Los Villanueva, ¿decadencia o accidente?

Juan Pérez. Después de medio siglo mandando pasos y haciéndolo tan bien, podrían pensar que es injusto afirmar que los Villanueva están en decadencia y más viendo lo bien que lo hace el hij de Manuel, que en definitiva está llamado a suceder a su padre y a su tío al frente de algunas de las mejores cuadrillas de costaleros de Sevilla. Si uno ve como camina el Señor del Silencio, ya se da cuenta rápido del elevadísimo nivel del que estamos hablando.

Distinto es el ejemplo del Gran Poder. El caminar del Señor es personal e intransferible y está de mucho antes de que llegaran los Villanueva. Los Ariza ya lo hicieron durante décadas y aquel cambio, aunque parezca que ya nadie se acuerde, no fue de esos que pasan sin pena ni gloria. Para los desmemoriados hay que recordar que en aquella primera igualá de los Villanueva hubo más huecos de los esperados y algún medio se desplazó a cubrir lo que estaba pasando.

Con Internet más en forma que entonces, más de uno se habría puesto las botas. Como ahora pasa con los toques que se le han dado a algunos pasos. Una cosa es que no se dramatice (darle a un bolardo con la calle repleta de gente, le pasa a cualquiera) y otra que no se cuente que ha pasado y se cubra de miel a capataz tras capataz. A casi nadie se le ocurriría decir en público que hay pasos en Sevilla que andan mal. Lo dijo Antonio Santiago en una entrevista, pero no dio nombres.

Volviendo a los Villanueva, lo de la cabeza de Nicodemo es más difícil de explicar si no es por un exceso de confianza. Nadie duda de que Manuel sea el mejor o esté entre los tres mejores capataces del mundo, lo que parecen dejar de poso esos vídeos es que hay relajación  que, tal vez, venga de un exceso de confianza que, con tanto móvil, no se te perdona y siempre hay alguien que graba y alguien que quiere ver.

@JuanPerez_79
Foto Juan Flores
Foto A Esta Es: Primera cuadrilla de hermanos costaleros en el Gran Poder en 1975. En medio estánlos capataces , Rafael y José Ariza Sánchez.


Recordatorio Mi luz interior: El sainete de las pipas y las mantillas