Parece que nada cuadra. Parece que nada encaja. Parece que nada es como se soñaba, como se anhelaba. Hay ocasiones en la que perseguimos un sueño tan poco sustentado en algo real, tan efímero, tan inestable, que no llegamos ni a la mitad del camino cuando nos damos cuenta que nos hemos equivocado. Otras veces, sin embargo, con esfuerzo y constancia lo conseguimos, pero a cambio de un precio bastante caro. Nada en el mundo es fácil, menos aún cuando vivimos y educamos para ser el mejor en todo. Vivimos para competir, no para ser feliz.
Para ser feliz, por ejemplo, sólo necesito la felicidad de los míos y, pensando un poco en mí, en poder tener un ratito para escribir, donde hay veces, la mayoría, son escritos sobre lo más profundo de mi ser. con mis artículos en este rinconcito de libertad no pretendo nada material, sólo reflexionar, o en ocasiones, alzar la voz, a favor o en contra de una situación. Con ellos pretendo dejar plasmados mis sentimientos, pero sobretodo..., pretendo ser libre.
Y lo soy, ¡claro qué lo soy! ¿Y sabéis por qué? Pues porque aquí no hay superiores, no hay asalariados. todos somos uno, pero a la vez un individuo con sus pensamientos y sus creencias. Soy libre, y como dice la sevillana de Salmarina, lo soy porque sé volar sin alas y porque no envidio nada. Y por lo más importante, porque no pretendo nada.
Raquel Medina