La pasada mañana del miércoles en Córdoba, era de las más frías que llevábamos en este cálido invierno. La verdad que después de ver los naranjos florecidos en el mes de noviembre pasado, de ver como las plantas parecían que iban a cambiar su metamorfosis, no pensaba que podía ocurrir, un hecho para la próxima Semana Santa. Y menos aún, después de ver cómo te habías desvinculado de las hermandades y de la vida misma, cuando te desengañaste después de tanto falso, hipócrita y mal cristiano que reinaban a su antojo por las juntas de gobierno de las hermandades.
Tú que has sido, perdón eres, un defensor a ultranza de la verdad y de que las cosas se podían realizar de dos maneras. Bien o mal. Y tú casi siempre escogiste el camino de hacerlas bien, digo casi siempre, porque si no sonaría un poco pedante por tu parte. Es por lo cual, al ver a este tipo de personajes metidos de lleno en las hermandades y en la vida de la misma, desengañado de tanta mentira y falsedad, por parte de las personas decidiste poner pies en pared y quitarte del medio y dejar paso a esos otros.
Tus creencias y tu forma de ser, decidieron que preferías echarte a un lado antes de poder tener algún problema un poco más serio, ante este tipo de personajes que proliferan como el azahar de los naranjos ahora en noviembre. Es de alabar tu sinceridad y honestidad. Lo cual yo siempre aprecié, aunque reconozco que hubo momentos en los cuales no te entendía o mejor dicho después de verte como luchabas y trabajabas por tu hermandad, no me cabía en mi razón que te echarás a un lado.
El tiempo, pone a cada uno en su sitio y sólo hay que saber esperar y tener paciencia, y tú la tuviste. Enhorabuena, aunque para mí fuese difícil de entender tu postura. Y cuál es mi sorpresa que me entero de que vuelves a coger tu costal y vas a la “igualá” de tu Virgen. Y en el momento que me enteré de ese cambio y el por qué, no me cabe otra que decirte que eres un hombre grande donde los haya.
Espero que esta experiencia que creo que tiene fecha de comienzo y de finalización, te sea lo suficientemente enriquecedora y satisfactoria como te mereces. Disfruta y vive la con pasión. Que tu Virgen, te bendiga y proteja bajo su manto.
Y es así, que las promesas están para cumplirlas. Hoy en día nos gusta prometer que si se nos concede esto o aquello que anhelamos o deseamos vamos a realizar nuestra promesa. Pero en la mayoría de las veces se quedan en agua de borrajas como todas las nuevas proposiciones que solemos ponernos como meta cada comienzo de año nuevo.
Yo, también amigo mío, tengo otra este año. La mía es por tres motivos muy importantes que en este último año, me sucedieron por los distintos avatares de la vida. Vida que nos pone a prueba cada momento de cualquier día en el cual no esperas que suceda nada extraordinario, hasta que sucede. Espero poder verte y disfrutar contigo de tu momento especial, que a buen seguro será inolvidable y casi seguro irrepetible.
Bueno este es mi pequeño homenaje que te debía desde hace tiempo por nuestra amistad, amistad de muchos años y que a pesar de estar ahora un poco más distanciados físicamente no lo será porque cada vez que nos vemos, que es menos de lo que me gustaría o pudiésemos, sabremos que nuestra amistad estará ahí por los años de los años.
Me despido de ustedes, para decirles que las promesas están para cumplirlas, te haya ido bien o no, si la hiciste, cumple la. Como decía, me despido de ustedes, cuando sólo faltan ya 64 días para que los hebreos de las palmas nos enseñen como viene montado en una borriquita el Más Grande de Todos los Tiempo.
Pachi Giraldo
Foto Rafa Galán
Foto Rafa Galán
Recordatorio En mi Huerto de los olivos: Y le vimos la espalda a Baltasar