandad no tiene previsto lo que va a hacer… malo sería.


O sea que está todo el pescado vendido…

Pues… por lo menos orientado… es que no lo se, sinceramente no lo se, porque a mi me aseguran de todas partes que no… incluso los implicados y se ha enfadado conmigo alguno… por lo que los otros han dicho, porque yo nunca he dicho ni fulano ni mengano. Pero si he dicho que había algo de previsión, porque ha habido un ofrecimiento, eso es lo único que yo he dicho, sin querer ofender a nadie.


¿Se arrepiente de algo? ¿Algo que hubiese podido hacer y no hizo? ¿Algo que hiciese que no debería haber hecho?

De lo hecho no me arrepiento de nada. Mi mujer dice que soy un junco, que me doblo, me doblo, me doblo pero nunca me parto. Y de verdad te digo que no me arrepiento de nada. Yo lo he hecho con todo el corazón, con toda la conciencia, con todo lo que yo sabía y de la mejor forma que he sabido y además siempre teniendo muy claro que yo era un mandado de la hermandad… siempre… no he sido orgulloso. ¿Qué alguna vez en conversaciones, he sacado algo? bueno… últimamente. Uno ya después de un infarto y jubilado y tal, saca uno ya un poco el descaro… un poquito ¿y alguna vez he contestado a alguien mal porque ya me ha sacado de quicio? Pues sí, alguna vez, en la junta, este año pasado. Nunca más. Pero ya está, no me arrepiento de nada. Si alguna vez lo he hecho mal es porque uno tiene corazón.. si no, sería uno un palo


¿Se llega a imaginar Rafael Muñoz el próximo Miércoles Santo?

No me lo imagino, ni me lo quiero imaginar. Y creo que ni lo voy a ver… son muchos años, eso duele mucho… que va… a lo mejor me voy a Sevilla… a ver cualquier cosa…

Mira yo, el año que nació mi hijo, no quise sacar a Jesús Caído. Entonces se hacían 20 ensayos, una barbaridad, y yo estaba destinado en Tarifa. Yo no podía ir a los ensayos. Mi hijo recién nacido, cada vez que venía 4.000 pesetas de gasolina que entonces era una barbaridad (risa)… entonces yo lo comenté en la hermandad que no me parecía bien sin venir a los ensayos… ellos me dijeron que no, que se ensayaba con otro y el Jueves… y yo dije que no, que si no ensayaba, si no lo trabajaba, no tenía derecho a sacarlo. Les dije que me parecía mucho más honrado no hacerlo ese año y que después ya hablaríamos. Llamaron a Rafael Jaén y me fui con mi niño a Santa Marina porque yo a la salida no me veía capaz. Cuando yo le ví venir por la Calle Mayor de Santa Marina… ¡madre mía qué llanto. madre mía qué disgusto más grande!. Lo pasé muy mal, muy mal. Gracias a Dios me volvieron a llamar.




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