Blas Jesús Muñoz. Con demasiada frecuencia, la sociedad exige a la clase política, exactamente, lo mismo que ella misma no puede ofrecer. Insufla oxígeno y expulsa dióxido de carbono, mientras pretende que el representante público (del que ella se ha dotado) respire ese gas malévolo para la atmósfera en grandes cantidades y devuelva la la cantidad exacta de oxígeno que haga florecer el ecosistema. Cuando algún político alcanza esta proeza, le restan mérito porque es su obligación. De igual manera que si quienes predican amor con hechos, o sea los ministros de la Iglesia, también es parte de su estatus, distinto es que un sacerdote cometa un error, solo uno, las críticas y la rasgadura de ropas farisea caerán en tropel.
Esto mismo es aplicable a los cofrades, pero tengan paciencia que lo primero es lo primero. Y no hay que olvidar que hay políticos que respiran gases nobles y expulsan más benceno del que se emplea en la fabricación de plásticos. De tal manera que, sirvan como ejemplo los gobernantes locales, puedes retirar la subvención a toda asociación que huela a incienso, excusarte con todo tipo de ripios y vaguedades y pretender que nadie chiste. De hecho es lo que se hace y, cuando algunos grupos católicos reaccionan, se les acusa de politizarse. Primer síntoma de incultura atroz del gobernante y sus correligionarios, pues no se leyeron a los clásicos griegos (esos no eran católicos, aunque como Aristóteles hablarán de Dios como motor inmóvil del Universo), cuando establecieron que todas las facetas de la vida se integran en la política.
Como en capítulos anteriores, la Alcaldesa mimetizó su perfecta técnica del avestruz, la misma por medio de la que se esconde y deja que sean sus camaradas los que se vayan estrellando sucesivamente con sus declaraciones. Dejando a las claras una mezcla preocupante de torpeza y revanchismo. Ella, que no tiene apariencia de ser más hábil que sus congéneres, seguramente creerá que con su voz dulce, metódica, pretendidamente cálida y, como diría mi abuela, un poco "apavanada" y la aparición de su concejal fetiche para estos asuntos, está todo resuelto. Es más, si por un casual hay una salida extraordinaria en la que realizar una aparición estelar, miel sobre hojuelas.
El único pero a esa posible hipótesis es que este 2016 trae pocas extraordinarias, de momento. Solamente la del Rescatado, pero ya tiene medalla y no sabemos si el capataz la dejaría hacer una levantá. Otros ya lo hicieron en octubre y permitieron que quien ataca, aunque no dé la cara habitualmente, a cofradías e Iglesia se diera el gusto de salir en todos los medios como una persona comprometida y respetuosa con la causa. Ellos deberían respirar dióxido y expulsar oxígeno, pero seguramente será al revés y clamarán lo que, cuando les toca, no son capaces de hacer.
Recordatorio Enfoque: El año de mi Catedral