La cifra es contundente: 600 millones de euros. Son los beneficios que generan anualmente las Hermandades y Cofradías de las ocho capitales de provincias andaluzas, más la de Jerez de la Frontera, para sus ciudades. Y este dato deriva directamente de la primera reunión que han mantenido los nueve presidentes de consejos en Córdoba a lo largo del fin de semana para cerrar la elaboración de un estudio igual para todas las capitales andaluzas sobre el impacto económico: «hasta ahora se ha hecho por separado pero queremos hacer uno conjunto».
El encuentro no sólo servirá para ello sino que, entre líneas, puede intuirse un frente común de este poder fáctico que tanto mueve económicamente en cada una de sus ciudades, sin contar con los consejos y agrupaciones de grandes municipios, sobre todo de Sevilla.
Concretamente, el último estudio de impacto económico de la Semana Santa en la ciudad de Sevilla, elaborado en 2009 por el Departamento de Economía e Historia Económica de la Hispalense, arroja una cifra de 240,3 millones de euros -el anterior informe, de 2007 y de la CES calculaba entre 162 y 164 millones-. Indudablemente, se trata de números que inciden en beneficio de muchos sectores empresariales e institucionales. Por ello, uno de los puntos que han acordado los presidentes es buscar fuentes de financiación distintas a las que se obtienen por las ventas de sillas en las carreras oficiales o las subvenciones de las administraciones locales, dejando claro que, a día de hoy, «la Junta de Andalucía no ayuda económicamente nada» a ninguno de los Consejos y Agrupaciones de Hermandades y Cofradías de las capitales andaluzas.
Grandes beneficiados
En este sentido, el presidente del Consejo de Cofradías de Sevilla, Carlos Bourrellier, fue más allá en declaraciones realizadas a ABC: «la Junta nos está dando la espalda», siendo con otras instituciones, como el Ayuntamiento y la Diputación, sector beneficiado por la celebración de la Semana Santa. «Grandes beneficiados», para Bourrellier, a cuyas puertas habría que llamar como fuentes alternativas y complementarias de financiación para el Consejo es el sector de la hostelería, restaurantes y bares.
Ciertamente, Bourrellier recordó que la explotación de la carrera oficial –colaboración del Ayuntamiento con la cesión– supone unos tres millones de euros brutos, que, según el presidente del Consejo, se quedan aproximadamente en la mitad. Igualmente, añadió que el Consejo se nutre de otras fuentes puntuales de financiación mediante acuerdos con empresas, entidades y bancos, como en el caso del arreglo de la capillita de Santa María de Jesús, o para el pago de los 12.000 euros que suponen los trabajadores del Teatro Maestranza para el Pregón de la Semana Santa, y de algunas subvenciones directas de instituciones.
Bourrellier también destacó la creación de puestos de trabajo indirectos que propicia la celebración de la Semana Santa y el «mantenimiento de oficios, como los de orfebre, cerero, tallista, carpintero, entre otros, que sin las hermandades habrían desaparecido».
Tras este encuentro, se elaborará un manifiesto con los documentos aportados por los nueve consejos de hermandades andaluzas. Cabe resaltar que en el de Sevilla se refleja que «este influjo económico tan favorable no puede nunca olvidarse, ni por las cofradías, ni por las administraciones públicas ni por la propia Iglesia».
«Cierto es que en el punto medio suele estar la justicia. Habrá que equilibrar el gasto cofrade entre lo patrimonial y lo asistencial», añade el informe sevillano. Precisamente, en el encuentro, se recordó la importancia de la acción social y caritativa de las hermandades, que aunque por regla general está en torno al 20% de sus respectivos presupuestos, «estos nunca se cumplen sino que se destina mucho más», por lo que dijo que no tiene sentido que las hermandades sean criticadas muchas veces por la realización de enseres. Y fue a más, ya que se estima que sobre el 50% de las ayudas sociales que se llevan a cabo en cada ciudad «proceden de las Hermandades y Cofradías».
Recordatorio Sevilla ya tiene pregonero