Niño, tú sabes que aquí, entre las cuatro paredes de esta humilde pero muy digna taberna, siempre se ha defendido a capa y espada que la actuación de las hermandades siempre se tiene que apoyar en tres pilares: culto, formación y caridad. Es este un principio que se aprende en 1° de cofradías.
Pero claro, niño, esto hoy falla porque los nenes no lo saben porque nadie se lo explica. Y nadie se lo explica porque se han olvidado de la formación, con lo cual vamos cayendo en picado sin remedio.
Curiosamente, o quizá no tanto, en este año de la misericordia -que vamos camino de cerrar- las cofradías cordobesas han venido a organizar actos de todo tipo para celebrar el mismo pero fundamentalmente de carácter cultual. Así que la misericordia, la piedad o la caridad, propiamente dichas, han quedado más bien en el olvido.
¿Que quién tiene la culpa de esta situación? Pues cofradías, con juntas a la cabeza, claro, y consiliarios, niño. ¡Qué importante la función de estos en las juntas, niño, y qué desatendida queda en tantos casos! ¡Qué poquita implicación salvo para ir a poner la mano para saldar el pago del convenio con la comunidad de turno o para consumar la aportación mensual a la parroquia! Francamente, para esto no hacen falta pastores.
Julio el Tabernero