Blas Jesús Muñoz. ¿Dónde se halla el límite de la libertad
de expresión? ¿Dónde están los límites primitivos en la ambigüedad de
algunos extremos de la ley? ¿Qué se considera sentido del humor,
expresión de mal gusto u ofensa? ¿En qué e parte del tablero se halla la
religión católica para ser manejada al antojo de determinado tipo de
pensamiento?
Seguramente, más de algún católico, cristiano o ciudadano
de a pie se ha podido hacer alguna de estas preguntas al enterarse de
los tweets que publicaba la revista Mongolia, calificando a la Madre
Teresa de Calcuta como "un ángel del infierno", entre una serie de
calificativos peyorativos.
En el día en que el Papa Francisco daba la aprobación al
milagro que abre las puertas de su canonización, esta publicación
lanzaba dicha soflama en la que también se incluía la terminología de "puto cacahuete miserable". Palabras que han tenido una pronta reacción
en la red social que ha derivado en una agria polémica.