Carlos Gómez. Con el paso de los años y la mayor formación de las juntas de gobierno que rigen los destinos de las hermandades cordobesas, el cuidado del detalle se ha convertido en seña de identidad en la mayor parte de las corporaciones. Un cuidado que se materializa tanto en la programación de los cultos como en el mimo con el que los equipos de priostía disponen a las imágenes devocionales para presidirlos.
Una de las hermandades que se viene significando en la observación del detalle es el Amor del Cerro lo que le ha reportado el aplauso del pueblo cofrade con cierta frecuencia en los últimos tiempos, como ocurrió con la organización y la disposición de todo el programa de eventos extraordinarios celebrados en conmemoración del XXV aniversario de la llegado de Nuestro Padre Jesús del Silencio a Córdoba y su incorporación como titular la hermandad.
La llegada del Tiempo de Adviento ha de servir para profundizar en este sendero. Un Tiempo que tiene su primer gran hito con la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, donde se celebra el dogma promulgado por el Papa el 8 de diciembre de 1854, por el que se reconoce la pureza de María en la concepción del Hijo de Dios. Tal y como acertadamente recoge la propia hermandad en su web oficial, cabe recordar que los religiosos franciscanos defendieron intensamente la limpieza de María en unos sermones celebrados en 1614 en la Catedral de Córdoba, frente a las discusiones mariológicas desatadas con otras órdenes mendicantes.
Con motivo de esta celebración litúrgica, la hermandad de Jesús Divino Obrero celebra el tradicional Besamanos en honor a María Santísima de la Encarnación, que dará comienzo tras una Solemne Eucaristía, para el cual el equipo de priostía ha dispuesto un hermoso altar efímero con cera y flor donde quedará entronizada la imagen. En él, destacarán dos espejos que completarán el conjunto en clara alusión a uno de los elementos descritos en las Letanías, espejo sin mancha. Los cirios que darán luz al altar están decorados con elementos de las propias letanías, extraídos del lienzo realizado por Juan de Juanes (1507-1579) en honor a la Inmaculada Concepción. Completa la iluminación del altar un cirio muy especial que iluminará por los No Nacidos.
La hermandad del Cerro ha informado a través de sus medios oficiales de información que “la novedad este año radica en la forma en que se presentará la bendita imagen de María Santísima de la Encarnación. Siguiendo de cerca el pasaje del Apocalipsis de San Juan, donde se describe a una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas, la Virgen vestirá de rojo y azul siguiendo de cerca los modelos propuestos por el pintor Francisco Pacheco y ampliamente seguidos en el arte pictórico español.
Este artista, suegro de Velázquez, editó un tratado de pintura en 1649 donde propone que la Virgen debe representarse en la flor de su edad, de doce a trece años, hermosísima niña de nariz y boca perfectísima y rosadas mejillas, los bellísimos cabellos tendidos, de color de oro. De este modo María Santísima de la Encarnación estará expuesta a la veneración de los fieles en su parroquia y en su barrio y a sus pies se podrán dejar alimentos que la Hermandad entregará a Cáritas Parroquial para su reparto en estas fechas”.
Una muestra más del mimo que hemos puesto de manifiesto y que da buena cuenta de que los hermanos del Cerro que tienen la responsabilidad de llevar sobre sus hombros el devenir cotidiano de la corporación del Domingo de Ramos están plenamente dedicados a dotar del máximo esplendor todos y cada uno de los eventos que se están desarrollando, para satisfacción de sus hermanos y de toda la Córdoba Cofrade.
Fotos Álvaro Córdoba