Guillermo Rodríguez. No ha habido sorpresas. En un cabildo extraordinario que se ha desarrollado en el Salón Parroquial de San Miguel, y ha convocado alrededor de un centenar de hermanos de la corporación, tras el llamamiento de asistencia realizado por la junta de gobierno "dada la enorme trascendencia del asunto a tratar", el máximo órgano de representación de la hermandad de Capuchinos ha decidido dar el respaldo por unanimidad a la junta de Gobierno de Enrique Aguilar, que ha mencionado en su discurso que "este proyecto no es de su junta sino de toda la hermandad", para que se reanude el proceso que tiene como objetivo la coronación canónica de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza. Unos trámites que ya se iniciaron hace años, durante el mandato de Antonio Peligro, tras permanecer en el cajón del olvido durante todo este tiempo.
Cuatro años podría ser el horizonte temporal que baraja la junta de gobierno para que el sueño de coronar canónicamente a la dolorosa de Martínez Cerrillo se vea materializado. No se trata, por descontado, de que 2020 sea ya la fecha fijada, pues la concreción de este extremo dependerá de la conjunción de múltiples factores, muchos de los cuales escapan al control de la hermandad capuchina. Pero sí es la estimación aproximada con la que trabajan en la casa blanca, según fuentes cercanas a Gente de Paz.
Una asamblea en la que se han esbozado algunos aspectos esenciales para que la coronación llegue a buen puerto, entre los que destacan por encima del resto el formativo y el asistencial, ambos con un peso específico actual en la hermandad franciscana que habrá que multiplicar por mucho para que adquieran los mínimos niveles exigidos para que un proceso de estas características obtenga la aprobación de Palacio. Una obra social que estará compuesta por las aportaciones de la corporación al Fondo Común Diocesano, participación en la Obra Social conjunta con el resto de hermandades, la tradicional bolsa de caridad de recogida de alimentos y otros productos, la participación con entidades solidarias como Adevida y la Fundación Bangassou, las acciones solidarias que emprenden habitualmente el grupo joven, las cuadrillas costaleras y otros grupos de la hermandad, así como una obra social específica emprendida con motivo de la coronación que será destinada a las misiones que los capuchinos despliegan por el mundo. En este sentido cabe recordar que ya anticipamos en Gente de Paz el pasado viernes que "la colaboración con alguna de las Misiones que los Padres Capuchinos desarrollan en Iberoamérica y el resto del mundo podría ser una opción muy a tener en cuenta por la hermandad".
Cabe recordar que la coronación canónica es uno de los ritos litúrgicos católicos, instituido en el siglo XVII e incorporado en el siglo XIX a la liturgia romana, usado para resaltar la devoción por una advocación mariana y consiste en la imposición de una corona a la imagen escogida. El origen de este rito se sitúa en el siglo XVI, cuando, curiosamente, los hermanos capuchinos, como culminación de sus misiones evangelizadoras, recogían joyas como símbolo de conversión y desprendimiento que fundían para confeccionar con ellas una corona para la Virgen. Existen tres tipos diferentes de concesiones de coronaciones canónicas; la pontificia que concede el Sumo Pontífice y se otorga con una frecuencia muy reducida, la diocesana que es aprobada y concedida por el titular de la diócesis a la que pertenece la imagen - Inicialmente el obispo sólo tenía la iniciativa, declarando la coronación el Capítulo de San Pedro. Juan Pablo II agilizó el trámite otorgando la competencia al Ordinario de Lugar. - y la litúrgica, que no necesita de permiso alguno, que la realiza cualquier eclesiástico y puede llegar a ser elevada al rango de Canónica Diocesana.
Los trámites que dan inicio al proceso de coronación son el Escrito de Solicitud, en el que la hermandad ha de especificar los motivos que justifican la petición y el Acta de Aprobación del Cabildo, que es el trámite que la hermandad ha aprobado en Asamblea este domingo. En el documento tendrán que concretarse pormenorizadamente, la historia y los datos artísticos de la talla y la devoción que el pueblo profesa a la Virgen, así como los cultos que la cofradía desarrolla en su honor, cuestiones básicas de partida en las que ha de asentarse un procedimiento de este tipo.
Entre los aspectos que deben ser impulsados de manera paralela al desarrollo del proceso, si la hermandad no los tiene implantados de antemano, se encuentran la Formación, el Proyecto Pastoral y la Obra Social. La actividades de carácter formativo deben incluir un programa anual de acciones formativas encaminadas a potenciar la evangelización de hermanos y fieles, una de las patas fundamentales de la esencia de una hermandad. El Proyecto Pastoral, que igualmente ha de desarrollar el objetivo de la evangelización, debe incorporar un proyecto perfectamente diseñado y estructurado para difundir la Palabra de Dios. Un proyecto que se sume al proyecto global de la Iglesia a la que se hallan adscritas las hermandades y cofradías. Finalmente la Obra Social ha de tener una sustancia acorde con la envergadura de la causa. Ejemplos de obras de esta dimensión, evitando el efecto comparativo con otras corporaciones cordobesas, son el Centro de Atención Infantil de la Esperanza de Triana, el Centro de Estimulación Precoz del Buen Fin o la Fundación Santa María Elena de la Familia, el Proyecto Victoria y el proyecto “No sin alimentos”, que comprende aportaciones financieras o en especie al economato Social “Miguel de Mañara” de la Hermandad de la Santa Caridad, al supermercado Social de las Salesianas, al economato Social de Santa Genoveva, al comedor Social de Pumarejo, y al comedor de ancianos de las Hermanitas de los Pobres, además de suministrar alimentos a 40 familias del barrio de las Tres Mil Viviendas, todo ello desarrollado por la Paz del Porvenir con motivo de su inminente coronación. Ejemplos que deberán ser tenidos muy en cuenta por los dirigentes de la Paz y Esperanza para dotar de este proceso de elementos de especial trascendencia que van mucho más allá del mero hecho de coronar a la Virgen.
Por último la petición deberá aportar adhesiones de otras hermandades, instituciones, hermanos, fieles, devotos, asociaciones, movimientos apostólicos, asociaciones civiles, culturales y autoridades civiles con el fin de dar evidenciar el apoyo social que justifica el proceso. En suma un proceso complejo, a la par que ilusionante que si se cumplen los plazos barajados implicarán necesariamente que a lo largo de este tiempo la hermandad se vea inmersa en un proceso electoral que añada elementos imprevisibles al mismo.