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viernes, 30 de diciembre de 2016

El IAPH restaurará una joya de Martínez Montañés y Juan de Uceda


José Barea. El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH en adelante) ha recibido el encargo de redactar el proyecto de conservación del retablo de San Juan Bautista de la Iglesia de la Anunciación de Sevilla, obra del mítico escultor Martínez Montañés y el pintor Juan de Uceda. Dicho encargo ha sido recibido por parte de la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla.

El retablo se engloba dentro del estilo de "arco del triunfo", derivado de los retablos característicos de la propia ciudad de Sevilla de mitades del siglo XVI. En el proyecto se estudiará el estado del retablo, así como la planificación de la metodología de intervención sobre el retablo, así como presupuesto y conclusiones. El trabajo se desarrollará con arreglo a la metodología indicada en la Guía metodológica para la redacción de proyectos de conservación del patrimonio mueble y en la Carta Internacional de Retablos 2002.

Tal y como explica Fernando G. Gutiérrez, delegado diocesano de Patrimonio Artístico de la Archidiócesis de Sevilla, este es uno de los primeros retablos realizados por Juan Martínez Montañés (1568-1649), en la misma época del gran retablo del Monasterio de San Jerónimo de Santiponce (Sevilla) y el de las RR. Concepcionistas en Lima (Perú).

Está dedicado a San Juan Bautista, y fue de hecho para el Convento de Santa María del Socorro de Sevilla, entre 1610 y 1620. Este retablo de San Juan Bautista está compuesto por 9 relieves escultóricos y por 13 pinturas colocadas en los laterales, hechas por otro artista. El interés de esta obra está, naturalmente, en la perfección de los retablos montañesinos, que reproducen escenas de la vida del Precursor. Sobre la escena central aparece el nacimiento del Bautista, y en el ático la Visitación de la Virgen a Santa Isabel.

La escena central del retablo describe el Bautismo de Cristo por San Juan. Es sin duda una de las realizaciones más perfectas de Montañés, en que los sentimientos interiores de las figuras afloran al exterior: la actitud humilde de Jesús, que es bautizado, y el rostro de pasmo admirativo del Bautista. Dos ángeles a la espalda de Jesús parece que se comunican su asombro, mientras que sostienen las vestiduras de Cristo.

Todo en este relieve es admirable: la composición de la escena, las expresiones de los rostros, la talla perfecta de las figuras que parece salirse del fondo de la obra. A pesar de ser de un tamaño mayor la figura del Bautista, la de Cristo sobresale como centro de la escena, con su gesto soberano de humildad. El maestro de la madera, Montañés, ha dejado en este retablo una de sus obras más significativas. Fue adquirido por la Dirección General de Bellas Artes en 1972, y trasladado a la Iglesia de la Anunciación, en Sevilla.

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