Blas J. Muñoz. Sobre su paso de palio, vestida de hebrea,
con los candeleros dispuestos para recibir el aroma limpio de la cera
que alumbra los siglos de devoción del barrio que la esperó siempre. Asi
se halla Nuestra Señora de la Estrella, a falta de un último Lunes de
Pasión para que la voz sorda del llamador anuncie la primera levantá de
las que la guiarán hasta la Catedral.
Un momento histórico será el que se produzca, cuando la
cuadrilla que dirige Rafael Giraldo enfila la puerta del cielo que
anuncia Santa Catalina. Al igual que hace tan poco y tanto tiempo, desde
que Fernando Morillo condujera los pasos de aquellos hombres, por vez
primera, hacia el palquillo de entrada a la carrera oficial. Del que un
servidor fue testigo de aquella emoción contenida y desatada en cada
mirada.
La Estrella, la sublime imagen de la Huerta de la Reina ya
está dispuesta a recibir el amor de sus devotos para devolvérselo,
multiplicado por el infinito inalcanzable que entrega la Madre de Dios.
Un lunes más y, al siguiente, todo estará dicho.