A. Martín/G. Rodríguez. Se trata probablemente de uno de los capataces más mediáticos de cuantos componen el firmamento de los primeros espadas del martillo. Miembro de una de las sagas más legendarias de la ciudad hispalense, atesora, como ocurre con los más grandes, una legión de detractores y seguidores que preñan el universo cofrade, medios de comunicación incluidos. Los que lo conocen lo pregonan con vehemencia. Posee un carisma incuestionable y una capacidad técnica fuera de toda duda, aunque en los últimos tiempos haya protagonizado determinados episodios que no hacen justicia a su indiscutible carisma.
Sea como fuere, Antonio Santiago continua acumulando el reconocimiento del mundo del costal y de las cofradías que gozan de la inmensa suerte de contar con su sabiduría. El último de este reconocimientos tuvo lugar el pasado 11 de septiembre, cuando a la finalización de la Función Principal de Instituto celebrada por la Hermandad de la Divina Pastora de las Almas y Santa Marina, la Corporación letífica hizo entrega de su insignia anual, siendo el galardonado el capataz Antonio Santiago.
Una insignia de la que se ha hecho acreedor Merced a su década al mando de la cuadrilla de costaleros de la Divina Pastora, así por la trayectoria de la saga a la que pertenece que comenzó con su padre, el siempre recordado Manolo Santiago y que continúa con su hijo Antonio, según expuso en la ceremonia, el mayordomo de la Hermandad.
El capataz, agradeciendo esta distinción, quiso recordar que "era su deber y labor la de llevar a la Pastora por las calles de Sevilla", como así lo hará el próximo día 18 y aunque no se sentía merecedor del mismo al hacerlo de corazón. Una muestra más de que a veces la constancia, la perseverancia y el trabajo duro, son las mejores cualidades para lograr que un protagonista se convierta en profeta en su tierra.
Fuente Fotográfica
Una insignia de la que se ha hecho acreedor Merced a su década al mando de la cuadrilla de costaleros de la Divina Pastora, así por la trayectoria de la saga a la que pertenece que comenzó con su padre, el siempre recordado Manolo Santiago y que continúa con su hijo Antonio, según expuso en la ceremonia, el mayordomo de la Hermandad.
El capataz, agradeciendo esta distinción, quiso recordar que "era su deber y labor la de llevar a la Pastora por las calles de Sevilla", como así lo hará el próximo día 18 y aunque no se sentía merecedor del mismo al hacerlo de corazón. Una muestra más de que a veces la constancia, la perseverancia y el trabajo duro, son las mejores cualidades para lograr que un protagonista se convierta en profeta en su tierra.
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