Blas J. Muñoz. Ha caído la noche del Martes Santo y, en la madrugada del Miércoles, el Barrio del Naranjo es un clamor silencioso que se postra ante el Cristo de la Agonía. La Banda de la Salud ya ha concatenado las marchas que han elevado a sus cofrades y a los de Córdoba entera a la eternidad de la música hecha virtud.
Sin embargo, a las puertas de la Parroquial de Santa Victoria aun resta una sorpresa más. Uno de esos instantes que más que erizar la piel marcan una forma de vida, un estilo al hacer las cosas y la manera en que las afrontamos. Es muy difícil afrontar una enfermedad como la cáncer y esa levantá (la que pueden contemplar en el vídeo de Javier López Soto que, a continuación, les reproducimos) intenta aportar ese abrazo de la cofradía a tres enfermos de cáncer de la misma.
No hay más palabras que las de su capataz, Jesús López Mata, ni más esfuerzo que el de los costaleros que se entregan por esas tres personas, ni más música que la de la Salud rogando al cielo que atienda la súplica. Desde el interior de su templo, la Virgen asiste al ruego y a ella se encomiendan sus devotos en el difícil trance. Ruega por ellos, Madre.
