Carlos Gómez. En los últimos tiempos hemos asistido a procesos electorales desarrollados en el seno de algunas de las hermandades que constituyen el conglomerado que configura el universo cofrade, que, lejos de ser un intercambio de proyectos y una contraposición de visiones particulares, han evidenciado más una lucha de egos y un afán por el poder, que no han resultado precisamente edificantes ni para el observador externo ni para buena parte de sus propios hermanos.
Suele ocurrir cuando no son legítimas motivaciones de imprimir un nuevo rumbo a una corporación las que mueven un proyecto sino la mera desarticulación del construido por quienes, hasta el momento de la convocatoria, son responsables de su gestión. Desandar lo andado, deshacer lo edificado o, en su caso, sustituir un capataz o una banda, suelen ser ejemplos de estas motivaciones que alientan lo que termina pareciendo cualquier cosa menos unas elecciones en el seno de una cofradía y desembocando en una peligrosa división de imprevisibles consecuencias.
Según diversas fuentes consultadas por Gente de Paz, una de las corporaciones que podría verse abocada a una división de estas características es la Hermandad del Prendimiento. En Junio de 2013, su actual hermano mayor, Juan Carlos Sanz, accedió al cargo de máxima responsabilidad para desarrollar un mandato caracterizado por la metamorfosis de la hermandad que le ha tocado presidir, merced al mandato de la asamblea general de hermanos. Una metamorfosis que ha abarcado aspectos tangibles como el nuevo paso de misterio o el nuevo palio, ambos en fase de ejecución, o el nuevo hábito nazareno de la cofradía, y aspectos menos tangibles como la mayor implicación en el colegio en cuyo hogar la hermandad desarrolla su actividad cotidiana.
Otros de los aspectos en el que la mano del actual hermano mayor se ha dejado notar, con evidente éxito, ha sido en el carácter del que se ha dotado a las cuadrillas costaleras que tienen el orgullo de llevar sobre sus hombros al Divino Salvador en su Prendimiento y a Nuestra Señora de la Piedad. Un nuevo carácter que ha llegado de la mano de sus excepcionales capataces –nombrados durante este mandato-, Juan Horacio de la Rosa y Juan Carlos Vidal que, en opinión de buena parte de la Córdoba Cofrade, han aportado al andar de ambos pasos una notable calidad y una elegancia incuestionables que han merecido la aprobación que antaño quedaba reducida a un espectro más reducido.
Ahora, según las fuentes citadas, y con vistas a la próxima convocatoria electoral que se atisba en el horizonte de 2017, a la que salvo cambios de última hora no tiene la menor intención de concurrir Sanz, dos candidaturas netamente diferentes podrían enfrentarse con el estilo de cofradía en juego. Una de las candidaturas que podrían construirse tendría un marcado carácter continuista, en la medida de que su base emanaría de la junta de gobierno, responsable de la actual línea estética de la corporación salesiana. Enfrente podría situarse una potencial candidatura auspiciada por un sector de la cuadrilla del paso de palio, disconforme con el elegante estilo actual que adoptó el caminar de la dolorosa a raíz del nombramiento de Vidal como capataz. Esta corriente de opinión, que está por ver si termina cuajando como candidatura, pretendería recuperar el estilo precedente, perfectamente reconocible por la Córdoba Cofrade y radicalmente diferente al actual, obviamente incluyendo un cambio de capataz. De hecho, según algunas de estas fuentes, este sector de la cuadrilla podría estar recogiendo firmas para exigir la sustitución del capataz del palio de manera inmediata.
De este modo 2017 podría presentarse como una auténtica encrucijada para los hermanos del Prendimiento que, si ambas corrientes de opinión cuajan en sendas candidaturas podrían verse abocados a elegir entre dos líneas completamente contrapuestas, entre dos estilos radicalmente distintos, entre avanzar con paso firme por la senda marcada por la actual junta de gobierno de la corporación, refrendada por el Cabildo Extraordinario de hermanos celebrado en enero de 2015, o un regreso al pasado de la cofradía. El tiempo determinará si esta posibilidad queda reducida a una entelequia o se concreta en una complicada realidad.
Foto Antonio Poyato