No ha habido sorpresa alguna. ¿Acaso alguien lo esperaba?. El último “as en la manga” no ha servido de gran cosa, como era perfectamente previsible. Tal vez hubiera quien pretendía que, al ser el voto secreto, alguien más se atreviese a demorar la decisión. Una decisión que, en condiciones normales, podría dilatarse un año más para poder tomar decisiones con una mayor concreción, teniendo en cuenta la multiplicidad de variables que hay que considerar para llevar a buen puerto un proyecto de la envergadura de trasladar la carrera oficial al entorno de la Catedral. Pero la tozuda realidad y el convencimiento mayoritario de que no estamos en una “situación normal” se ha traducido en que no haya sido así, afortunadamente.
Las ideas de unos y otros, con carácter general, estaban bastante claras mucho antes de este 18 de octubre, que pasará a los anales de la historia de la Semana Santa de Córdoba. Pocos se han movido de sus verdaderas intenciones iniciales, por más que alguno se haya dejado engañar por una firma aquí o allá. Los “negacionistas”, casi ninguno, se han quedado solos, tan solos como siempre han estado. Quizá el valiente que levanta la voz por escrito deba volver a plantearse sacar a la corporación que representa de la Agrupación de Cofradías para convertirla en una especie de cabalgata, a ver si es capaz. Visto lo que ocurre -o no ocurre- en determinadas hermandades cuando sus dirigentes sacan los pies del tiesto, seguramente podría materializar su amenaza sin mayor oposición, aunque ya les anticipo que no llegará la sangre al río, no le interesa.
Los “demoradores” tampoco han triunfado en sus pretensiones. En este caso, no obstante, sí me parecen perfectamente comprensibles sus planteamientos, aunque no los comparta. Con la presunta apertura de la anhelada segunda puerta apuntando en el horizonte y con la premura de tiempo para lograr un ajuste de horarios que se convirtió prácticamente en una heroicidad hace tan sólo unos meses, es entendible que haya dirigentes que prefieran trabajar con más calma. Como les digo, les comprendo aunque difiera de su posición. Sin embargo, la esquizofrenia que asola al partido que gobierna la ciudad es una auténtica bomba de relojería. Nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán sus posiciones de aquí a una semana; como para aventurarse acerca de dónde estarán dentro de un año. Y luego está la opción de que los podemitas se incorporen al gobierno municipal, una posibilidad que vuelve a enfriarse pero que resurge periódicamente como el Guadiana y que, lamentablemente, no se va a poder descartar en toda “la legislatura”, es decir, hasta que las próximas elecciones reduzcan su representación a los límites de insignificancia de los que sólo la debilidad socialista les ha permitido salir. De los que están siendo fagocitados por los de morado ni hablamos, esos llevan siendo irrelevantes décadas y seguirán siéndolo por más que su paladín se empeñe en dar cuatro voces de vez en cuando. En resumen, “más vale pájaro en mano que ciento volando”, o lo que es lo mismo, mejor dar una respuesta en positivo ahora que la han requerido, que esperar al año que viene sin saber si volverán a solicitarla. Ya sabemos todos que Aumente jugará a “azotador de las cofradías” para satisfacer a los cuatro radicales que quedan entre los votantes del partido de la rosa y no dar demasiados argumentos a los muchos que se esconden tras la fachada de presunta democracia de los chicos del “tipo de la coleta”, pero serán solamente fuegos de artificio de cara a la galería.
El grupo de los que “sí, pero como yo diga” se ha subdividido en dos, en realidad siempre lo ha estado. Quienes legítimamente estaban convencidos de que la opción alternativa era la que mejor defendía sus intereses y aquellos -tan pocos como los “negacionistas”- que han utilizado la negociación y un asunto de tanta trascendencia como diseñar y garantizar el futuro de nuestra realidad cofrade, para construir una especie de oposición política semanas después de no haber tenido lo que hay que tener para presentar una alternativa en las elecciones a las que se presentó Sanmiguel en solitario, convirtiendo un asunto de importancia capital en un burdo episodio de “Juego de tronos”. Ya les digo que este último grupo está compuesto por muy pocos. Tan pocos como aquellos, pero con planteamientos tan vergonzantes o más, porque a fin de cuentas, quienes plantean que nada se les ha perdido ante Jesús Sacramentado lo hacen desde la infinita ignorancia y la incapacidad manifiesta para ocupar el cargo que ocupan. Sin embargo los que han querido contrapesar fuerzas, sí son conscientes de lo que significa hacer Estación de Penitencia en la Catedral y en cambio han obrado como si nada importase más allá de demostrar quien tiene más músculo.
Terminado el proceso y pasado un plazo prudencial para que se produzca el inevitable pataleo de quien es incapaz de asumir el juego democrático, ya saben eso de “decide la mayoría”, llegará el momento de ponerse a cuadrar horarios. Ahí es donde realmente deberá salir a relucir la generosidad de los agentes decisores. Porque habrá que asumir sacrificios prácticamente por todas las partes, incluidos Ayuntamiento, Cabildo y Agrupación y no perder de vista que esta decisión beneficia a todos, colectivamente hablando, por más que algunos matices puedan provocar ciertos perjuicios insignificantes en relación al inmenso beneficio de tener una Carrera Oficial de verdad. Que nadie piense que el objetivo se ha logrado. Ahora comienza lo más complicado. Tras las “intrigas de palacio” llega el tiempo de los grandes hombres. Veremos si todos están a la altura.
Guillermo Rodríguez
@GuillermRodrigu
Director de Gente de Paz
Foto Antonio Poyato