¿Qué será lo que tiene tu bello rostro que todo aquél que mira queda enamorado? ¿Qué tendrá tu mirada que todo aquél que la busca y la encuentra ya cae rendido a tus pies? ¿Qué tendrá tu sonrisa que todo aquél la contempla queda hipnotizado?
Esto es lo que me pregunto cada vez que voy a casa de mi madre y mi chica busca tu cuadro para plantarse ante él y señalarte y buscar tu mirada. Esto me pregunto cada vez que se pronuncia tu nombre y su pequeños labios dibujan una sonrisa plena. Esto me pregunto, cuando aún, sin apenas haberte visto en persona (sólo te vio unos minutos con apenas cinco meses), parece conocerte de toda la vida.
¿Se te podrá querer sin conocerte? ¿Tan grande eres que ya le has robado el corazón a mi pequeña? Pues sí, Macarena. Creo que su corazón te pertenece desde el mismo momento que empezó a latir y se convirtió para todos en un soplo de Esperanza.