Raquel Medina. El domingo pasado su Santidad el Papa Francisco aprovechó la III Clausura Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos para celebrar en la plaza de San Pedro, la beatificación de Pablo VI.
Como reliquia se utilizó la camisa con la sangre que derramó en el atentando que sufrió en el viaje a Manila en 1970. El papa, en un guiño sentimental, utilizó una casulla que el ya beato Pablo VI recibió como regalo por su 80 cumpleaños.
Numeroso fue el público que se congregó en la plaza que proyectara Bernini, entre el cual estuvo el papa emérito, Benedicto XVI que no quiso perderse esta cita.
Biografía
Pablo VI (en latín: Paulus PP VI), de nombre secular Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini (Concesio, cerca de Brescia, Lombardía; 26 de septiembre de 1897 - Castel Gandolfo; 6 de agosto de 1978), fue el papa 262.º de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 21 de junio de 1963 hasta su muerte el 6 de agosto de 1978.
Sucediendo a Juan XXIII, decidió continuar con el Concilio Vaticano II, la gran obra del pontífice anterior. Asimismo, fomentó las relaciones ecuménicas con las iglesias ortodoxas, anglicanas y protestantes, dando lugar a muchas reuniones y acuerdos históricos.
Entre 1922 y 1954 trabajó en la secretaría de Estado de la Santa Sede. Durante su estadía allí, Montini junto a Domenico Tardini fueron considerados como los más cercanos e influyentes colaboradores del papa Pío XII, quien en 1954 lo nombró arzobispo de Milán, la diócesis más grande de Italia, por lo que se convertía automáticamente en secretario de la Conferencia Episcopal italiana. Allí fue conocido pronto como el «arzobispo de los pobres», por su amistad con los trabajadores de las fábricas a los que visitaba. Juan XXIII lo elevó al cardenalato en 1958, y después de la muerte de san Juan XXIII, Montini fue considerado uno de los más probables sucesores.
Tomó el nombre de Pablo para indicar su misión renovadora en todo el mundo de la difusión del mensaje de Cristo. Reabrió el Concilio Vaticano II, dándole prioridad y dirección. Después de que el Concilio hubiera finalizado su labor, Pablo VI se hizo cargo de la interpretación y aplicación de sus mandatos, a menudo caminando por una delgada línea entre las expectativas contrapuestas de los distintos grupos dentro de la Iglesia católica. La magnitud y la profundidad de las reformas afectaron a todas las áreas de la Iglesia, superando durante su pontificado las políticas similares de reforma de sus predecesores y sucesores.
Pablo VI fue un gran devoto mariano, por lo que constantemente habló en congresos marianos y reuniones mariológicas, visitó varios santuarios y publicó tres encíclicas marianas. Citando a las enseñanzas de Ambrosio de Milán, nombró a María como la Madre de la Iglesia durante el Concilio Vaticano II. Pablo VI buscó el diálogo con el mundo, con otros cristianos, otras religiones y ateos, sin excluir a nadie. Se vio como un humilde servidor de la humanidad y exigió cambios significativos de los acaudalados de Estados Unidos y Europa a favor de los pobres en el Tercer Mundo.
Sus posiciones sobre el control de la natalidad (véase Humanae vitae) y otros temas fueron controvertidos en Europa Occidental y América del Norte, pero fueron aplaudidos en Europa Oriental y América Latina. Durante su pontificado se llevaron a cabo muchos cambios en el mundo, revueltas estudiantiles, la guerra de Vietnam y otros trastornos mundiales. Pablo VI trató de entenderlos a todos, pero al mismo tiempo, de defender el «depósito de la fe», que se le había confiado.
El 24 de diciembre de 1974 presidió la apertura de la Puerta santa de la Basílica de San Pedro, dando inicio al jubileo, que fue seguido por aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo.
De entre los cardenales que creó, tres llegarían a ser sus sucesores como papa: Karol Wojtyła el 26 de junio de 1967, quién tomaría el nombre de Juan Pablo II el 16 de octubre de 1978; Albino Luciani el 15 de agosto de 1973, quien se convertiría en Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978; y Joseph Ratzinger el 27 de junio de 1977, electo papa el 19 de abril de 2005 bajo el nombre de Benedicto XVI.
Su proceso de beatificación comenzó el 11 de mayo de 1993. El 7 de mayo de 2014 se aprobó un milagro por el cual el papa Pablo VI, será declarado beato. El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causas de los Santos, se reunió con el papa Francisco para acordar la fecha de beatificación, que finalmente se fijó para el 19 de octubre de 2014. La beatificación tuvo lugar en la misa de clausura del Sínodo extraordinario de obispos sobre la familia realizada en la plaza de San Pedro.
Biografía
Pablo VI (en latín: Paulus PP VI), de nombre secular Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini (Concesio, cerca de Brescia, Lombardía; 26 de septiembre de 1897 - Castel Gandolfo; 6 de agosto de 1978), fue el papa 262.º de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 21 de junio de 1963 hasta su muerte el 6 de agosto de 1978.
Sucediendo a Juan XXIII, decidió continuar con el Concilio Vaticano II, la gran obra del pontífice anterior. Asimismo, fomentó las relaciones ecuménicas con las iglesias ortodoxas, anglicanas y protestantes, dando lugar a muchas reuniones y acuerdos históricos.
Entre 1922 y 1954 trabajó en la secretaría de Estado de la Santa Sede. Durante su estadía allí, Montini junto a Domenico Tardini fueron considerados como los más cercanos e influyentes colaboradores del papa Pío XII, quien en 1954 lo nombró arzobispo de Milán, la diócesis más grande de Italia, por lo que se convertía automáticamente en secretario de la Conferencia Episcopal italiana. Allí fue conocido pronto como el «arzobispo de los pobres», por su amistad con los trabajadores de las fábricas a los que visitaba. Juan XXIII lo elevó al cardenalato en 1958, y después de la muerte de san Juan XXIII, Montini fue considerado uno de los más probables sucesores.
Tomó el nombre de Pablo para indicar su misión renovadora en todo el mundo de la difusión del mensaje de Cristo. Reabrió el Concilio Vaticano II, dándole prioridad y dirección. Después de que el Concilio hubiera finalizado su labor, Pablo VI se hizo cargo de la interpretación y aplicación de sus mandatos, a menudo caminando por una delgada línea entre las expectativas contrapuestas de los distintos grupos dentro de la Iglesia católica. La magnitud y la profundidad de las reformas afectaron a todas las áreas de la Iglesia, superando durante su pontificado las políticas similares de reforma de sus predecesores y sucesores.
Pablo VI fue un gran devoto mariano, por lo que constantemente habló en congresos marianos y reuniones mariológicas, visitó varios santuarios y publicó tres encíclicas marianas. Citando a las enseñanzas de Ambrosio de Milán, nombró a María como la Madre de la Iglesia durante el Concilio Vaticano II. Pablo VI buscó el diálogo con el mundo, con otros cristianos, otras religiones y ateos, sin excluir a nadie. Se vio como un humilde servidor de la humanidad y exigió cambios significativos de los acaudalados de Estados Unidos y Europa a favor de los pobres en el Tercer Mundo.
Sus posiciones sobre el control de la natalidad (véase Humanae vitae) y otros temas fueron controvertidos en Europa Occidental y América del Norte, pero fueron aplaudidos en Europa Oriental y América Latina. Durante su pontificado se llevaron a cabo muchos cambios en el mundo, revueltas estudiantiles, la guerra de Vietnam y otros trastornos mundiales. Pablo VI trató de entenderlos a todos, pero al mismo tiempo, de defender el «depósito de la fe», que se le había confiado.
El 24 de diciembre de 1974 presidió la apertura de la Puerta santa de la Basílica de San Pedro, dando inicio al jubileo, que fue seguido por aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo.
De entre los cardenales que creó, tres llegarían a ser sus sucesores como papa: Karol Wojtyła el 26 de junio de 1967, quién tomaría el nombre de Juan Pablo II el 16 de octubre de 1978; Albino Luciani el 15 de agosto de 1973, quien se convertiría en Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978; y Joseph Ratzinger el 27 de junio de 1977, electo papa el 19 de abril de 2005 bajo el nombre de Benedicto XVI.
Su proceso de beatificación comenzó el 11 de mayo de 1993. El 7 de mayo de 2014 se aprobó un milagro por el cual el papa Pablo VI, será declarado beato. El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causas de los Santos, se reunió con el papa Francisco para acordar la fecha de beatificación, que finalmente se fijó para el 19 de octubre de 2014. La beatificación tuvo lugar en la misa de clausura del Sínodo extraordinario de obispos sobre la familia realizada en la plaza de San Pedro.