Blas Jesús Muñoz. Hay escenas en la vida que se te presentan con un impacto. Desde el claroscuro que intuye realidades entre la penumbra hasta la luz que deja los matices en los puntos donde salta el destello brillante. Sombras y luz, afirmaciones antagónicas y, sin embargo complementarias.
Se puede admirar un altar, una capilla, en Cuaresma o en el Corpus, y se podrá comprobar perfectamente como, más allá de la diferencia estética, la simbología catequética es inmanente. La forma de hacer las cosas, respondiendo a un canon milimétrico que sitúa, en su línea invisible, la naturalidad de las cosas bien hechas.
La tarde de este jueves día 4, la Hermandad de Ánimas daba cuenta de su gusto, de su carisma en los actos que comienza a desarrollar con motivo de la festividad del Corpus Christi. Triduo, procesión eucarística o la participación por medio de su altar para homenajear el paso de la Custodia de Arfe dan cuenta de ese buen hacer.