Suspira el querubín en mitad de la calima y sus alas baten lento, muy lento y el Poniente lo arrastra hasta una costa iluminada y se posa a descansar sobre el monumento de un descubridor más famoso que las retransmisiones de Semana Santa de un canal del califato.
Suspiros alados por aquellos que se ponen a la sombra y se dan postín en privado mientras se lo comunican a su interlocutor porque de comunicar, comunican tanto que no callan. Y comunicando comunicaron que iban a ser el enlace de un candidato para que este comunicara mejor que nadie que su comunicador era su amigo y que él lo descubrió y lo puso.
Suspira el Ángel porque sabe que quien debía poner quitó al amigo y ahora todos se preguntan si al comunicar que lo ponía le hizo la del gafe de Ozores del tercer tipo, pernicioso. Y por un margen muy estrecho al que se veia ganador perdió y le suspiraron que su amigo era el gafe.
Joaquín de Sierra i Fabra