Redacción. Inmersos como nos hallamos en plenas negociaciones para convertir el sueño de una Carrera Oficial en el entorno de la Catedral en un sueño materializado o en una amarga pesadilla, cualquier gesto puede antojarse trascendental a la hora de ejercer su influencia en el desenlace del proceso. Muchos son los protagonistas pero no todas las actuaciones comparables. El incienso y el carbón se reparte a partes desiguales entre los asistentes a una reuniones que algunos empiezan a asemejar más a una lucha de egos que a reuniones de trabajo encaminadas a alcanzar un bien común.
Incienso: La mayor parte de los hermanos mayores están demostrando honradez y honorabilidad a la hora de defender sus legítimas posiciones, cada cual defendiendo los intereses de sus propias corporaciones pero aportando un elemento sustancial imprescindible para el éxito, la generosidad. Varias han sido las muestras de sacrificio de quienes están anteponiendo el beneficio colectivo al endiosamiento particular. Incienso para todos ellos.
Carbón: Carbón como si no hubiese un mañana, con la misma generosidad de la que han demostrado y continúan demostrando carecer, para quienes están poniendo en peligro la unidad de acción incluso entre los de su mismo bando. Las filtraciones interesadas están provocando la duda entre algunos que apostaron por enrolarse entre determinadas filas, viendo que la honestidad que demuestran con su silencio se paga con lenguas sueltas y risotadas a destiempo y que la lícita defensa de sus planteamientos podría ser usado para alimentar el ego de quien tanto parece necesitarlo.