Guillermo Rodríguez. La tarde noche en la Iglesia Colegial del Salvador ha gozado de una intensidad sobresaliente por las elecciones que se han desarrollado en la Hermandad de Pasión, con una notable asistencia de público que ha provocado numerosas colas y que se ha saldado con la victoria de José Luís Cabello con un resultado de 629 votos a su favor frente a los 311 votos obtenidos por José María Machuca, su adversario, con 6 en blanco y 1 nulo.
Interesantes y entretenidas han sido sin lugar a dudas las elecciones en la Archicofradía de Pasión, una elecciones que tuvieron su origen en la dimisión, tras 15 años al frente de la hermandad, del psiquiatra Javier Criado tras haber sido acusado de abusar sexualmente de casi una veintena de sus pacientes y el escándalo derivado. Criado argumentó que su renuncia se debió a la "terrible campaña de difamación y acoso" que hubo de sufrir a resultas de aquellas denuncias.
Interesantes y entretenidas han sido sin lugar a dudas las elecciones en la Archicofradía de Pasión, una elecciones que tuvieron su origen en la dimisión, tras 15 años al frente de la hermandad, del psiquiatra Javier Criado tras haber sido acusado de abusar sexualmente de casi una veintena de sus pacientes y el escándalo derivado. Criado argumentó que su renuncia se debió a la "terrible campaña de difamación y acoso" que hubo de sufrir a resultas de aquellas denuncias.
Aspiraban a su sucesión José Luis Cabello, que se hizo cargo de la vara dorada de la corporación del Salvador tras la renuncia de Criado y se ha encargado a lo largo de todo el proceso de insistir en calificar de integradora a su candidatura y a José María Machuca que desde el principio anunció una auténtica revolución que pretendía recuperar la presunta tradición perdida por la cofradía del Jueves Santo en caso de resultar elegido por el cabildo de hermanos.
Cabello que ha defendido la experiencia como uno de los elementos fundamentales de su propuesta, y que ha invocado la unión y la integración en buena parte de su programa, que goza de un marcado aire continuista, pretendía "mantener una hermandad abierta, atenta a sus hermanos, preparada para afrontar los retos que plantea nuestra sociedad, asumiendo nuevas formas de comunicarse con sus hermanos, mejorando las existentes y creando nuevos canales para que sus gestiones con la Hermandad sean más ágiles y cómodas, que conozca e integre en su gestión los muchas veces complejos sistemas legales o financieros pero a los que no debemos ni podemos ser ajenos, dando ejemplo de su estricto cumplimiento, centrada en la función asistencial, potenciando el voluntariado para que, los hermanos que así lo quieran, puedan dar su cariño a los más desfavorecidos de la sociedad; visitas a los enfermos, compañía a los mayores, ayuda a los dependientes, consuelo a los reclusos (somos institución mercedaria) y, en general en el ejercicio práctico y real de las obras de misericordia". Una candidatura que ha contado con el apoyo público de nombres ilustres como Enrique Gutierrez Carrasquilla o José Roda Peña, que aceptaron formar parte de la junta consultiva si Cabello era elegido por el Cabildo de hermanos. Cabello se ha presentado como un candidato que apostaba por el consenso, inscribiendo en su lista a personas de distintas sensibilidades, incluyendo a "varias personas que formaron parte de candidaturas donde iban muchos de los que ahora van con José María Machuca", al tiempo que afirmó en una entrevista realizada por Esteban Romera para Pasión en Sevilla, que el consenso pretendido por la otra candidatura se redujo a la petición expresa, en una reunión mantenida para acercar posturas, "de que se retirase".
Por su parte Machuca, quien fuera hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Triana se ha presentado a estas elecciones como una opción claramente rupturista con la etapa anterior, como da muestra un programa encabezado con el lema #RenovarPasion, toda una declaración de intenciones que no ha dudado en justificar su concurrencia a los comicios en base a que un "número cada vez más creciente de Hermanos de Pasión hemos asistido con estupor primero, y con honda preocupación finalmente, al proceso de deterioro y pérdida de las señas de identidad de nuestra Archicofradía, el cual, producido en los últimos años, desemboca en los dolorosos acontecimientos por todos conocidos en los que el buen nombre de nuestra querida Hermandad se ha visto involucrado", al tiempo que ha catalogado al mandato que ahora finaliza y del que Cabello formaba parte como un "convulso período en el que la Hermandad ha sido despojada de gran parte de los elementos que integran su patrimonio inmaterial: desde la continua presencia en los medios de comunicación, olvidando nuestra proverbial discreción, a la subordinación de la organización de los símbolos litúrgicos a criterios estéticos cuando menos dudosos o la pérdida del silencio y espíritu ascético y penitencial que caracterizó secularmente nuestra estación de penitencia, por sólo citar algunos de ellos" poniendo el énfasis en "el abandono de la tradición que conforma la identidad de la cofradía que ha provocado también el efecto de vaciar de contenido la Hermandad, desnaturalizando los signos que la caracterizaban (...) alejando de ella a los Hermanos que sufren en silencio esta devastadora realidad.
Dos propuestas claramente antagónicas entre las que los hermanos de Pasión han debido elegir, que han producido cruces de declaraciones y mutuas acusaciones de ausencia de diálogo y que han generado una campaña de alta intensidad que ha culminado en el día de hoy. A partir de ahora será el momento de sanar las potenciales heridas que se hayan podido derivar del proceso, para alcanzar la unidad que jamás debe perderse en situaciones como la vivida o sufrida por una de las corporaciones fundamentales de la Sevilla cofrade.