Blas Jesús Muñoz. Primeros noventa. De camino al instituto -católico-, uno va escuchando una cinta en su walk-man negro (con los auriculares de última generación cubiertos con gamuza y de un sonido metálico potente) de un grupo navarro, a cuya alma Mayer la denominan "El Drogas". Es fácil comprender que, con quince o dieciséis, la rebeldía es un elemento necesario en el adolescente. De hecho, sin un porcentaje adecuado de la misma habría que pensar que el chaval tiene un problema.
"Es el juego del gato y del ratón//Tus mejores años, clandestinidad..." Esa parte de la canción es profética para la Alcaldesa en su relación con las cofradías, clandestina en la mayor parte de las ocasiones, salvo el momentazo de capataz que se marcó en San Andrés y del que hubo quien dijo que tendría consecuencias.
Ya lo decía Búnbury, las consecuencias son inevitables. Y las ha habido en la inauguración de un belén municipal sin alcaldesa y con un Teniente de Alcalde impuntual, curiosamente para perderse (supongo que con todo el dolor de su alma), la bendición del mismo.
Habrá que esperar al domingo 20 para ver como acaba la versión de Búnbury y, tal vez, retrotraernos en el tiempo para pasar con el bolígrafo la cinta para volver a escuchar a Barricada, Reincidentes, Extremoduro, Def con Dos, Metallica, Helloween... O usar el discman o el primer mp3 para ponerse la Oidesa en el Lodo de los SFDK que, al fin y al cabo, son sevillanos y aunque no les gusten las cofradías seguro que saben más de lo que estamos hablando que nuestra alcaldesa.
