Guillermo Rodríguez. El sol se ha marchado del cielo de Córdoba cuando llegamos al domicilio de Rafael Muñoz, mientras comienzan a manifestarse los primeros fríos de este otoño que con tanto esfuerzo se va abriendo camino. Nos espera en el salón de su casa, una estancia acogedora, impregnada de recuerdos de toda una vida en torno al llamador.
Rafael Muñoz Cruz, miembro de una de las sagas de capataces fundamentales de la Semana Santa contemporánea, hijo de Rafael Muñoz Serrano, un genio, como el propio Rafael cataloga a su padre en una de las respuestas de esta entrevista a corazón abierto, no estará junto al paso de la Reina de Capuchinos el próximo Miércoles Santo después de 45 años en su orilla, en virtud de una controvertida decisión adoptada por la junta de gobierno que preside Enrique Aguilar, en su fondo y sobre todo en sus formas.
Rafael, al que tuteamos desde el respeto profundo de quien conoce sus hechos y es consciente de su grandeza y su legado, es un hombre cercano, amable, sincero, pausado y auténtico. Con él no existen fisuras ni recovecos. Su verdad se muestra de frente, sin ambages, como siempre ha demostrado al frente de las cuadrillas que con su indiscutible sabiduría ha gobernado. Su verdad es la que es, la vivida y la sentida, la contada y la reservada en aras de la prudencia que siempre fue su bandera.
No marea en sus respuestas, como los señores, como los hombres que se visten por los pies, derrochando sinceridad en cada palabra, en cada argumento, incluso al disculparse cuando prefiere callar antes de no decir toda la verdad o cuando nos transmite esa parte confidencial que prefiere no hacer pública, deseo que en todo momento garantizamos respetar.
Estos son los sentimientos y la esencia de lo ocurrido en palabras de Rafael Muñoz Cruz, capataz, siempre capataz... esta es SU VERDAD frente a la que sobran las palabras... gracias Rafael por ser tú...
Ha pasado lo que ha pasado en los últimos tiempos. Tú has estado 45
años delante del palio de la Virgen de la Paz y han sucedido una serie de cosas
que han trascendido a la opinión pública… yo querría para empezar saber ¿cómo
te sientes? ¿Realmente has pasado página de lo ocurrido o sigues dándoles
vueltas a todo lo sucedido?
Me siento esencialmente
decepcionado, porque yo estaba en mi casa, yo me sentía en mi casa. Desde
que nací soy hermano de la Paz, he salido de canastilla, nazareno, celador y luego a los quince años ya me incorporo con mi padre de contraguía con los
profesionales y desde entonces son 45 años los que yo he estado pegado a ese
paso. Tengo ahí alguna foto de cuando el paso tenía respiraderos de madera.
Aquella era mi casa, era mi ambiente y formaba parte de mi manera de ser y lo
he vivido con mi padre... yo nunca pensé que llegara un momento así.
Bien es verdad que ya tenía
planteado que me quedaba poco. Ya había cedido el martillo del Caído, y en
breve iba yo a decir… si me lo hubieran planteado a lo mejor no quedan tan mal
como han quedado haciéndolo de esta manera.
Me contaba hace poco un amigo una anécdota de tu padre que yo
desconocía. Una vez le dijo tu padre en una entrevista que guardó uno de los
costales de la primera cuadrilla de hermanos costaleros de la hermandad de
Expiración para su nieto… “Este costal que es el primero que sacó pasos en
Córdoba lo vas a llevar tú…” ¿Qué te inculcó con respecto al mundo de los
costaleros tu padre?, hablamos de una persona que lo es todo en la Semana Santa de
Córdoba…
Mi padre me lo ha inculcado todo.
Verás, mi padre no era persona de dar consejos. A mi me dieron el martillo del
Caído, hermandad en la que él no había participado nunca y él no era capaz
nunca de decirme “tú esto lo tienes que hacer de esta manera o lo tienes que
hacer de la otra”... algún pequeño detalle pero poco más. Él me daba el ejemplo… no tenía nada más que mirarlo y ya está. Y luego, como hemos estado toda la
vida juntos, la simbiosis era total… él me miraba de una manera y yo sabía lo
que tenía que hacer… yo lo miraba a él y sabía si estaba bien o estaba mal… si
estaba más nervioso, si estaba más satisfecho… nos entendíamos perfectamente…
con una mirada simplemente. Él no era de muchas explicaciones ni de muchas
quejas. A él le han pasado también muchas cosas con las hermandades, también
tuvo sus disgustos, pero él nunca se quejó y nunca habló mal de nadie, por lo
menos conmigo… nunca.
Rafael tú eres una persona con una amplia trayectoria, ¿Qué
recuerdas de aquella época? ¿Cómo ha cambiado el mundo del costal? ¿Crees que
las generaciones actuales son conscientes del lugar del que venimos a la hora
de darle valor a lo que somos hoy? ¿Valora lo que tenemos la gente más joven
que está acostumbrada a una Semana Santa con mucho brillo?
Yo pasé de profesionales con mi
padre a hermanos costaleros y el cambio fue tremendo. En aquella época las
confradías volvían solas a su casa. Los que salían con costaleros un poco
menos, teníamos un poco más de gente pero los demás (los que iban a ruedas)
volvían solos. Los nazarenos hay que recordar que no llevaban cirios sino un
palo con un pedacito de vela. Entonces la Semana Santa se moría, y en el año 75
se les ocurre a Rafael Zafra y a Rafael Muñoz hacer una cuadrilla de hermanos
costaleros. Yo estuve allí, yo lo viví, y los ensayos que hacíamos por la noche
en San Pablo, iglesia arriba, iglesia abajo… aquello abrió el mundo, no del
costal y de los pasos… abrió el mundo de las cofradías y a través de ese camino
es por el que la Semana Santa de Córdoba ha llenado de gente sus hermandades y
ha progresado de la manera en que lo ha hecho, de medio a medio.
La gente joven ahora tiene
muchísima más información y ha visto esto tal como es ahora, pero aquello fue
un reto, fue sacar de donde no había, la capacidad de sacrificio, la fuerza, el
interés que se ponía en aquello, la generosidad que había en las cuadrillas, de
los mismos, que iban de un sitio a otro, de una hermandad a otra, eso ya no
existe. Ahora hay mucha afición, mucho you tube, mucha visita a Sevilla… bueno
nosotros también íbamos a Sevilla. Yo recuerdo haber ido con Rafael Zafra o con
Fray Ricardo después de encerrar a la Reina de los Mártires... y el pobre de
Ignacio Torronteras quedarse durmiendo sentado en la Campana…(risas)… o sea que
eso no es nuevo para nosotros que parece que los viejos no hemos sabido… porque
a lo mejor teníamos un vocabulario más nuestro… unas maneras más nuestras, más
aprendidas de nosotros mismos… autodidactas… pero ni mucho menos hemos estado
anticuados.
Pero ¿crees que se valora? ¿Qué las generaciones más jóvenes valoran
aquel esfuerzo?
No, pero no en cofradías, en
nada. Hoy en día la experiencia no es un valor. El valor es la juventud y el
nuevo vocabulario. Los niños se aprenden cuatro marchas y ya parece que pueden
ser capataces.
Y hay quien cree que viendo cosas en Internet se aprende todo…
Si, si, si…
Rafael, aparte de tu padre, ¿quiénes han sido tus referentes en el
martillo? Tu padre evidentemente, pero ¿qué otras figuras destacarías por lo
que te han influido?
Ignacio Torronteras era un genio
también. Tenía una capacidad de mando y sentido de los espacios… era además un
hombre bueno de por sí. Él estuvo invitado a mi boda, teníamos mucha amistad y
yo le he tenido mucho cariño a Ignacio Torronteras.
Pero yo lo que he pretendido
siempre es aprender de todo el mundo. Íbamos a Sevilla y aprendíamos lo que
podíamos. Veíamos al Penitente o veíamos a Santiago y aprendíamos un poquito de
cómo andaban, de cómo se vestían… pero a mi me ha gustado esencialmente
aprender de los compañeros de Córdoba, que aquí ha habido grandes, que han sido
autodidactas también, porque Lorenzo de Juan salió dos o tres años con nosotros
e inmediatamente le hicieron capataz y tuvo el hombre que aprender a la carrera,
al Mundi a Javier Romero lo mismo, para mi son admirables. Pepe Fernández es lo
mejor que hay en Córdoba, ¡vaya tela!... y esa gente así es la que me han
influído de un modo u otro. Y luego hay gente que ha puesto mucho… Juan
Berrocal, Fernandito (Fernando Morillo) en su tiempo… ha habido gente que ha
puesto mucho en esto… si me pongo a nombrar me pena dejarme a alguien atrás…
(risas)… mi compañero Patricio Carmona… hay gente que se ha sacrificado, que se
tiró pa’adelante y dijo “esto hay que hacerlo”… y se hizo y se preocupó de
aprender y de ponerse en marcha. Y a mi de cada uno me ha gustado aprender.
Ahora hay monstruos también del
martillo, ahí tienes a Curro que es un capataz que lo hace con mucha calidad.
muchísima calidad… y la gente que le rodea, tienes a David Arce, que le acaban
de dar dos martillos o tres, no se cuantos ya… (risas)
En ello está… (risas)
… y es un tío fenómeno también.
No se puede despreciar a nadie, todos tienen mucho de lo que aprender. Ahora
también hay mucha gente joven que tienen que rodar mucho pero que apuntan mucho
¿Algún joven que nos destaques?
Tienes a Ortigosa que me
gusta, y al de la Estrella, a Rafa Giraldo, que también tiene muy buenas
maneras… hay gente muy buena.
Bueno nosotros publicamos precisamente algún artículo de opinión en
el que lo mencionábamos como uno de los capataces que más destacaron esta
Semana Santa
Hombre es que la Estrella iba muy
bien, muy fina y elegante, como me gusta a mí.
¿Qué podrías contarnos de José Gálvez, como hermano mayor y en
relación a la influencia que pudo tener en tu padre como capataz, si es que la
tuvo?
Sí que la tuvo, claro que la tuvo
porque además es quien le dio la oportunidad y quien lo puso ahí detrás. Él
tenía su manera de mandar distinta… era muy militar… Cuando yo me incorporé a
las cuadrillas de profesionales José Gálvez sacaba todavía algún paso, el palio
de la Expiración, aunque yo ya tengo algunos recuerdos… te hablo del 70 o 71
más o menos. Él ya no sacaba nada pero se estrenaba el palio creo, y ya no
sacaba nada pero por estreno del palio, que la hermandad salía el Martes
entonces, él sacó el palio y mi padre el Cristo. Mi primera levantá la
hice con el Cristo de la Expiración, más o menos a la altura de Correos cuando
bajábamos de Gran Capitán por la calle Conde de Robledo, era yo un chavalín…
bueno pues tenía su estilo propio, él mandaba y era muy recto, muy exigente,
muy marcial… y como hermano mayor hizo muchísimo por la hermandad. José Gálvez
es la historia de nuestra hermandad. Y gracias a Dios le dio la oportunidad. Mi
padre empezó un poco a medias con Miguel Gálvez (el hijo de José), con el paso
de Cristo a medias. Miguel parece que no cuajó mucho, eso no lo conocí, eso
me lo contaba mi padre, eran los años 61, 62, cuando se iba a la Mezquita… yo
era muy chico, lo veía y me encantaba, pero eso lo he sabido por mi padre.
Pero tuvieron muy buena relación y un día llegó y dijo “Rafalín esto pa’ ti”. Y
entonces mi padre organizaba las cuadrillas y él llegaba y llamaba. Mi padre decía
“D. José tome usted, su cuadrilla”.
Eso tenía una estructura, yo lo
he explicado muchas veces, en aquellas cuadrillas de profesionales el primer
capataz siempre sacaba el palio y llevaba un contraguía nada más. El segundo
capataz llevaba el paso de Cristo y llevaba su contraguía. Cuando yo me
incorporé nos íbamos a la Esperanza y se ponían allí cien tíos y se empezaba
“tú si, tú no… tú vienes borracho, a la calle…” (risas) así era… Veinticuatro
primeros, los más altos, “toma Ignacio”… para Ignacio para Jesús de las Penas y
los treinta siguientes más bajitos, para la Virgen. Y eran los que trabajaban
toda la semana, excepto algún caso que cambiaban. Ignacio con un contraguía que
se llamaba Paco, que estuvo mucho tiempo pero se quitó de en medio y mi padre conmigo
Eso era sufrir debajo de un paso ¿no?
Eso era sufrir. Bueno... yo he
visto a mi padre golpear el respiradero y abollarlo diciendo “¡derecha adelante…
he dicho derecha alante!”… el respiradero de la Esperanza… golpes de impotencia
de que aquello no respondía… Salir y entrar ya era un milagro y por supuesto
nada de cambios ni de pasos ni de rachear los pies ni nada… ni florituras
ninguna. Allí como mucho hacían el caballito cuando se emocionaban mucho…
porque también había parte de emoción y palmas, todas esas cosas también las
había… que era como picar el paso o una mecida muy amplia, muy fuerte.. en fin
así era… y costaleros que a pesar de que cobraban también lo sentían… tengo las
listas ahí que las he heredado de mi padre… un montón de listas de gente.
Eso es un documento histórico…
Efectivamente, un documento
histórico.
¿Le ha pesado en cierto modo a Rafael Muñoz su apellido?, es decir
¿ha sentido la presión de ser hijo de uno de los capataces fundamentales de la
historia de las cofradías cordobesas?
Nunca pesa porque yo admiraba a
mi padre, pero si que te influye, porque yo creo que a las segundas partes
nunca se nos valora bien. Tenemos la facilidad de que llegamos fácil… “el hijo
de”. Se puede decir que yo heredé la Paz, pero luego y sobre todo si quien
estuvo delante es un monstruo de esto como mi padre… nunca vas a llegar a ese
nivel. En broma siempre le he dicho a algunos amigos “a mi me pasa como a la
Lolita, (risas) Lola Flores fue un monstruo y ella no va a ser nunca como su
madre”… la muchacha canta bien pero nunca va a ser… Yo digo que mi padre era un
genio de esto. Además era cofrade… ejemplar, ahí está el título, y yo soy más
de oficio, soy más de haber aprendido toda la vida. No quita que lo haga ni
mejor ni peor pero somos distintos. Incluso mandando, yo tengo muchas cosas de
él, pero soy yo mismo.
Yo he disfrutado de mi padre…
madre mía… pesar nada… ojalá siguiera conmigo
Son muchos los que se cuestionan qué es lo que realmente ha ocurrido
para que Rafael Muñoz haya dejado de ser capataz del palio de la Virgen de la
Paz ¿Se ha contado toda la verdad? o dicho de otro modo ¿hay cosas que aún no
se conocen, cosas o personas que hayan podido influir en su no continuidad al
frente de la cuadrilla?
Hay muchas cosas que no se
conocen. Muchas cosas que son de relación, de trato. Yo no me lo esperaba
porque confiaba en las promesas del hermano mayor que es a quien se ha elegido
y quien tiene que responder a las promesas que se hacen aunque él me dijera
que no había votado en contra mía. Pero bueno tú eres el hermano mayor y eres…
pero en fin. Ha habido cosillas, pequeños encontronazos pero nada que sea razón
para… lo que pasa es que no lo esperaba aunque lo temía. Lo temía por la
actitud que he visto, porque algunas de las personas de la hermandad,
algunas personas de la junta de gobierno que Quique escogió no tienen la
actitud, con c, la actitud cofrade que hay que tener. Si algún miembro de la
cuadrilla pedía explicación de algo, por ejemplo por qué no ha llegado la mesa
a tiempo, en vez de dar una explicación se enfadaban. No era la mejor actitud,
entonces la gente se rebotaba un poco.
A mi se me ha ninguneado un poco.
Ha habido cosas en la que me hubiese gustado participar y no me han dejado. Por
ejemplo, en la construcción de la mesa. Yo sabía cuáles eran las medidas
necesarias y óptimas para que ese paso saliera con ruedas o de rodillas o de
pie o a media altura. Pero a mi nunca me dejaron, ni siquiera ir a verla. Sí
llevaron al capataz del Misterio pero nunca a mi. Yo decía “hombre es que os
puedo ayudar para…” y respondían “no, no, no, no hace falta”, decía algún
señor, no quiero nombrar a nadie… “no hace falta, si nosotros sabemos de esto…
nosotros tenemos las medidas ya lo tenemos todo y este hombre hace las mesas
perfectamente…” Pues el Miércoles Santo tuvimos que amarrar las ruedas con un
esparadrapo porque, claro, lo ideal es que la rueda fuera incorporada, y no que
al levantar de rodillas se te caiga la rueda y con el inconveniente que tiene
que una vez que entras, tener que levantar allí a media altura porque daba en
el techo, para poder meter la rueda de nuevo para dejar el paso allí que eso ha
sido un suplicio, un verdadero matacostaleros, que yo por eso no quería sacarlo
a rodillas… eso tiene un peligro tremendo, las rodillas no están hechas para
aguantar sesenta kilos de esa manera. Pero ellos me obligaron. Y el mismo
Miércoles Santo, el hermano mayor me dice “no si no quieres no lo hagas”, porque claro con lo tarde que llegó la mesa no habíamos tenido oportunidad de ensayar
siquiera. Yo dije “no, pues ahora se va a hacer”. Y se hizo. La salida se hizo
regular, la entrada se hizo perfecta.
Esas cosas han ido minándome y
han hecho que yo me enfadara algunas veces con ellos, pero ninguna de esas
cosas era motivo…. porque al fin y al cabo la Paz iba muy bien, la Paz siempre
ha ido muy decente… llevamos dos salidas que por petición de la junta, yo soy
muy disciplinado también, por petición de la junta se le ha dado más “guerra”, y
se ha visto la bambalina volar mucho más. Lo que hacen ahora los palios de la
bambalina muy justita, muy quietecita, eso lo llevamos haciendo nosotros, lo
llevo haciendo yo desde el primer año de capataz en la Paz, porque a mi me
gusta más por llamarlo de algún modo “estilo Macarena” que “estilo Triana”. Soy
de carácter así. Y estos últimos años ellos me pidieron y yo muy disciplinado
dije “señores, hay que darle más guerra a esto”… y así se ha hecho. Yo he sido siempre disciplinado y he procurado cumplir. Por eso, en lo esencial, a lo
mejor hemos tenido alguna pequeña… algún rocecillo, pero… pero yo me lo temía
porque visto así algunas actitudes… en el último ensayo con la tirantez que se
creo con lo de la mesa que parecía que nosotros teníamos la culpa de que no se
pudiera ensayar… ni tampoco le echábamos la culpa a ellos, en el último ensayo
cuando ya se pudo colocar todo para poder levantarlo porque lo único que se
pudo hacer fue levantarlo en el cocherón, tuvieron a la cuadrilla, habiendo un
montón de gente de la junta de gobierno (y me estoy metiendo ya demasiado,
porque después van a decir que no), tuvieron a la cuadrilla, a los noventa tíos
en la calle, con un frío que hacía que pelaba desde las nueve que se citó hasta
las doce de la noche porque a nadie le dio la gana abrirnos la hermandad, hasta
que yo ya me enfadé con alguno y le dije “hombre por favor, que no tenéis
conciencia, haced el favor de abrirnos”. Entonces llegó el hermano mayor que
había estado en una entrevista diciendo que le había pillado fuera que no había
estado hasta ese momento… entonces ya él nos abrió porque el hermano mayor
siempre ha sido muy correcto en el trato, eso es verdad, aunque tiene sus
cosas…
Rafael tú siempre has tenido una actitud prudente frente a quienes
se han dedicado a poner palos en las ruedas ¿crees que esa prudencia te ha
terminado perjudicando?
Pues no lo se porque nunca sabe
uno de la otra parte qué es lo que le viene mejor o peor, lo que piensa o lo que
le influye para decidir, no lo se.
Pero ¿tú crees que no haber sido una persona de patalear, de más
carácter, como otra gente que se queja por todo o enseguida se levanta y no es
tan disciplinado como me decías que siempre has sido, puede que eso te haya perjudicado para que no se te valore como te mereces?, o dicho de otro modo
¿crees que si hubieras sido un alma mas rebelde crees que hay quienes no se
hubiesen atrevido a ningunear tu trabajo?
Si… seguramente si. Hay quien
hubiese necesitado que yo hubiera tenido la lengua suelta y un poquito de más
mala idea, pero cada uno es como es y tampoco voy a cambiar yo a estas alturas.
Yo siempre he sido un hombre de paz y ya está, y me ha ido muy bien así. Y eso
no quita que yo no haya tenido mano dura, lo que pasa es que yo no hago
aspavientos. A mi algunos costaleros me han llegado a decir “es que tú eres muy
blando” y yo les recordaba “¿tú te acuerdas de fulanito de tal?, pues a ese le
eché yo por este y por este motivo, porque no hacía esto o porque no cumplía o
porque no venía a los ensayos… Tú has visto las tarjetas de trabajo quién tiene
más quién tiene menos?...” Yo he usado la disciplina sin gritos, porque no lo
he necesitado, y la gente a mi me ha respetado. Si no me hubiera respetado a mí
mi gente, más gritos se hubieran oído en la cuadrilla, lo que pasa es que yo he
templado mucho los ánimos, muchísimo. Eso se lo puedes preguntar a cualquiera
de los que son ahora más gallitos, de los que están hablando mucho… cuando han
estado conmigo han respetado mucho a la hermandad porque yo les he obligado a
respetar. Incluso con eso que me achacan de este que castigaron; él, si ha hecho
algo lo ha hecho a escondidas mías, y el primero que dije que era inadmisible
lo que había sucedido fui yo. Y el primero que cuando algunos se levantaron y
protestaron en el huerto al hermano mayor anterior por el asunto de la sanción,
el que llamó a la cuadrilla y los reunió y castigó y suspendió durante dos
años a tres costaleros fui yo, no fue el hermano mayor. Y luego fue el hermano
mayor porque vio el arrepentimiento el que pidió que los perdonara y se
perdonaron.
Pero con la apariencia de
tranquilidad, también tengo mi disciplina y mi coraje, claro que si que lo
tengo, y nadie me tiene que decir tú tienes que dar tal o cual escarmiento. Yo
me basto sólo.
En la reunión que el capataz general de la cofradía de la Paz
mantuvo con la cuadrilla, una de las premisas de partida fue la aseveración de
que la junta de gobierno pretende dotar de mayor alegría ("bulla" fue
el término empleado) a la forma de andar del paso ¿Cómo interpreta esta idea?
Mi hijo de eso no me contó nada.
porque él está allí y quiere seguir de costalero, aunque yo lo intuía. De todas
maneras yo ya había cambiado un poco como hemos dicho antes en someterme a lo
que la junta de gobierno quería y en la extraordinaria y en 2015 se ha visto. Y
yo he sacado un poco a la Paz de la línea que traía precisamente por eso, por
ser disciplinado, porque eso es lo que quieren ahora, lo que pasa es que yo
creo que eso lo dicen porque ni entienden siquiera. La Paz no se puede poner a
hacer barbaridades, eso lo primero, porque todo lo que esa gente le pide, “que
sea más alegre, más alegre” se volvería contra Ella, seguro. Segundo, la Paz ya
no está en los años ochenta en que cualquier cosa que hicieras, y hacíamos
barbaridades (levantábamos a la música), todo eran aplausos y voces… pero bueno
¡también se tocaba El Vito, caramba!. Ya no estamos en los años ochenta, ahora
las cosas han cambiado y a esto hay que darle otra seriedad y otra cosa, y la
gente además ya sabe, y como sabe lo que ve aplaude una cosa que sea bien
hecha, perfecta. Medio aplauso hoy en día vale más que aquellas carreras
oficiales que hacíamos que se ponía la gente de pie a aplaudir y estaba
aplaudiendo desde que entrábamos por carrera oficial hasta que salíamos. De
todas maneras La Paz casi lo consigue ahora, pero ya no puede ser lo mismo.
¿Ha recibido indicaciones de algún hermano mayor pretendiendo
condicionar su forma de hacer las cosas al frente de la cuadrilla?
No. Excepto peticiones de algunas
marchas en carrera oficial para que la gente aplauda y tal, eso casi todos
porque son chapados a la antigua. En eso ni Manolo Quirós, que piensan que yo
quité las rodillas porque él me lo mandó, mentira. Manolo Quirós me lo propuso
un día diciéndome “Oye Rafael, ¿no crees que eso de las rodillas es muy duro?,
¿No podrías quitarlo?” y yo le respondí “lo pensaré”. Y a los dos años decidí
que aquello no merecía la pena y le dije a los costaleros “si cuando terminemos
alguien pregunta que por qué hemos quitado las rodillas, el año que viene
volvemos a poner rodillas otra vez” Eso lo decidí porque hubo lesiones, hubo
algún lesionado por las rodillas… y que conste que los mismos costaleros
estaban en contra mía y decían que toda la vida se había hecho de rodillas. Y
yo les dije “Si, pero esta salida tiene tal problema con esos tablones y esas
chapas que se ponen, con lo que eso pesa que vamos a hacerlo sin rodillas. Si
alguien, una persona nada más, me pregunta que por qué la Paz ha cambiado, el año
que viene volvemos a hacerlas”. Allí no preguntó nadie. Es que es un trabajo que
no es necesario, que no se valora y que no se ve. Antiguamente con mi padre era
a media altura desde el huerto.
Y después con el cocherón antiguo era de rodillas desde el
principio. Se levantaba la Virgen y a rodillas y se giraba de rodillas dentro
del cocherón y hasta la calle. Y yo recuerdo a algún costalero de la Paz que
decía “es que cuando en la calle levantas a la Virgen te quieres morir” y
todavía quedaban siete horas. Y no hay necesidad de machacar a la gente…
Claro ya te mueres. Mira eso lo
hace la Hiniesta por hablar de alguna, pero lo hace saliendo de la puerta una
Iglesia, en un sitio vistoso, la gente lo percibe y lo puede organizar de otra
manera porque las dimensiones no son las mismas y de rodillas a de pie hay muy poca
distancia, porque llevan una cuadrilla de costaleros de 1,60 y eso es una
maravilla hacerlo así, pero ¿ahí metidos en el rincón, que nadie lo aprecia las
bandas en este lado… quién lo ve eso? Cuatro personas que hay en la acera de
enfrente. No lo valora nadie. Ni siquiera se dieron cuenta. No era necesario
pero bueno ya está.
¿Es la cuadrilla de la Paz una cuadrilla difícil?
Difícil en absoluto. ¿Tú has
visto cómo han ido a la Catedral y han vuelto sin aparente sacrificio casi?
Porque ahí hay una unión, hay un trabajo, hay unas ganas… y conmigo era a
muerte… era fe ciega en Rafael Muñoz. Algunos habrá más despegaíllos, lógico
pero de los noventa tíos que llevábamos, y tenemos lista de espera también,
cincuenta son a fe ciega conmigo.
Difícil nada, lo que pasa es que
algunas hermandades quieren que el costalero sea hermano para que pague su
cuota, que pague papeleta de sitio, que pague su ropa, que antes se les daba
sus camisetas ahora ya ni eso…
... camisetas y hasta la faja…
... si, si… que trabajen la cruz, que
organicen un concierto, que solucionen el Rosario, que participen en todo pero
que estén con punto en boca callados y no se pronuncien como el resto de hermanos
y resulta que es el hermano que más participa en la hermandad y el que más
callado tiene que estar. Y si un costalero como hermano que es va a un cabildo,
protesta por algo, entonces el culpable es la cuadrilla y el capataz… y el que
lo paga el capataz. Y ese ha sido uno de los motivos de lo ocurrido, que había
costaleros incómodos. Unos con mejor estilo, otros con peor… pero todos tenían
que estar calladitos… ese es el problema… de las cuadrillas.
¿Qué opinión te merecen aquellas voces que se escuchan en ciertos
mentideros que afirman que la cuadrilla necesita una limpia?
Si necesitara una limpia se la
habrían dado, pero no se han atrevido, creo que en principio han dicho que van a
seguir todos, que cuentan con todos y me consta que dijeron que incluso si
alguno quería ser contraguía podía serlo, levantando la mano…
Como un concurso ¿no?
Sí…
En su opinión, en una cofradía como la Paz, ¿puede funcionar una
figura como la del capataz general? Lo digo porque a fin de cuentas en estas
condiciones el responsable del palio no sería más que un auxiliar…
Claro…
… Hay hermandades como Las Penas de Santiago, como la Esperanza,
como la Paz en las que las cuadrillas están muy polarizadas, no digo
enfrentadas… Humildad es Humildad y la Paz es la Paz, desde el punto de vista
del costalero. ¿Crees que en una cofradía como la Paz puede funcionar una
figura como ésta?
Vamos a ver, empiezo por otro
lado. Las cuadrillas están polarizadas porque han querido polarizarlas. Porque
yo fui el primero que cambié mi último ensayo del año para coincidir con el
último de la cuadrilla del Misterio, para que las dos cuadrillas estuvieran un
día juntas. Y luego hay quienes casi me achacan a mi que las cuadrillas estén
separadas. Cuando nosotros, que acabábamos más tarde, llegábamos a la casa de
hermandad ya estábamos solos, no nos habían esperado, eso en varias
ocasiones.
Respecto a la figura, a mi el
capataz general no me gusta. Entiendo que en algunas hermandades con unos
buenos equipos de capataces pueda ser… con gente con experiencia y tal… Curro
lo hace pero con buenos segundos y buena gente alrededor que tenga buena
armonía entre ellos y con las cuadrillas. Así se puede hacer… pero a mi no me
gusta, yo creo que el capataz es capataz de su cuadrilla, no de la hermandad, eso
es muy complicado. Hay muchos momentos y no tiene que ser en el palco, en la
salida, en San Zoílo donde un capataz tiene que ser el capataz con su mando y
con su sabiduría… el recorrido es muy largo, y el estilo es más importante que
una estrechez.
¿Pierde la Paz una señal de identidad, apartando a la saga de los
Muñoz del llamador?
Nadie es imprescindible. Nosotros
hemos hecho lo que hemos podido y ahí están los Muñoz. Todavía mi hijo sigue de
costalero y ahí está y estamos, pero por lo menos pierde nuestro cariño.
¿Piensas que existe un plan preconcebido en las decisiones adoptadas
por el hermano mayor de la Paz? ¿Algún objetivo final más allá del hecho de
prescindir de un capataz con tantísima experiencia?
Estas cosas cuando se hacen es
porque ya hay prevista una solución y si no la tienen peor, porque si un
responsable de una cosa tan importante como una hermandad no tiene previsto lo
que va a hacer… malo sería.
O sea que está todo el pescado vendido…
Pues… por lo menos orientado… es
que no lo se, sinceramente no lo se, porque a mi me aseguran de todas partes
que no… incluso los implicados y se ha enfadado conmigo alguno… por lo que los
otros han dicho, porque yo nunca he dicho ni fulano ni mengano. Pero si he
dicho que había algo de previsión, porque ha habido un ofrecimiento, eso es lo
único que yo he dicho, sin querer ofender a nadie.
¿Se arrepiente de algo? ¿Algo que hubiese podido hacer y no hizo?
¿Algo que hiciese que no debería haber hecho?
De lo hecho no me arrepiento de
nada. Mi mujer dice que soy un junco, que me doblo, me doblo, me doblo pero
nunca me parto. Y de verdad te digo que no me arrepiento de nada. Yo lo he
hecho con todo el corazón, con toda la conciencia, con todo lo que yo sabía y
de la mejor forma que he sabido y además siempre teniendo muy claro que yo era
un mandado de la hermandad… siempre… no he sido orgulloso. ¿Qué alguna vez en
conversaciones, he sacado algo? bueno… últimamente. Uno ya después de un
infarto y jubilado y tal, saca uno ya un poco el descaro… un poquito ¿y alguna
vez he contestado a alguien mal porque ya me ha sacado de quicio? Pues sí,
alguna vez, en la junta, este año pasado. Nunca más. Pero ya está, no me
arrepiento de nada. Si alguna vez lo he hecho mal es porque uno tiene corazón..
si no, sería uno un palo
¿Se llega a imaginar Rafael Muñoz el próximo Miércoles Santo?
No me lo imagino, ni me lo quiero
imaginar. Y creo que ni lo voy a ver… son muchos años, eso duele mucho… que va…
a lo mejor me voy a Sevilla… a ver cualquier cosa…
Mira yo, el año que nació mi
hijo, no quise sacar a Jesús Caído. Entonces se hacían 20 ensayos, una
barbaridad, y yo estaba destinado en Tarifa. Yo no podía ir a los ensayos. Mi
hijo recién nacido, cada vez que venía 4.000 pesetas de gasolina que entonces
era una barbaridad (risa)… entonces yo lo comenté en la hermandad que no me
parecía bien sin venir a los ensayos… ellos me dijeron que no, que se ensayaba
con otro y el Jueves… y yo dije que no, que si no ensayaba, si no lo trabajaba,
no tenía derecho a sacarlo. Les dije que me parecía mucho más honrado no
hacerlo ese año y que después ya hablaríamos. Llamaron a Rafael Jaén y me fui con
mi niño a Santa Marina porque yo a la salida no me veía capaz. Cuando yo le ví
venir por la Calle Mayor de Santa Marina… ¡madre mía qué llanto. madre mía qué
disgusto más grande!. Lo pasé muy mal, muy mal. Gracias a Dios me volvieron a
llamar.
Fotografías Eva María Pavón
Recordatorio De Cerca con Manuel Ortega: "No me han dado explicaciones para cesarme"
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