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martes, 24 de febrero de 2015

La Chicotá de Nandel: Los Gitanos y La Paz


Todo aquel que no siembre el proyecto de unir dos candidaturas de puro amor, incluso mutuo, deje de leer este artículo de un hijo de la Paz, enamorado de una sonrisa gitana. Un gesto, un segundo, un detalle, pero… de los gitanos.

Cuando me hablan de la Hermandad de los Gitanos… lo siento, no lo comparto. Siempre he sido de llamar al Señor de Las Penas y a María Santísima de la Esperanza como tales, no como Gitano y Gitana. No es tan ostensible el agravio, pues para mí no hay agravio alguno que cuando dicen por ejemplo, el paso del caballo, o el palio de fulano de tal. Que a esto hemos llegado, a ensamblar entre lo divino a un animal precioso salido de las manos de un artista, con comparar a la Imagen Sagrada de una Reina, con un simple vasallo que adelantó dinero, para así, creerse un artista.

Para escribir este artículo, qué mejor que “Soleá Dame la Mano” de fondo, en mi salón, mi habitáculo para dirigirme a ustedes, con la normalidad con la que con muchos charlo y puedo tener unas palabras de cordialidad de semana en semana cuando visito mi tierra.

Esto tiene la Semana Santa, que para hablar de dos Hermandades de “bulla”, qué mejor que ponerse una marcha de las digamos “serias”. Y qué mejor que hacerlo en la cuna de la Semana Santa, Sevilla, donde para algunos lo único malo es que está llena de sevillanos, y para mí, y por su trato, es quizá el mayor tesoro que esta ciudad mantiene, y seguro, ellos mantienen esta ciudad como tal, como la que dicen, quizá, sea la más bonita del mundo. Para mí, donde se ponga mi tierra, mi Córdoba, que se quiten todas las demás, pero nunca se quite en mi tierra un sevillano, pues aparte de mi familia, a diario, hermanos como los reconozco, y que de ellos se puede aprender y mucho en el tema cofrade, para mí no sobra ningún sevillano en su tierra, mi y su Córdoba, pues ellos también viven aquí en el corazón de muchos.

Ideólogos de la separación, del cómo hacer daño, romper, fracturar, nunca unir, ha habido muchos en nuestra Semana Santa, y entre la Paz y Esperanza, y la Esperanza, hay tela para cortar. Hermandades que quieran o no, por imaginero, por síntoma de alegría, de quita penas, de sentimientos, de Imágenes hermanas, reclamo del pueblo, nunca nadie en la vida podrá separar, he aquí la historia, para que en meses solo de separación, las vuelva a unir, Gitano y Humildad, Paz, Esperanza, setenta y cinco años de leyenda, de paño de lágrimas, de sustento de una ciudad que tanto necesita de una Hermandad como de otra, de unos, como de otros.

¿Si jugamos a los sinónimos de capataces? Les propongo, y seguro con acierto: Rafael Muñoz-Ignacio Torronteras. ¿Si jugamos a los sinónimos de elegancia? Pensarán… sayas, mantos, crucifijos, túnicas… equívoco total. Lo más elegante es cuando dos personas de cada Hermandad se han definido como un apéndice de la otra, pues son de la misma cepa, la misma estirpe, reinar con la alegría en un pueblo que las necesita a ambas, y unidas, muchísimo mejor que separadas.

Idiosincrasia diferente, pero… yo diría que distintas formas de llegar a la misma meta, curar penas, con la dulzura de la alegría, de un pasito “pa'lante”, un costero bien mimado, y una lágrima constante, cuando esa lágrima sale de lo más sagrao, que para cada uno, no es otra cosa que ese entendido que todos llevamos dentro, y que no se deja llevar ni por modas ni por el qué dirán, sin personalidad. Ese entendido con el que nacimos, y ni de padres, de madres, de familia, que no es otro que el corazón señores, el corazón, que retumba en nuestros adentros cuando sale ya la túnica roja que adueña al Hijo de los desamparados de alegría, y con bulería los cura, y los cura con la bendición de una Madre que les trae a todos la elegancia de una pena con sonrisa. Si no, vayan a San Andrés un Domingo de Ramos.

Lo de Capuchinos es distinto. Dicen que hay más dinero, dicen que es la Hermandad de los señores, de los “pijos”. ¿Hay algún corazón más señor que otro? ¿Algún pijo más pijo, que el que dice eso, sin saber qué pijo está diciendo? Lo de Capuchinos es distinto, sencillamente porque quien avasalla con el dinero para poner un pedestal, que luego reclamará como suyo, a una Imagen que no necesita más pedestales que postrarla como tal a su pueblo… queda tan retratado como la Hermandad poco beneficiada, pero ya saben, hasta en lo divino, hay nubarrones… para lo que no hay nubarrones, es para la actualidad.

La actualidad la marcan los de ahora. ¿Cuántos de los Gitanos y de la Paz he visto yo en mis años de cofrade, cuando era aprendiz de lo que era ser cofrade, ver a abrazo partido? Ahora muchos de ellos, son, porque así se lo han ganado, lo han querido, los ha llamado la Paz o Esperanza, los portadores de esa bandera, la de darle al pueblo una unión para que sepan, que lo mismo que Paz y Humildad, Gitano (Señor de las Penas) y Gitana (Esperanza) los necesita unidos. Volvemos a los sinónimos. ¿Qué mejor que un Hermano Mayor para la Paz que Enrique Aguilar Amil? Muchacho nacido del amor de un Padre, enamorado de una Madre de Paz y Esperanza. ¿Hermano Mayor de los Gitanos? Un gitano, con carácter, a veces en la juventud traicionera, pero con el temple de los años que no hay quien lo mueva en los designios para lo que ha sido elegido, poner donde tiene que poner a su Hermandad. Javier Baena, antiguo hermano, revolucionario por su juventud, costalero con rabia, ¿pero hoy? Espejo donde mirarse muchos Hermanos Mayores.

Y es que… La Paz, La Esperanza… Son patrimonio de todos los corazones de unos cordobeses que atónitos vimos, cómo no se equivocó la bambalina……

Y es que no se equivocó la bambalina,
cuando aquella tarde contuvo el respirar,
el palio no giraba en aquella esquina,
y Paz, Esperanza, pudo al fin esquivar.

Se derrocaron todos los ideales,
cuando la bambalina pudo ya traspasar,
San Andrés, y en Capuchinos sus portales,
la Madre de Blanco y Verde, a navegar.

Y es que no se equivocó la bambalina,
Cuando en su vaivén no quiso ni molestar,
A la madre que perdió ya la sonrisa,
Su hija se fue con Paz en temprana edad.

A Esperanza van los ancianos a implorarle,
a pedirle que en sus últimos años,
quite las Penas que el tiempo aguarde,
son bambalina de rezos a diario.

La bambalina temía equivocarse,
al estar entre Cruz y Reina sin duda,
pero es estampa que no se pierde nadie,
Cristo, Faroles, una plaza y la luna.

A veces el corazón es bambalina,
mantiene el vaivén del viento y el aire,
a veces chocamos en aquella esquina,
y el perdón nos viene de la misma Madre.

POR ESO AQUELLOS QUE SON BAMBALINA,
O EL VARAL DONDE LA FE APOYARSE,
TENGAN CLARO LA MEDIDA DE LA ESQUINA,
PUES SON MUCHAS ALMAS LAS QUE SE DEBATEN.


“DEDICADO A MIS AMIGOS JAVIER BAENA, ENRIQUE AGUILAR AMIL, AMIGOS, HERMANOS MAYORES, Y UN HONOR DE COFRADES PARA LA CÓRDOBA QUE LES HABLA. SIN ELLOS SUS HERMANDADES, EN MI OPINIÓN SEMANAL, ESTARÍAN VIVIENDO UN ANIVERSARIO MÁS GRIS QUE LUSTROSO. ELLOS HAN DADO SIN QUERERLO, QUIZÁ MANDADOS POR LOS GITANOS DEL CIELO, POR LOS NIÑOS MÍOS DE RAFAEL MUÑOZ, ESE TOQUECITO DE DULZURA DE LAS COSAS BIEN HECHAS, CON ALGARABÍA, CON MAGIA, QUE EN ESTE MOMENTO SUS HERMANDADES NECESITABAN. Y QUÉ MEJOR QUE EN UN ANIVERSARIO, PARA DEMOSTRAR QUE TANTO PAZ COMO ESPERANZA, SON A CÓRDOBA LA ALEGRÍA DEL PUEBLO, UN PUEBLO, QUE NO PUEDE VIVIR SIN ESA ALEGRÍA QUE LES MANTENGA EN LA FE QUE TANTO TODOS NECESITAMOS”


Fernando Blancas Muñoz
















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