Antonio Ruiz Granados. Con el año a punto de consumirse, proponemos realizar un escueto repaso a los cinco acontecimientos que consideramos más relevantes ocurridos en 2016 en torno a la devoción aracelitana.
1. Cesión de los terrenos del Santuario
El 30 de marzo, la Obra Pía recibía los terrenos en los que se asienta el Real Santuario de María Santísima de Araceli. Gracias a la generosidad de sus propietarios, doña Concepción de Mora Escudero y don Teodoro Écija Cordón, se culminaba un largo proceso en el que se conseguía la titularidad de los casi 3.000 metros cuadrados en los que se asienta la ermita aracelitana. Para perpetuar en la memoria tan alto gesto, el 18 de diciembre se bendijo una placa conmemorativa que quedó instalada en el atrio del santuario.
2. La Virgen sin dosel
Como cada penúltimo domingo de abril, María Santísima de Araceli llegaba desde su ermita serrana hasta la parroquia principal de Lucena, donde es venerada desde ese día hasta el primer domingo de junio. Pero el año 2016 nos traía una estampa sensiblemente distinta. Este año, la patrona de Lucena y del Campo Andaluz lució ante el retablo ideado por Juan Bautista Vázquez el Viejo y Jerónimo Hernández sin su habitual dosel. Éste es, en realidad, una adaptación del antiguo trono de salida neogótico estrenado en 1896 y que, tras su sustitución por el actual paso en 1974, paso a ocupar su actual misión como efímero altar de la Virgen en la parroquia. Con enardecidos defensores y entusiastas detractores que protagonizaron amenas tertulias en la Plaza Nueva, la novedosa estampa vino a corroborar la trascendencia que adquiere en la ciudad todo lo relacionado con la Madre Dulce y Buena.
3. Los hermanos, más cerca de la Virgen
Otra de las principales novedades de las Fiestas Aracelitanas de 2016 se produjo el segundo domingo de mayo, día en que se celebra el tradicional besamanos a María Santísima de Araceli. Como ocurre en todas las hermandades, suelen ser miembros de la junta de gobierno los encargados de custodiar a la imagen durante este piadoso acto y de ocuparse de limpiar las marcas de los besos. Entendiendo que este momento, de gran intimidad y emotividad, no podía ser exclusivo de los cargos de la junta, la hermandad ofertó la posibilidad de que, previa solicitud y tras pasar una criba en función de la antigüedad, los hermanos pudieran compartir unos minutos junto al Ara Sagrada del Cielo.
4. Adquisición de un local
A finales del año, la Obra Pía adquiría un local junto a la parroquia de San Mateo con el objetivo de habilitarlo como tienda de recuerdos. Durante las estancias de la Virgen en Lucena, es usual abrir un establecimiento de recuerdos aracelitanos que, en función de la disponibilidad de los locales más cercanos al templo, solía cambiar de emplazamiento. Desde ahora, esta tienda atenderá las demandas de los visitantes que lleguen a Lucena no sólo durante las Fiestas Aracelitanas sino también durante el resto del año, sumándose al ya existente en el Real Santuario.
5. Besamanos del Año de la Misericordia
Pero si ha habido una estampa que ha marcado este año ha sido, sin duda, el magno besamanos organizado en el Real Santuario con motivo de la clausura del Año de la Misericordia. Referente mariano andaluz, el santuario aracelitano acogió durante los días 12 y 13 de noviembre dos excepcionales jornadas en las que, además de la eucaristía presidida por el cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de Sevilla, se vivieron inéditas estampas de amor hacia la Reina y Señora del Campo Andaluz.
Y es que, la Virgen lucía, por primera vez en la historia, en el presbiterio del templo serrano, ataviada con el terno carmesí dieciochesco y las coronas soñadas por Cayetano González y hechas realidad gracias a sus magistrales manos y al áureo amor de sus devotos. Entre miradas cómplices y otras esquivas, lágrimas de toda naturaleza y sonrisas furtivas, se cerraba, por todo lo alto, el año junto a la que siempre ha sido y será Madre de Misericordia de todos los que la buscan y de los que, sin buscarla, la encuentran.