Antes de ponerme a echaros el rollo me gustaría felicitar a los hermanos de La Paz por la decisión tomada ayer en Cabildo Extraordinario de Hermanos de retomar los trámites para la Coronación Canónica de la "Niña de Cerrillo". Toca ahora trabajar, pues no será algo fácil. Toca ahora arrimar el hombro. Pero esto no será difícil de enconr, pues teniendo en cuenta la gran cantidad de hermanos que fueron a dar su sí, hay de sobra para todo el trabajo.
Lo dicho, ¡enhorabuena!
Pero no es de este tema del que vengo hablar, ya expliqué mi postura hace algún tiempo y no quito ni una coma. Hoy vengo a hablar de las famosas campañas que, por desgracia, se llevan a cabo de un tiempo a ahora.
Las hermandades ya no centran su actividad social sólo en Navidad, ahora también en el inicio del curso, haciendo un llamamiento para entregar material escolar. Ya tenemos septiembre y diciembre. En Cuaresma también proliferan conciertos y ensayos solidarios, ya tenemos otro mesecillo, a los sumo 2 más. De 4 a 6 meses en total. ¿Qué pasa el resto del año?
Será que entiendo las cosas de otra forma. Que mi forma de ser y de pensar entiende la obra social de distinta manera.
¿Tanto cuesta mirar a nuestro alrededor y ver las necesidades del día a día? Aún recuerdo ver a un hermano de una hermandad muriéndose y no recibir ninguna llamada de los que habían sido compañeros suyos de Junta y hoy pretenden vender una gran obra social, ¿acaso una llamada o una visita a un hermano para dar ánimos no es obra social? Aún recuerdo como su hija recibió la llamada de una persona que había ostentado el cargo de Hermano Mayor en una Hermandad de las grandes, como solemos llamarla, para darle fuerza y aliento en esos momentos donde la Esperanza en Cristo y su Bendita Madre es lo único que te queda. Aún recuerdo sus ojos vidriosos dándole las gracias a ese señor y pensando por qué muchos de los que decían ser sus hermanos la habían dejado sola.
Muchas fueron las preguntas que esta hermana me hizo, a las que no contestaba por desconocimiento o por el simple hecho de no echar más leña a la hoguera de su destrozado corazón juvenil.
¿Acaso no es obra social ayudar a los más indefensos? ¿No es obra social el Centro de Estimulación Precoz de la Hermandad del Buen Fin de Sevilla? ¿No es obra social visitar a los pequeños ingresados por cualquier motivo? ¿No es obra social coger un coche y recoger a una persona de edad avanzada y llevarla a los cultos de tu Hermandad? ¿No es obra social, ahora que está en auge ayudar a los niños al principio de curso a terminarlo con unas colonias o campamentos? ¿No es obra social pasar una tarde con un abuelo o abuela escuchando sus tradicionales "batallitas"?
Sí, todo eso es obra social para mí. Pero para ellos hay que tener ganas, muchas ganas; porque para ello hay que quitarnos tiempo de ocio, tiempo de estar con nuestras familias. Algo que muchos a lo que muchos no están dispuestos a renunciar.
Raquel Medina