Crisantemos de marfil orlados por sutiles reflejos de luz y campanillas que custodian en sus entrañas, dulces ecos de plata. Alfombra de vírgenes florecillas, aromatizadas de romero y mejorana. Olor a Santidad que esparcen alados torsos de ángeles, cantos Espirituales, bordados sobre mantones de tez costumbrista. Danza de seises, que colorean la atardecida azul, voces blancas, acompasadas por castañuelas de incienso. Inspiración de orfebre, artística ensoñación donde habita el ungido, custodia de plegarias nacidas del alma. Preservo, más a veces aflorada de purísima nostalgia, el candor de tu tacto henchido de fe, dibujando sobre mi frente una cruz inalterable de bendita agua.
A la memoria de mi abuelo Cristóbal.
José Antonio Guzmán Pérez
Recordatorio Calvario de Iris: Blanca Paloma