A veces la vida te pone a prueba dándote "guantás sin manos" que no sabes ni por donde te vienen, o sí, nunca se sabe.
Sabes por donde te vienen porque te las esperas. Porque eres consciente que, aún haciendo lo correcto, para otros sólo les estás echando un pulso. Y ya se sabe que cuando "se tiene la sartén por el mango...", a pesar de no llevar razón, ganan ese pulso que sólo ven ellos.
La vida es injusta, sí. Demasiado, diría yo, pero el sabio refranero también dice que "todo vuelve a su cauce", "que a todo cerdo le llega su San Martín", que "el tiempo pone a cada uno en su sitio".
Por eso lo mejor es no entrar en "dimes y diretes", es mejor no entrar en una guerra que no lleva a ninguna parte. No hacerse notar, sólo "sentarse y esperar a ver el cadáver de tu enemigo pasar" (enemigo lo dice el refrán, no yo).
Sólo hace falta dejar correr el tiempo y estar atentos, porque en cualquier momento la aguja gira y "te quedas con dos sillas y sentado en el suelo".
Raquel Medina