Tira aquí una caña, niño, y atención a lo que voy a contar. Entraron aquí la otra noche unos nenes prototipos del costalero esmirriao que hoy día se prodiga en las hermandades de aquí, que uno no se acaba de explicar cómo pueden sacar 4 y 5 pasos si parece que no han visto un pedazo de pan en toda su vida.
Conforme bebían se pusieron contentos y contaron que uno de sus amigos, que lleva el martillo de varias hermandades, va a estar este año muy seguido de cerca por su Junta de Gobierno... y es que parece, hijo, que al muchacho le encanta gustarse y ronear más de lo debido para una hermandad de negro.
Y yo lo entiendo, niño: con ese pedazo palio el nene, con esos patillones, se debe imaginar como un matador dando verónicas eternas con todo el tendido mirándole.
El problema está cuando pierdes la medida y en un giro de 45 grados necesitas que te toquen dos veces Amarguras para acabarlo. ¡Vaya tela con las nuevas generaciones! ¡Como no esté atento cualquier día la presidencia le enseña la puerta de la plaza para que la cierre por fuera!
Julio el Tabernero
Recordatorio La taberna de Julio: ¡De categoría, niño!