Carlos Gómez. Visitar a la Esperanza Macarena es acudir a la llamada de la Madre de Dios, una llamada que cobra un especial significado cuando comienza a vislumbrarse en el horizonte el ocaso de este intenso 2016, en el tiempo de Adviento que acaba de comenzar, ese tiempo de espera, en el que nos preparamos para recordar la Venida del Señor.
Con tal motivo, el equipo de priostía de la Hermandad de la Macarena, ha previsto ataviar a la Virgen de la Esperanza, con el clásico manto de tisú celeste y oro de Carrasquilla y la saya de la Coronación de las Hermanas Martín Cruz, pieza neobarroca bordada en hilo de oro sobre tisú blanco, que destaca por la integración de su magnífica cinturilla donde se realza el anagrama de María enriquecido con pedrería y perlas de gran calidad.
El guipur se dispone con sutileza alrededor de la Madre de Dios, que luce radiante la diadema de plata sobredorada que diseñara y ejecutara Fernando Marmolejo Camargo, componiendo un conjunto exquisito que es un deleite para los sentidos y un oasis para el espíritu.
Fotografías Francisco Javier Narbona Soto