Como
por todos ustedes es bien sabido en el próximo año 2015 está prevista en
Córdoba la celebración de una procesión de Vírgenes Coronadas de toda la
Diócesis. No obstante, el magno acontecimiento ha recibido la negativa a
comparecer por parte de los hermanos de María Santísima de Araceli (patrona de
Lucena) y de la Junta de Gobierno de Nuestra Señora de las Angustias (segunda
Dolorosa Coronada de la capital). Y, ¿por qué no acudir a dicha celebración?
Varios son los argumentos que sirven para justificar dicha decisión. Entre los
mismos se cuentan:
Primer motivo: la indefinición en la fecha de
celebración. Que se iba a celebrar una Magna Mariana era cuestión conocida
desde el inicio del pasado verano. Pero desde entonces hasta ahora no se ha
concretado fecha alguna para la procesión de Coronadas. Se oye decir que será a
finales de junio de 2015, pero también se ha rumoreado que será septiembre el
mes de la celebración y… en estas andamos.
Segundo motivo: el desconocimiento sobre cómo se va a
celebrar el evento. El Vía Crucis Magno fue un éxito rotundo e incuestionable.
Salvo a nivel organizativo, claro. Y es obvio que hay quien ha tomado nota.
Porque uno, de partida, puede suponer que el sentido común va a imperar en la
organización de tales eventos y luego queda claro que eso puede ser mucho
suponer. ¿Hay ejemplo más claro que lo ocurrido en el inicio del itinerario
común del Vía Crucis Magno? Cualquiera podría pensar que la forma más sencilla
de citar a las Cofradías en la Cruz del Rastro era asignándole a cada Hermandad
una hora de entrada distinta. Es decir, exactamente lo mismo que se hace con la
carrera oficial en Semana Santa. Pero no. Todas las Hermandades fueron citadas
casi la misma hora en un mismo punto (el cruce de calles entre San Fernando, Cardenal
González y Lineros) y claro, se formó un fabuloso tapón en un enclave en el que
la presencia de público era multitudinaria. Con dicho precedente es lógico
cuestionarse la participación en esta nueva Magna de la que no conocemos
absolutamente nada a nivel organizativo. Y si la gestión del Vía Crucis Magno
resultó compleja con 18 Hermandades… ¿cómo se podría plantear esto con las 24
invitadas de partida?
Tercer motivo: la cantidad de salidas extraordinarias de
Hermandades. Precisamente si algo caracteriza este curso cofrade es el
inagotable número de procesiones a celebrar fuera de la Semana Santa. Salud,
Paz, Santos Mártires, Dolores… Y Jesús Caído y Esperanza en septiembre y
octubre de 2015. Un no parar. Quizá el propio Obispado debería plantearse echar
pie en pared en este tema exigiendo que la efeméride de turno sea lo
suficientemente “excepcional” para justificar la correspondiente salida
extraordinaria de Imágenes Sagradas a la calle.
Cuarto motivo: ¿Y la financiación de las Hermandades
participantes? Poner una Hermandad en la calle cuesta dinero. Y el traslado de
Titulares y enseres desde los pueblos a la capital también. Esto es de
Perogrullo. ¿Van a recibir algún apoyo económico las Hermandades que participen
en la Magna Mariana? ¿Van a instalarse sillas en la Catedral o en su entorno
para contemplar el paso de las Cofradías y cuyo precio va a servir para cubrir
los correspondientes costes? Sería lo lógico, sí. Pero tampoco nadie se ha
pronunciado sobre este aspecto.
Conclusión:
la Magna Mariana sigue, casi cuatro meses después de ser anunciada, marcada por
la indefinición total y absoluta con la que surgió. Así pues no resulta en modo
alguno descabellado que se hayan producido rechazos a participar en la misma.
Es obvio que el Obispado debería apremiarse a resolver todas las incógnitas
organizativas del evento si no quiere que haya más Hermandades que rehúsen a
participar en la Magna.
Y, sin
embargo, me van a permitir que, pese a todo lo expuesto, les diga que, en esta
ocasión (y a pesar de haber reiterado ya varias veces lo poco partidarios que
somos de las salidas extraordinarias), creo que todas las invitadas deberían
hacer lo posible por estar presentes en la Magna Mariana. ¿Por qué?
1º.- Porque quien ha solicitado
la presencia de las Vírgenes Coronadas de la Diócesis es el Obispado. Y hasta
donde uno sabe, las Hermandades, como asociaciones de fieles católicos que son,
forman parte de la Iglesia. Y el propio Papa Francisco, en el año 2013, durante
la celebración de la Jornada Mundial de Cofradías y la Piedad Popular, indicó: La piedad popular es una senda que lleva a
lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con sus pastores.
Por tanto, no parece de recibo ir contra la voluntad de la más alta autoridad
eclesiástica de la ciudad.
2º.- Porque la causa de
celebración de la Magna Mariana no es otra que conmemorar los 775 años de la
consagración de la Catedral de Córdoba. Si decimos no a participar en un acto
conmemorativo de este relieve, ¿cómo justificaremos las salidas por 25, 50, 75
años o similares? ¿Cómo explicar, en el caso de la Cofradía de las Angustias, 6
salidas extraordinarias [i],
6, entre los años 2008 y 2014?
3º.- Porque en los tiempos que
corren es capital que la Iglesia católica aparezca fuerte y unida. Y como ya
hemos mencionado previamente, las Hermandades son, ante todo, parte de la
Iglesia y no “versos sueltos” dentro
de la misma.
Argumentos,
entiendo, más que suficientes para dar testimonio público de nuestra fe
comprometida a petición del Obispado de Córdoba.
Marcos Fernán Caballero
[i]
Las seis salidas
extraordinarias de las Angustias fueron las siguientes: 2008, traslado a la
S.I. Catedral y vuelta desde la misma hasta San Pablo. 2009, traslado a San
Agustín y vuelta desde el mismo templo hasta San Pablo para presidir la
exposición Angustias; fe, historia y
patrimonio. 2013, participación en el Vía Crucis Magno. 2014, traslado
desde San Pablo a San Agustín como consecuencia del cambio de sede canónica.
Recordatorio Candelabro de cola: Llamando a las puertas