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viernes, 6 de noviembre de 2015

Enfoque: Cofrades que muerden su propia mano


Blas Jesús Muñoz. No fue la mano que le dio de comer algún día, en el sentido de que no era lo que lo sustentaba económicamente. Si bien, sí podría llegarse a pensar que la presidencia de la agrupación de Cofradías fue un trampolín pintiparado para dar el salto a la piscina de la política. De hecho, cada cual es libre de ejercer su vocación o lo que le apetezca en el momento y en el partido que le plazca. Un capataz puede decidir aceptar cualquier martillo, aunque no vaya en el estilo que de él se espera; un prioste puede montar unos cultos o vestir a una imagen como le venga en gana, aunque las ganas de quienes observan su obra no sean las mismas; un antiguo jefe militar puede fichar por Podemos y un cofrade puede afiliarse al Partido Socialista, salir elegido de concejal y luego ser Delegado Territorial de Cultura de la Junta de Andalucía.

Todo puede ser. Hasta el punto de no responder a las preguntas de un entrevistador aferrándose al "diálogo", tal vez, intentando emular torticeramente al famoso "programa, programa, programa" de Julio Anguita. El mismo que pasó palabra en un programa televisivo cuando le preguntaron por Rosa Aguilar. La misma Alcaldesa que homenajeó al, entonces, Presidente de la Agrupación, cuando abandonaba el cargo. El mismo que ahora es su legado en Córdoba. La misma que usa el argumento de un concejal que quién sabe si se enfadó cuando ella desertó al bando contrario.

Al final, los bandos son los mismos en esa amalgama informe que llaman "izquierda", desconociendo el estrato que los configuró durante la lucha (de los que lucharon, por supuesto), de una clase a la que siempre olvidaron cuando les llegó los cuatro años de gloria, o los veinte o los treinta... La misma que no propone, pero sí dispone de una puerta como si se tratase del umbral mismo de la riqueza de una ciudad que mira atónita como la envilecen cada día, antes de que amanezca.

Francisco Alcalde, en el papel de Pretor máximo en esa rueda de prensa muestra lo sencillo que es morder la mano de quienes, una vez, confiaron en él para regir las cofradías. Una pena que la paradoja espacio-tiempo no nos deposite en una realidad paralela ocho años atrás para ver la forma en que actuaría, ejerciendo el cargo de Presidente. Disculpen, pero a partir de aquí ya no lo trataré con su antigua dignidad porque esa la perdió (la de alto cargo cofrade), el día en que antepuso los intereses de su partido a los de las cofradías. No es tiempo de héroes porque no los hay, no existen. Sin embargo, ya va siendo hora de que todos demos un paso al frente y nos tilden de pusilánimes. Me explico, las cofradías tienen la palabra y, con puerta o sin ella abierta, quizá ha llegado la hora de que todas acudan a la Catedral sin ningún atisbo de duda.









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